El Gobierno cierra Tenerife y adelanta su toque de queda para frenar la escalada de contagios

Tenerife vivirá la Navidad con restricciones muy duras por el aumento constante de contagios desde septiembre y ante la evidencia de que las medidas adoptadas hasta ahora «no han funcionado». El Ejecutivo canario decidió ayer en un Consejo de Gobierno extraordinario restringir la entrada y salida de la isla salvo en las excepciones contempladas en el Decreto de Alarma de octubre, adelantar una hora la restricción de movilidad nocturna, de diez de la noche a las seis de la mañana, cerrar el interior de bares y restaurantes, reducir el aforo de las terrazas al 50% y el de los comercios y centros comerciales al 33% -también de los aparcamientos- o recomendar evitar los desplazamientos entre municipios. Otra medida dura es la prohibición de salidas de los mayores que viven en residencias, que no podrán recibir visitas. Las medidas entrarán en vigor el sábado.

El objetivo de estas nuevas restricciones es reducir la movilidad en las dos semanas del año con mayor circulación de personas por las celebraciones y compras de la época navideña, señaló el presidente del Gobierno canario, Ángel Víctor Torres, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno.

Los días claves de Navidad -las comidas del 24, 25, 31 y 1- solo podrá haber un máximo de seis personas y de dos núcleos de convivencia, por los diez en el resto de las islas. En Tenerife solo están permitidas actualmente reuniones de un máximo de cuatro personas y desde el sábado solo se podrán juntar las que viven juntas.

Torres enumeró todos los indicadores epidemiológicos que sitúan Tenerife en un nivel de riesgo alto. Como dato, su incidencia acumulada de contagios por 100.000 habitantes tanto a siete como a catorce días supera la media de España y quintuplica la de islas como Gran Canaria. También está en nivel muy alto de riesgo en ocupación de camas de UCI o tasa de positividad.

«Son medidas por el bien de la salud. Sabemos su implicación en el sector económico pero debemos evitar que en los catorce días de mayor movimiento de todo el año se produzcan más contagios y fallecimientos», señaló Torres, quien apeló a la responsabilidad de la ciudadanía para cumplir las normas y evitar las «trampas» y «picaresca» para intentar saltarse las restricciones. «Estamos poniendo en juego nuestra salud, la de la gente que vive con nosotros y el futuro de nuestra economía», dijo.

Las personas que están en la isla de Tenerife y retornen a su isla de residencia se les realizará una prueba diagnóstica en la isla de llegada. A aquellas que deben viajar de manera habitual entre islas se las cribará periódicamente, señaló el Gobierno en un comunicado.

Lo que no se suspenderá en la isla son las clases, ya que se ha demostrado, afirmó el presidente canario, que los centros educativos son lugares «seguros».

Torres reconoció el «varapalo» económico que estas medidas pueden causar a muchos negocios en plena Navidad, pero insistió en que lo vital en estos momentos es contener un aumento de contagios que ha ido creciendo de forma paulatina desde septiembre. Tenerife tiene actualmente el 78,8% de las infecciones activas en el archipiélago y este mes ha superado varios días los 200 nuevos contagios.

La restricción de entradas y salidas en la isla se supeditará a lo establecido en el artículo 6 del Decreto de Alarma de 25 de octubre, señaló Torres, lo que determina excepciones como la asistencia a centros o servicios sanitarios, el cumplimiento de obligaciones laborales o el retorno a lugares de residencia habitual, además de otras causas de fuerza mayor. En el caso de los turistas nacionales y extranjeros, pueden acogerse a las excepcionalidades que contempla la normativa sobre admisión en los establecimientos alojativos, donde hay que presentar una prueba que acredite estar libre de coronavirus.

.