El presidente chino que se siente «muy bien» en Gran Canaria

Después de meses preparando la visita y varias semanas en las que el despliegue chino en Las Palmas de Gran Canaria se ha encargado de ensayar al milímetro todos los movimientos de su mandatario, el presidente chino Xi Jinping aterrizó este miércoles a las 14.15 horas en Gran Canaria.

Ha sido una escala técnica de apenas 18 horas en su viaje hacia Perú para participar en un encuentro de líderes del Foro de Cooperación Asia-Pacífico.

Esta ha sido la tercera visita de Xi Jinping a Canarias y la segunda a Gran Canaria en los últimos ocho años, una isla en la que reconoció «sentirse muy bien», según confesó a Antonio Morales.

El presidente del Cabildo acudió a recibirlo al aeropuerto junto al delegado del Gobierno, Anselmo Pestana, y la alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, Carolina Darias.

En este corto encuentro, que fue calificado por estos dirigentes canarios como «muy cordial» y «afable», el presidente chino y Morales recordaron que habían coincidido en la anterior visita, en 2016, y señaló que «le gusta mucho» y «aprecia la isla».

Asimismo, le hizo llegar al titular del Cabildo grancanario su agradecimiento por las facilidades para poder llevar a cabo la visita privada a la Casa de Colón y reiteró su interés por la figura del descubridor de América, palabras que constató Pestana.

Estaba previsto que también acudiera al aeropuerto el presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, pero los retrasos aéreos lo impidieron. El jefe del Ejecutivo acudirá hoy a despedir al dirigente chino.

Tras esta visita al museo en pleno corazón de Vegueta -cuyos accesos fueron cerrados por motivos de seguridad-, sobre las cuatro de la tarde la comitiva se desplazó hasta el Hotel Santa Catalina donde Xi Jinping hizo noche junto a la comitiva que le acompaña, y que está formada por al menos 150 personas.

En total, y en medio de un enorme despliegue tanto de los cuerpos y fuerzas del Estado como de funcionarios chinos, la caravana estaba compuesta por 14 vehículos negros, otras tantas microguaguas, dos ambulancias (una de ellas del Servicio de Urgencias Canario que se pone a disposición en este tipo de visitas a petición de la Delegación del Gobierno), así como coches de la Policía Nacional y de la Guardia Civil.

Un enorme operativo que contrasta con el enorme secretismo que se intentó dar a la visita evitando que de forma oficial transcendiera cualquier dato, ya fuera la hora del cierre de una calle, el número de policías desplazados desde la península para esta jornada o el itinerario del presidente en la isla.

A la entrada del hotel, un centenar de ciudadanos chinos debidamente acreditados -algunos de ellos llegados desde Tenerife- aguardaban con pancartas de bienvenida y banderitas chinas y españolas y, después de ensayar, clamaron algunas consignas.

Unas jóvenes intentaron explicar que venían a saludar a su presidente, pero rapidamente y con no muy buenas maneras se les instó al silencio y a «no hablar con extranjeros». A partir de ese momento, todos aseguraron no entender español.

Quienes no estaban acreditados, quedaron relegados más allá del perímetro de seguridad, junto con los escasos turistas y residentes que ante el trasiego de furgonetas y guaguas, se acercaron a ver qué pasaba. Los vecinos y trabajadores de la zona no tuvieron demasiadas molestias más allá del intenso movimiento de vehículos entrando y saliendo del hotel.

Entre los comerciantes de nacionalidad china de Las Palmas de Gran Canaria no se vivió con demasiada expectación esta visita. Tanto desde bazares como de cafeterías en la zona de León y Castillo, Luis Doreste Silva y Aguadulce, los responsables de estos negocios coincidieron en responder precipitadamente y cabizbajos que desconocían la visita del presidente de su país y que no tenían intención de acudir a saludarlo.

A pesar del amplio dispositivo de seguridad y el operativo logístico, las calles del entorno del Hotel Santa Catalina no se cerraron al tráfico hasta apenas cinco minutos antes de la llegada de la comitiva y las guaguas -la línea 1 de Guaguas Municipales- hizo su trayecto con absoluta normalidad y sin ningún desvío.

Aunque se había especulado con la posible visita del dirigente oriental al Puerto de la Luz y de Las Palmas, donde tiene su base parte de la flota china que faena en la costa africana, finalmente la Autoridad Portuaria descartó esta semana tal posibilidad, sobre todo porque no se había organizado nada relacionado con la seguridad, imprescindible en este tipo de visitas.

Igualmente, desde el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria se apuntó el interés que habría mostrado Xi Jinping por visitar el Parque de Santa Catalina, que finalmente tampoco se produjo.

Esta es la tercera vez que Xi Jinpìng visita el archipiélago. En la primera ocasión, igualmente por escala técnica, recaló en Gran Canaria y se hospedó en San Bartolomé de Tirajana, donde recibió a una representación de ciudadanos chinos en la isla y mantuvo una entrevista con la entonces vicepresidenta del Gobierno de España, Soraya Sáenz de Santamaría.

Tres años después, en 2019, volvió a las islas, en esta ocasión a Tenerife, donde quiso conocer el Teide y fue recibido por el entonces presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres. En esta última escala, ningún ministro se ha desplazado hasta el archipiélago para mantener un encuentro con el mandatario del país asiático.

Sus antecesores en el cargo, Jiang Zemín y Hu Jintao, también han visitado Gran Canaria e igualmente han visitado la Casa de Colón atraídos por la figura del navegante.

Este jueves está previsto que el avión del presidente chino despegue de Gran Canaria a las ocho de la mañana. Para ello, entre las siete y las nueve estará operativo el dispositivo de seguridad e, igual que el día de la llegada, el trayecto entre Las Palmas de Gran Canaria y el aeropuerto de Gran Canaria se cerrará por tramos  (»cápsulas») de diez minutos, para garantizar la seguridad del mandatario y sus acompañantes.

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