Los incendios avanzan cuatro veces más lentos desde el final de la ola de calor
La situación mejora, pero la amenaza continúa: hay 21 grandes fuegos vivos aún en cinco autonomías y miles de desalojados en León y Zamora
El fuego cada vez avanza más lento en las zonas en las que todavía campa fuera de control, pero la amenaza, como repiten todos los ... dispositivos de emergencia, aún no ha terminado, como lo demuestran los 21 grandes incendios que siguen activos, los mismos de un día antes, con llamas desbocadas en Orense, Cáceres, León y Zamora.
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Harán falta varios días para dar por controlada la avalancha de incendios que abrasa España desde hace casi dos semanas, pero el final de la ola de calor está frenando el ritmo de avance de la mayoría de los fuegos y ha permitido contener y controlar alguno de ellos. Los datos de Copernicus lo corroboran con claridad. Entre el lunes y el martes, coincidiendo con el fin de la ola de calor, las llamas abrasaron en España 38.190 hectáreas de arbolado y monte en solo 24 horas. Entre el martes y el miércoles, en igual lapso de tiempo, se quemaron 10.135 hectáreas. El fuego avanzó cuatro veces más lento.
El dato lo confirma la mejoría general en la lucha contra el fuego que se detectó este miércoles en los tres focos principales de la ola de incendios que asola el noroeste español. En Orense, que entre el sábado y el martes las llamas se propagaron a un ritmo de 10.000 hectáreas al día, del martes al miércoles los frentes apenas se movieron y, por primera vez en semanas, no hubo un solo pueblo evacuado en la provincia. En Castilla y León, donde el propio presidente admitió «la buena evolución» , se pasó de 60 pueblos confinados en León a 43 en 24 horas, con el regreso de 1.752 vecinos a sus casas. Fue fundamentalmente gracias a que el incendio de Yeres, el que quemó Las Médulas, después de doce días fuera de control, bajó al escalón previo a considerarse como controlado. En Extremadura, el tercer gran foco, el incendio de Jarilla es ya el único desbocado en la autonomía, lo que ha permitido que no haya ni un solo pueblo desalojado o confinado y concentrar en frenarlo todo lo disponible: 26 medios aéreos y medio millar de profesionales.
A estos síntomas de mejora se unen al menos otros dos. El primero, que la contención de los fuegos en Orense ha permitido restablecer la línea de AVE entre Madrid y Galicia, suspendida desde hace una semana, desde el jueves previo al puente. El servicio se recuperó por la tarde y Renfe fletó tres trenes adicionales para ofertar plazas a muchos de los cientos de viajeros que tuvieron que anular sus billetes. La segunda evidencia es que las autonomías solo pidieron el miércoles la presencia de brigadas de la UME en ocho fuegos, cuando el martes, por su gravedad, la demandaron en once y en días anteriores en más de una docena.
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A las muestras de prudente optimismo se sumó la Aemet, que indicó que hoy los equipos de extinción por fin contarán con el clima a favor, pues habrá temperaturas incluso por debajo de lo normal en agosto, aumento de la humedad y vientos suaves. Eso sí, la ansiada lluvia parece que no llegará al conjunto del noroeste en llamas antes del domingo.
La directora general de Protección Civil explicó la situación con una idea doble. «Estamos ante un escenario más favorable de la evolución de los incendios, que se mantienen estables, pero no se puede bajar la guardia, porque la situación es muy compleja», resumió Virginia Barcones.
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De hecho, acababa de relatar los elementos de mejora, pero lo hizo desde la realidad de la persistencia de 21 grandes fuegos de nivel 2, de los que precisan del refuerzo de medios estatales o amenazan zonas pobladas.
Los equipos de bomberos forestales orensanos reconocieron que casi era el primer día en dos semanas que estaban haciendo labores de extinción y no de contención de las llamas, pero aún así tenían todavía fuera de control el fuego de Larouco, que se ha tragado 20.000 hectáreas, y otros tres superincendios de más de 10.000 hectáreas, que junto a otros casi 500 siniestros han calcinado el 10% de la provincia.
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Los fuertes y cambiantes vientos colocaron de nuevo ayer en alerta el cacereño valle del Jerte, donde se reavivaron dos frentes del fuego de Jarilla, desde hace una semana fuera de control y que ha arrasado 16.000 hectáreas. Peligro en la vertiente salmantina y aún más en la zona extremeña, lo que obligó a pedir a los habitantes de La Garganta que tuviesen hecha la maleta porque podía ser preciso evacuarlos.
La evolución de conjunto de los ocho grandes fuegos catellanoleoneses fue buena salvo en dos casos. De nuevo el viento reactivó el fuego de Barniedo y obligó a desalojar Cardaño de Arriba (Palencia). Lo mismo ocurrió en el incendio de Porto, en el que las llamas retornaron hacia el lago de Sanabria donde se desalojaron tres pueblos más, hasta completar la docena.
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