El psicólogo clínico sueco Karl Fagerström, experto en adicción a la nicotina. C7

Cinco países de la Unión Europea cuestionan el Real Decreto antitabaco enviado por España

Suecia defiende que redujo a menos de la mitad la mortalidad vinculada al tabaquismo en comparación con la media europea, mientras España opta por restricciones más duras a los productos sin combustión

CANARIAS7

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 16 de mayo 2025, 16:58

Cinco Estados miembros de la Unión Europea (UE) han planteado objeciones al Real Decreto antitabaco presentado por España, cuestionando la proporcionalidad de las restricciones propuestas y su posible impacto en la libre circulación de mercancías dentro de la UE. Las críticas surgieron después de que se notificara el proyecto a través del sistema TRIS, que obliga a los países a informar a la Comisión Europea sobre cualquier reglamento técnico que pueda afectar al mercado interior antes de su aprobación nacional.

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La futura ley antitabaco incluye una serie de medidas que implican la limitación de la concentración de nicotina de las bolsas de nicotina a un máximo de 0,99 miligramos, la limitación del contenido de nicotina de los cigarrillos electrónicos de los 20 mg/ml actuales que marca la normativa europea a 15 mg/ml y la prohibición de los sabores en los cigarrillos electrónicos y bolsas de nicotina.

Italia, Suecia, Grecia, Rumanía y la República Checa alegan que España no ha justificado por qué no opta por medidas menos restrictivas, como el etiquetado específico o la limitación por edad. En particular, Suecia considera que establecer un límite de 0,99 mg de nicotina por bolsa supone una prohibición de facto, ya que excluiría del mercado la mayoría de los productos actualmente disponibles.

En sus dictámenes razonados, Suecia sostiene que esta medida vulnera los artículos 34 y 35 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE), al restringir la libre circulación de mercancías. Sostiene también que el snus, un producto sin combustión, sería menos perjudicial que el tabaco fumado, afirmando que ha contribuido a reducir significativamente las tasas de tabaquismo y cáncer de pulmón en el país, posicionándolo como una alternativa beneficiosa para la salud pública.

Normativa sobre los límites de nicotina

El psicólogo clínico sueco Karl Fagerström, referente en adicción a la nicotina, lanzó una advertencia sobre la nueva normativa española para productos sin combustión: «El límite de 0,99 mg no ayudará a un fumador a dejar el cigarrillo, pero sí puede atraer a adolescentes, porque es exactamente la dosis que a un sistema nervioso ingenuo le resulta suficiente como inicio».

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Fagerström criticó que la nueva ley antitabaco que pretende impulsar el Ministerio de Sanidad español contempla «una dosis de nicotina demasiado baja», lo que a su juicio la hace «inadecuada, ya que no resultaría atractiva para los fumadores«. Defendió que la alternativa al cigarrillo debería «ofrecer una dosis elevada de nicotina para reproducir una experiencia similar al consumo de tabaco tradicional y facilitar así su uso como sustitutivo real». Además, advirtió de que «los no fumadores no tolerarían esas dosis altas, ya que en organismos no habituados pueden provocar mareos e incluso vómitos».

Así se abre el debate entre España y la Unión Europea. Mientras el Gobierno español avanza en nuevas regulaciones sobre productos de nicotina alternativos, otros países europeos ya estarían mostrando resultados significativos en su lucha contra el tabaquismo. Es el caso de Suecia, donde solo el 4,5% de los adultos nacidos en el país fuma, según datos del Eurobarómetro de la UE.

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Esta cifra, según afirmó Fagerström, sería «fruto de décadas de promoción de productos como el snus, las bolsas de nicotina o los cigarrillos electrónicos (...) que convierte a Suecia en el primer país del mundo considerado libre de humo, al cumplir el umbral establecido por la Organización Mundial de la Salud: menos del 5% de fumadores en la población».

«Durante los últimos diez años, especialmente los dos o tres más recientes, Suecia se ha convertido en el punto clave: hemos alcanzado lo que la OMS llama el endgame, con una tasa de tabaquismo del 4,9%», explicó Fagerström. La clave, dijo, está «en un sistema fiscal que ajusta los impuestos al nivel de riesgo. El cigarrillo sube un 10%, el snus baja un 20% y las bolsitas apenas tienen carga impositiva».

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Patrik Hildingson, vicepresidente de Comunicación de Swedish Match AB, apuntó por su parte a las consecuencias: «Aunque el consumo de nicotina sueco es similar al de otros países europeos, la incidencia de cáncer es un 41% menor y las muertes por tabaquismo, menos de la mitad que la media continental».

Para avalar los datos, aluden al informe 'Sin humos, menos daños', elaborado por trece especialistas para SmokeFree Sweden. En términos económicos, señalaron, también habría diferencias: la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) prevé que el gasto sanitario per cápita en cáncer crecerá en Suecia un 36% entre 2023 y 2050. En la UE será del 59% y en España superará el 80%.

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La UE busca reducir la proporción de fumadores al 5%

Fagerström afirmó que «aunque la nicotina es adictiva y desaconsejada durante el embarazo o en casos de enfermedades cardíacas, no es la principal responsable de los efectos más graves del tabaquismo. Si asignamos al cigarrillo un riesgo de 200, el snus tendría un riesgo de 5 y las nuevas bolsas de nicotina rondarían el 1», resumió.

Añadió que «si los hombres españoles consumieran nicotina del mismo modo que los suecos, podrían evitarse unas 29.000 muertes al año. A escala europea, la cifra ascendería a unas 460.000 vidas masculinas salvadas anualmente». «No se trata de trivializar los riesgos, sino de compararlos con el producto más dañino de todos: el cigarrillo combustible», explicó.

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El especialista defiendió un enfoque similar al aplicado con el alcohol en algunos países nórdicos: mayores impuestos y más control sobre los productos más peligrosos, y menor carga regulatoria sobre los menos perjudiciales. «Mientras algunos gobiernos optan por medidas más restrictivas, otros avanzan hacia estrategias de reducción de daños. En este contexto, la decisión que adopte España se enmarca en un objetivo común de la Unión Europea: reducir la proporción de fumadores por debajo del 5% antes de 2040».

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