Imagen de la sede de la Jefatura Superior de la Policía Nacional, en la capital grancanaria. ARCADIO SUÁREZ

106 detenidos en la desarticulación en Tenerife de una banda de la mafia italiana

El grupo se distinguía por su extrema violencia y está acusado, entre otros delitos, del blanquedo de diez millones de euros procedentes de estafas

EFE

Santa Cruz de Tenerife

Martes, 21 de septiembre 2021, 06:41

La Policía Nacional y la Polizia di Stato de Italia, con el apoyo de Europol, desarticularon, con 106 detenciones, en el sur de Tenerife una banda de la mafia italiana acusada, entre otros delitos, de blanquear más de diez millones de euros procedentes de estafas informáticas realizadas por toda Europa.

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La organización desmantelada blanqueaba dinero para diferentes clanes mafiosos italianos, como Casamonica, Camorra napolitana, Nuvoletta y Sacra Corona Unita y en la operación que ha supuesto su desarticulación se han realizado 16 entradas y registros en España y dos en Italia, descubriéndose en uno de ellos una plantación de marihuana formada por más de 400 plantas, detalló ayer la Policía Nacional en un comunicado.

A los arrestados se les acusa de pertenencia a organización criminal, estafa, tráfico de drogas, blanqueo de capitales, secuestro, falsedad documental, lesiones, amenazas, coacciones, robos con violencia, robos con fuerza, estafa a la Seguridad Social y tenencia ilícita de armas.

Las investigaciones comenzaron en junio de 2020 por parte de la Policía Nacional, cuando se detectó que en la isla se encontraba asentado un grupo de personas vinculadas con diferentes clanes mafiosos italianos, cuya misión era blanquear el dinero obtenido a través de los múltiples delitos informáticos cometidos en España, Alemania, Irlanda, Italia, Lituania y Reino Unido.

La organización tenía un alto grado de tecnificación, lo que le permitía abarcar distintas modalidades de fraude informático, fraude del CEO y hackeos a empresas comerciales.

Todo ello reportó al grupo, según la versión policial, más de diez millones de euros en un solo año de investigación. Ese dinero, una vez recibido en cuentas bancarias controladas, era blanqueado a través de sus empresas o en criptoactivos, para, posteriormente, ser reportado a las organizaciones mafiosas. Se bloquearon hasta la fecha 118 cuentas bancarias.

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Los miembros de la cúpula de esta organización criminal se erigían como una auténtica estructura piramidal delincuencial, y dirigían una red de captadores y de cientos de intermediarios financieros, conocidos como 'mulas', que, aunque se posicionaban en los lugares más bajos de la organización, eran un indispensable eslabón en el complejo engranaje del blanqueo de capitales.

Este grupo de criminales había conseguido asentarse e introducirse en diferentes estamentos de la sociedad: entramados empresariales, despachos de abogados y entidades bancarias, entre otros.

Este nivel de asentamiento no solo le proporcionó a la organización impunidad para el blanqueo de capitales, sino también para las diferentes actividades criminales propias de estos grupos mafiosos llevadas a cabo en España.

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Las investigaciones policiales permitieron corroborar, entre estas actividades, la prostitución, compraventa de armas, tráfico de drogas, secuestro, estafa, usurpación de identidad, falsedad documental, delitos contra la Seguridad Social, robos con fuerza y con violencia, lesiones y hasta la implicación de varios de sus miembros en dos homicidios llevados a cabo en la isla, resalta la nota.

La cantidad de dinero que obtenían era tan elevada que manejaban cientos de cuentas bancarias que abrían y cerraban continuamente, llegando en una ocasión a secuestrar a una mujer y, tras amenazarla a punta de pistola, llevarla a un cajero automático para robarle todo el dinero y abrir 50 cuentas bancarias online para la organización. Una vez detenidos, amenazaron a la víctima y su entorno para evitar que testificaran en su contra.

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La extrema violencia de este grupo se manifestaba, además, en otras acciones delictivas; daban palizas, robaban en establecimientos y extorsionaban tanto a miembros de la organización que se apartaban de las normas internas como a otras personas o empresas tinerfeñas que, por miedo a represalias, no denunciaban, lo que les confirió un importante grado de impunidad.

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