«El concurso del puerto fue limpio»

Puerto de Arguineguín S.L., empresa concesionaria del proyecto para la construcción del puerto deportivo de Arguineguín, defiende su proyecto después de las informaciones publicadas por este diario en los últimos días. Su representante, Manuel Domínguez, quiere despeja cualquier sombra de duda sobre el concurso y acusa de revanchismo a las competidoras.

Jueves, 16 de julio 2020, 15:35

Manuel Domínguez, representante de Puerto de Arguineguín S. L., defiende la limpieza del proyecto que encabeza para la construcción del puerto deportivo de Arguineguín, señalando a las competidoras que optaron a la concesión demenial de tratar de «desacreditar y aparentar una actividad irregular» en la concesión otorgada.

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«No nos queda la más mínima duda de que provienen, fundamentalmente, de la empresa que peor puntuación obtuvo en el concurso de la concesión del Puerto de Arguineguín. El simple hecho de que sean los perdedores de un concurso los que alienten la sombra de sospecha, sin datos objetivos y concretos que lo avalen, pues nada tenemos que ocultar y estamos dispuestos a ofrecer todas las explicaciones que se le soliciten», afirma Manuel Domínguez, ingeniero y abogado.

En su argumentario señala a a Dismare, según lo «formulado en forma de demanda» ante el Juzgado de lo Contencioso Administrativo. «En su relato fáctico, describe un escenario irreal, donde parece que todos nos hemos confabulado contra ella, erigida en una suerte de víctima que padece los rigores de un procedimiento como si no hubiera podido exponer su proyecto, ni éste ser valorado de acuerdo con los mismos criterios y baremos con los que lo han sido los demás. La empresa Dismare presentó un proyecto que carece totalmente de rigor técnico, hasta tal punto de que quien firma el proyecto, copia literalmente las recomendaciones de obras marítimas de la región de Murcia, y propone actuaciones que descalifican por completo tal oferta», afirma Domínguez, que enumera y desmonta los argumentos de la empresa competidora.

«Se proponía construir un espaldón de 4 metros de altura, a sabiendas que en Canarias se registran temporales con oleajes que superan los 8 metros, y que ningún Puerto de Canarias cuenta con tan escasa altura de dique porque resultaría insuficiente. En segundo lugar, propone instalar un centro comercial en el varadero actual, incumpliendo el Plan Insular de Gran Canaria. También presenta un estudio económico con una proyección a 35 años, cuando la concesión solo está prevista para 30 años, algo que invalida de por sí, uno de los documentos más importantes de un proyecto. Además de los importantes defectos de un proyecto que ni un estudiante de ingeniería sería capaz de realizar, propone dejar la bocana expuesta y abierta en las mismas condiciones que se encuentra en la actualidad, algo que deja en gran medida el puerto inoperativo, tal y como hoy en día se produce», asevera a este diario Manuel Domínguez tras las últimas publicaciones.

El ingeniero y representante de Puerto de Arguineguín S.L. refuerza su alegato sobre «los errores del proyecto de Dismare» en las las apreciaciones de Javier Mey, quien asistió a la vista en calidad de perito. «Este reputado profesional señala que no logra entender como una empresa puede presentarse a un concurso con una propuesta de tan imposible realización», para continuar desacreditando la postura de Dismare.

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La estrategia del rival

«La estrategia seguida como empresa perdedora, ha sido la de atacar a la empresa Púbica Puertos Canarios y al ganador del concurso, con el único propósito de que se logre la anulación del mismo, algo que le podría abrir una segunda oportunidad, habida cuenta de los múltiples errores cometidos en su proyecto y para esto, se sirve de una forma torticera de su propia interpretación de un procedimiento que ha sido impoluto, haciendo creer a los medios, entre otras cosas, que los acuerdos con el sector pesquero de Arguienguín han sido tenidos en cuenta a la hora de valorar la propuesta, cuando en realidad es lo contrario. Confunde mejoras del concurso, que cualquiera podía hacer sin necesidad de acuerdo alguno, con acuerdos adoptados con los pescadores que no tenían ningún valor en la puntuación de las ofertas presentadas», concluye Manuel Domínguez.

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