Casandra, víctima de violencia: «Todos los días temo por mi vida, hoy también»
La joven, de 29 años, está en el sistema Viogén y su expareja es uno de los 307 maltratadores en Canarias que lleva pulsera de seguimiento
LUISA DEL ROSARIO GONZÁLEZ
Las Palmas de Gran Canaria
Sábado, 25 de noviembre 2023, 00:03
«Todos los días temo por mi vida, hoy también», asegura Casandra de la Torre, víctima de violencia machista. La joven, de 29 años y madre de un niño y una niña, sigue como «caso activo» en el Sistema de Seguimiento Integral Viogén del Ministerio del Interior junto a otras 5.526 mujeres en las islas. Su expareja es uno de los 307 maltratadores en Canarias que llevan pulsera y tiene una orden de alejamiento: no puede acercarse a ella a menos de 2.000 metros.
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Hoy, 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, miles de personas saldrán a las calles de toda España para recordar que 1.237 mujeres han sido asesinadas desde 2003, más de medio centenar en lo que va de año, y reinvindicarán, entre otras, la necesidad de trabajar en la prevención.
Casandra no fue consciente de que se adentraba en una relación violenta. «Empezamos a salir en el instituto, yo tenía 14 años (él 25). Te van apartando de todo. Lo van haciendo paulatina, sutilmente. Saben bien cómo hacer las cosas. Y tú no te das cuenta de que van rompiendo todos los vínculos para que seas 'solo mía'», explica.
«Si no te matan físicamente te matan mentalmente», afirma Casandra, que recuerda que las agresiones físicas comenzaron cuando estaba embarazada de su primer hijo. Tanto el niño como la niña tienen «asistencia psicológica hasta que sean adultos» por el estrés que les ha causado la violencia en su casa. Porque «también los maltrataba» a ellos, además de que han visto cómo su padre agredía a su madre.
EN CONTEXTO
5.527 mujeres estaban el 31 de octubre en el Sistema de Seguimiento Integral Viogén en Canarias, un 9,59% más que en el mes de enero. De ellas 72 son menores de edad.
7,1% es el porcentaje de dispositivos telemáticos de seguimiento (pulseras) instalados en Canarias (307) con respecto al total en España (4.293). El archipiélago es la cuarta comunidad con más maltratadores en seguimiento.
«Tengo más de 120 partes de lesiones», dice Casandra, que asegura que está viva gracias a Auxiliadora Díaz, la magistrada del Juzgado de Violencia sobre la Mujer Nº 2 de las Palmas de Gran Canaria. «Ella le ha mantenido los pies parados porque él cree en su propia justicia», asegura.
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Casandra no le contó a nadie lo que le pasaba, y tampoco tuvo apoyo en su entorno familiar. Cuando quiso poner a su hija más pequeña en la escuela infantil para volver a trabajar o a estudiar «me partió el brazo. Se lo dije a la madre y me preguntó que qué hice yo», asegura. No llegó a denunciar, «tenía miedo a que me quitaran a los niños». Hasta que un día dio el paso. «Fue por algo que parece irrisorio. Me pasaron muchas cosas más graves, pero un día el niño se le acercó y dijo que si podía ponerse allí y le dijo que era un niño de mierda y fue como un 'clic'. Al día siguiente entré en comisaría a las siete de la mañana y salí a las once de la noche».
A partir de entonces la violencia fue «a peor», porque «si no estaba con él no estaba con nadie», y se intensificó también con los niños porque le mantuvieron el régimen de visitas. «Empezó a decirles cosas, que si yo trabajaba en Molino de Viento...». En esas circunstancias, confiesa Casandra, «estás sin ganas de salir de casa. Se te quitan las ganas de vivir. Se quieren asegurar de ni con ellos ni con nadie».
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Su expareja recurrió la orden de alejamiento y se la rebajaron a 400 metros. Pero se la han vuelto a poner en 2.000. «Que lleve pulsera me deja más tranquila», pero añade que padece «estrés postraumático» y ese miedo por su vida y la de sus hijos se mantiene porque su expareja tiene familiares y conocidos en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y, como él mismo le ha dicho, tiene «acceso a una pistola».
Aún así, esta mujer superviviente de la violencia machista, hoy lo que quiere es «salir adelante», «crecer y no pensar en lo que me pasó», asegura.
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