«Debemos aprender de nuestros errores para la segunda oleada del virus»
Beatriz González López-Valcárcel ·
La experta, asesora del Gobierno canario y el Ministerio de Ciencia en la pandemia, cree que sería «injusto e ineficaz» culpar solo a quienes gobiernan de la mala evolución de la pandemia Beatriz González López-Valcárcel Catedrática de la ULPGC y firmante de la carta de la élite científica en 'The Lancet'Beatriz González López-Valcárcel, experta en gestión sanitaria y salud pública, es una de las veinte personalidades científicas españolas que publicaron esta semana en 'The Lancet' un escrito pidiendo una evaluación independiente de la gestión de la pandemia en el país. Cree que la mala evolución «es culpa de todos».
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–¿Por qué es necesaria una evaluación independiente de los fallos durante la pandemia?
–De los fallos y los aciertos, una evaluación de todo. Es importante porque la pandemia no ha hecho más que empezar, y tenemos que aprender qué tenemos que cambiar para afrontar la segunda oleada. España tiene una arquitectura institucional muy compleja que necesita una coordinación entre el Gobierno central y las comunidades autónomas y los gobiernos locales. Es muy conveniente que se diseccione lo que fue la evolución de la pandemia, qué decisiones se tomaron, qué se hizo bien y qué se podía mejorar.
– En la carta se preguntan cómo es posible que España, el país con más contagios en Europa, se encuentre en esta situación. ¿Atisba alguna respuesta?
–Sí, sé que la respuesta no está solo en los gobiernos estatal y regionales, que la respuesta está en el comportamiento del conjunto de la población. Sería muy injusto el echar la culpa a los que tienen que tomar decisiones porque son los que regulan. La culpa la tenemos todos. La covid se contagia por contacto interpersonal y las personas no siempre nos comportamos como deberíamos. No sé por qué estamos teniendo los problemas que estamos teniendo ahora, pero sí sé que no debemos echar la culpa a los que regulan y están gobernando, no sería justo ni eficaz. Cuando decimos que hay que hacer una evaluación no pensamos solo en los gobiernos, sino en el conjunto de la sociedad civil, de los científicos, de los medios de comunicación, de qué papel hemos tenido durante la pandemia.
– ¿Qué se ha hecho bien?
–Creo que muchas cosas. La flexibilidad y la reacción a corto plazo de la sanidad ha sido impresionante. La reconfiguración de los hospitales, el montaje rapidísimo de los sistemas proactivos en atención primaria, que el médico te llame a ti y no al revés. Personalmente creo también que se hizo bien centralizar con el estado de alarma las decisiones en un mando único en marzo. Está claro que el confinamiento funcionó. Ahora se trata de evitar llegar a esa situación de nuevo, de lograr con lealtad institucional y coordinación entre comunidades autónomas que unas no pongan las zancadillas a otras. El virus no ve fronteras y veo que hay una mayor capacidad de respuesta conjunta.
–¿Teme que este escrito se use como arma contra el Gobierno?
– Por supuesto. En España siempre ha habido una tendencia a usar la sanidad como arma arrojadiza. Sé que ese es un riesgo y por eso tenemos que transmitir muy bien el mensaje, que no se trata de hacer revancha contra nadie, sino de hacer un ejercicio honesto, intelectualmente riguroso para aprender de nuestros errores.
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– ¿Los recortes en la sanidad han sido un factor para que la pandemia golpeara con más crudeza?
– Esa es una hipótesis que entra en la ecuación para hacer la evaluación, si ha ido peor en España que en otros países es porque teníamos una situación de partida donde estábamos menos pertrechados que otros de material y habíamos vivido una crisis que conllevó recortes importantes.
– Las áreas de salud pública han tenido presupuestos mínimos. ¿Hay que reforzarlas?
– Sin duda ninguna. Esa es una de las primeras lecciones que habrá que sacar, el reforzar la salud pública, la vigilancia epidemiológica, la colaboración entre salud pública y atención primaria y también el seguimiento clínico de los casos y de los contactos estrechos...
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– Hablan también de las desigualdades, de cómo son un factor de propagación de la pandemia y de cómo la pandemia las aumenta.
– Casi todas las epidemias tienen un componente enorme de aumentar las desigualdades sociales, porque te contagias más si están en ambientes insanos. Los brotes de los temporeros estarían aquí claramente. A mí me preocupan más incluso las desigualdades sociales a largo plazo. Hemos tenido un semestre perdido para la educación, pero perdido solo para los niños y niñas pobres, hijos de padres que no pueden o no tienen recursos para dedicarse a enseñar a los hijos, mientras que los niños de padres motivados, preparados y con recursos han aprendido más que nunca en este semestre. La desigualdad de largo plazo ha aumentado muchísimo. El semestre próximo creo que el riesgo va a ser que continúe el cierre de escuelas, que abran y si no lo llevamos bien puedan cerrar. Imagina un año entero de retraso educativo de una cohorte entera de niños pobres. Me preocupa muchísimo que vuelva a haber analfabetos, algo erradicado en Canarias. Perder un año el reforzamiento en niños puede ser irrecuperable. Y esa desigualdad a largo plazo me preocupa más que la de corto plazo, con los contagios, pero está claro que tienen más riesgo los grupos sociales desfavorecidos.
– Está en el grupo de expertos que asesora al Gobierno canario. ¿Ha tenido voz suficiente la ciencia en la gestión?
En Canarias puedo decir que sí, hemos podido presentar argumentos al Gobierno, al presidente y al vicepresidente. En Canarias se nos ha escuchado, y hemos hecho lo posible con la información disponible. Creo que los consejos que hemos dados han sido sensatos.
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– Canarias tiene una incidencia menor de contagios que el resto del país, pero los casos están repuntando. ¿Teme que la pandemia empeore?
–Sí, podría ser perfectamente. Hemos tenido una incidencia baja por nuestro aislamiento y porque tuvimos la suerte de que cerraron puertos y aeropuertos cuando no había gran circulación comunitaria del virus. Los pocos casos que teníamos eran importados, sobre todo de Madrid, y se consiguió muy bien aislar y controlar los contactos. Ahora estamos en un momento en el que la permeabilidad de Canarias con otros territorios es alta y pueden entrar muchas más personas infectadas y si nos comportamos saltándonos las normas pues puede haber supercontagiadores. Nos podemos ver en un problema serio de circulación comunitaria del virus y para impedirlo tenemos dos recursos; primero, que el seguimiento de vigilancia epidemiológica funcione muy, muy bien, y, segundo, que los ciudadanos nos comportemos.
– ¿Cree que hay que enviar otro tipo de mensajes a los jóvenes?
– Hay un tema objetivo, que es que los jóvenes no se juegan tanto en salud porque a ellos en general la enfermedad les ataca de forma más suave. Se tienen que dar cuenta de que se están jugando su futuro, el poder trabajar y quedarse en su isla. Quizás el mensaje debería ir también por ahí, no solo que podrías contagiar a tu abuelo, sino dejarles claro que se están jugando su propio futuro.
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