Memoria histórico-ambiental

Del director ·

Como si seguir quemando fuel resultase un regalo para el medio ambiente y no alterase el paisaje

Viernes, 5 de febrero 2021, 06:46

Si la meteorología no lo impide, hoy se hablará de Chira-Soria en el Parlamento de Canarias. No deja de tener su gracia, porque llevamos casi veinte años dándole vueltas al proyecto y ahora parece que el Parlamento se entera de su existencia. Bienvenido sea ese súbito interés, aunque tardío.

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Espero que sus señorías acudan con los deberes hechos, esto es, con un conocimiento previo, y no como Ana Oramas, que se entera de repente o por interés de terceros y aprovecha para personarse en el asunto como si le fuera la vida en ello. Ydejando, por cierto, a sus compañeros de partido en Gran Canaria en una posición más que incómoda, porque o no sabían del proyecto o es que están para hacer de claque (profesión respetable, en todo caso). Y no sé cual de las dos opciones es más dolorosa para CC de Gran Canaria.

Cuando uno se sienta con uno de los técnicos que ha estudiado el proyecto de la central y escucha sus explicaciones, la pregunta es inevitable:¿y esto por qué no se ha hecho antes? Por el coste, responderá más de uno. Pues resulta que ahora hay quien está dispuesto a asumirlo (Red Eléctrica de España). Seguidamente se ha abierto el debate sobre el impacto ambiental. Como si seguir quemando fuel resultase un regalo para el medio ambiente y no alterase el paisaje... Pero incluso asumiendo el fondo de la cuestión, hagamos algo de memoria. Recomiendo por ejemplo a los que no son del sureste o del sur de Gran Canaria y bajan un sábado o un domingo a las playas entre San Agustín y Mogán, que hagan el siguiente ejercicio:¿recuerdan cómo era aquel paisaje? ¿Verdad que resultaba más 'limpio' mirar hacia el centro de la isla y no ver decenas y decenas de molinos eólicos ocupando el espacio? Porque hace un par de décadas no estaban ahí; claro que entonces quemábamos más fuel...

Sigamos con el ejercicio de memoria histórico-ambiental: recordemos cómo era el abasto de agua en la capital y en buena parte de la isla antes de que llegasen las plantas desaladoras. El acantilado en la costa de Jinámar también era mucho más 'limpio', sin la potabilizadora y también sin la central eléctrica. Pero resulta que todos deseábamos abrir los grifos y tener la seguridad de que salía agua, como también nos empeñamos en pulsar el interruptor y confiar en que había luz a todas horas.

Ahora, cuando estamos a un paso de garantizar un modelo sostenible, hablar de 'limpieza' y vincularla a si hay que aceptar o no las torretas, me suena un poco a preocupación de salón. De esos salones en los que siempre hay luz y no les importa que sea a base de contaminar.

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