La mujer pidió ayuda, pero no la pudieron auxiliar

La mujer fallecida este miércoles en La Palma por las mordeduras de su perro pidió auxilio, pero para cuando llegó la Guardia Civil y la Policía Local ya estaba muerta. Al parecer, el animal la arrinconó y la atacó dentro de la vivienda y luego la arrastró hasta una huerta anexa a la casa. Los agentes tuvieron que abatir al pitbull de un disparo para poder acercarse a la víctima.

Rosa Rodríguez y Santa Cruz de Tenerife

Jueves, 16 de julio 2020, 04:40

La fallecida, de 40 años, residía junto a sus cuatro hijos, tres de ellos menores, en una casa que había alquilado hacía poco La Camacha, un pago próximo al núcleo urbano de Puntallana, en el noreste de La Palma. Y fue en esa vivienda donde su perro, un pitbull mezclado con stanford, la acorraló hasta el punto de que no lo pudo controlarlo. Ruth, que así se llamaba, pidió auxilio alertando a los vecinos y también llamó por teléfono a un primo suyo, que fue quien se acercó hasta la Policía Local para pedir que fueran a ayudarla porque el perro «se le había virado», pero para cuando los agentes llegaron a la vivienda ya estaba muerta.

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El perro atacó a Ruth dentro de la vivienda y luego la arrastró hasta una pequeña huerta que está pegada a la casa. Ahí fue donde la encontraron el policía local que junto al alcalde del municipio y a agentes de la Guardia Civil del puesto de San Andrés y Sauces acudieron a socorrerla. Los agentes tuvieron que abatir a tiros al perro para poder acercarse a la víctima porque no se separaba de ella.

Cuando llegaron hasta la mujer comprobaron que el perro la había atacado brutalmente y que ya había fallecido. La Policía Local alertó al Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes) 1-1-2 de lo ocurrido, pero para cuando los recursos sanitarios llegaron al lugar de los hechos la mujer ya estaba muerta.

El temor de los agentes es que alguno de sus tres hijos menores de Ruth estuviera en la casa con ella y que el perro pudiera haberlo atacado también. Por fortuna, todos los niños estaba a esa hora en el colegio, tal y como comprobaron las asistentes sociales municipales.

Los niños están escolarizados en otro municipio, donde residían hasta hace unos cinco meses, que se mudaron a vivir a Puntallana.

Desde que se mudaron al pueblo era habitual verla pasear con el perro, siempre atado y con bozal, y fuentes municipales aseguraron este miércoles que era una animal tranquilo, que nunca había dado muestras de agresividad hacia personas u otros perros.

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El suceso ha conmocionado a un pueblo pequeño, de poco más de 2.000 habitantes, donde prácticamente todo el mundo se conoce, si no directamente, sí de manera indirecta.

La muerte de Ruth, que deja cuatro hijos huérfanos, el mayor de 20 y el menor de ocho, se suma a la de otra mujer fallecida este año también por el ataque de su propio perro, un presa canario, en Madrid. En Gran Canaria aún se recuerda la muerta de otra mujer en La Isleta en 1998 entre las fauces de Capitán. Y en 2006 en Tenerife murieron otra mujer y un niño de tres años.

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