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Así se transportan 1.200 millones de dólares en coca en un narcosubmarino
Estos semisumergibles cargados de droga cruzan cada vez más el Atlántico y ya han sido detectados en el Pacífico, en la ruta entre Colombia y Australia
«Hemos pasado de tener una alerta por narcosubmarinos cada dos meses a cinco avisos al mes», explica el teniente coronel Óscar Remacha, el responsable ... del área de Narcotráfico en la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Este mando ha estado al frente de la 'operación Nautilus', llevada a cabo en marzo y en la que se ha capturado la mayor cantidad de droga jamás descubierta en uno de estos navíos: algo más de seis toneladas de cocaína colombiana. Este golpe vuelve a poner el foco en la ruta que está llenando Europa de este polvo blanco y que se recorre a ras del agua, entre la espuma de las olas y casi invisible al rádar. Una actividad que se está volviendo global y que, en el caso del Océano Pacífico, mueve fortunas insospechadas.
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Aunque a estas embarcaciones se les denomina narcosubmarino, su nombre más apropiado es semisumergible, ya que no se desplazan bajo el agua sino que navegan en superficie pero sin ninguna estructura visible, lo que les convierte en unos objetos casi imposibles de detectar tanto por medios técnicos como por el ojo humano. Además, cada vez son más sofisticados. En la 'operación Nautilus', el aparato fue localizado a 600 millas de las islas Azores, en pleno mar Atlántico. «Una de las cuestiones que nos llamó la atención es que llevaba media docena de GPS y otros tantos teléfonos por satélite. Hasta ahora, los semisumergibles salían de Sudamérica con un rumbo y lo mantenían hasta llegar a su destino para descargar allí. La tecnología que llevan ahora les permite cambiar de ruta y marcar citas en alta mar para que las lanchas rápidas recojan la droga», explica el teniente coronel. Porque esta es otra de las características de la nueva ola de narcosubmarinos: cada vez disponen de medios más sofisticados para soportar semanas de navegación a través del Atlántico sin desorientarse.
Algunos ejemplos
En el caso de la 'operación Nautilus' uno de los grandes éxitos ha sido asaltar el submarino sin que los traficantes hayan tenido tiempo de hundirlo. Los narcos suelen saltar al agua cuando se acerca una embarcación de las fuerzas de seguridad y mandan a pique el semisumergible para que la droga desaparezca y de esa forma no puedan ser acusados de traficar con sustancias ilegales. «En este caso, la intercepción fue llevada a cabo por la Armada portuguesa. Por razones operativas, no se revela cómo se hizo para no afectar a futuras operaciones», explica Remacha. La intervención lusa se llevó a cabo a petición de la Guardia Civil, cuyas investigaciones le habían llevado a conocer la ruta del submarino, incluso con imágenes tomadas por satélite. «Se les interceptó en alta mar precisamente para que no llegasen las lanchas rápidas y pudieran descargar la cocaína», afirma el oficial.
En el semisumergible viajaban cinco personas. Tres de ellas eran ciudadanos brasileños y su misión era asegurar la navegación. De los otros dos, uno era un español. El objetivo final de la carga era ser introducida, por embarcaciones auxiliares, a través del Guadalquivir, la ruta que ahora emplean los narcos en España. «Lo normal es que en la tripulación de un narcosubmarino viajen los marineros, que solo se encargan de controlar el semisumergible, y algunos individuos que los traficantes embarcan para asegurarse del control de la operación». «Se trata de personas que realizan el viaje en unas condiciones muy penosas y por una cantidad de dinero que tampoco es una fortuna», señala Remacha. La paga que pueden recibir los tripulantes por arriesgarse a cruzar el Atlántico en un dispositivo de este tipo ronda los 30.000 euros.
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Dentro de la clandestinidad en la que se mueven estas operaciones, una de las incógnitas es cuántos narcosubmarinos han desaparecido en el Atlántico a consecuencias de naufragios o accidentes. «No es normal que pidan ayuda si tienen un problema. Quizás haya familias con algún miembro desaparecido que no se imaginan que su allegado está en el fondo del mar», explica el oficial.
El problema que los narcosubmarinos plantean a las fuerzas de seguridad es que son muy eficaces «y sus capacidades de éxito son muy altas». Frente los pesqueros que históricamente han empleado los los narcos gallegos para introducir la droga; los containers camuflados en los grandes portacontenedores o los torpedos caseros arrastrados por cargueros, los semisumergibles han demostrado que pueden realizar las mismas rutas que los medios clásicos, pero con más probabilidad de conseguir su objetivo.
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El primer narcosubmarino fue descubierto en España en 2019 en Galicia, en la ría de Aldán, Pontevedra. Desde entonces se han localizado otras cuatro embarcaciones de este tipo. El que fuera capo gallego de la droga, Laureano Oubiña, ha asegurado en un dudoso libro de memorias que estos dispositivos se usan al menos desde el cambio de siglo. El narcotraficante agregó que entre las islas Canarias y las Azores hay un cementerio de narcosubmarinos ya que en esas aguas se produce el trasbordo de la coca desde el semisumergible a otras embarcaciones. En ese momento, una vez concluída su misión, los traficantes proceden a hundir las embarcaciones que han partido de Sudamérica para no dejar ningún rastro.
Pero la ruta hacia España no es la única en la que están apareciendo este tipo de navíos. En enero de este año se localizó un narcosubmarino en Sierra Leona, en el África Occidental. El barco no llevaba ninguna droga en su interior, lo que implica que los estupefacientes ya habían sido entregados. El caso del semisumergible aparecido en África se vincula con el ciudadano holandés Johannes Leijdekkers, alias 'El gordo Joos'. Este narco ha sido visto en Sierra Leona y supuestamente está emparentado con el presidente actual del país. Está considerado uno de los mayores traficantes del mundo y la UE, por ejemplo, ofrece una recompensa de 200.000 euros por cualquier pista que permita su detención.
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Las rutas
El viaje en narcosubmarino que más ha sorprendido a las fuerzas de seguridad y que demuestra la versatilidad de este tipo de embarcaciones fue detectado en noviembre del año pasado. Las autoridades colombianas localizaron un semisumergible que había zarpado de sus costas y se dirigía hacia Australia con cinco toneladas de cocaína en sus bodegas. La embarcación disponía de las reservas de combustible suficientes para realizar una travesía de más de diez mil kilómetros sin repostar. El caso de Australia revela además las cifras económicas exorbitantes que rodean a los narcosubmarinos. En Estados Unidos, cada kilo de esta sustancia se vende a cerca de 40.000 euros el kilo. Pero en Australia, por su aislamiento y las dificultades para llevar hasta allí cualquier estupefaciente, los mil gramos pueden alcanzar un precio de 240.000 dólares. Estos datos implican que en las bodegas del narcosubmarino se transportaban 1.200 millones de dólares.
Construir un narcosubmarino no es nada difícil. «Hay ingenieros que trabajan en las selvas del Amazonas para fabricar semisumergibles. Cada unidad puede costar entre medio millón de dólares o un millón de dólares, y todavía se fabrican de forma artesanal», asegura el teniente coronel Remacha. Los semisumergibles se fabrican en terrenos controlados por la narcoguerrilla colombiana del ELN y el denominado Primeiro Comando da Capital, el cartel brasileño que ahora se ha extendido por todo Sudamérica. Estos astilleros improvisados apenas han conseguido ser localizados y son una de las claves de la impunidad con la que se mueven algunos de estas organizaciones que envían flotas de narcosubmarinos a cruzar los mares. «Lo que estamos viendo es que su osadía es cada vez mayor», concluye el mando de la UCO.
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