Hace más de un cuarto de siglo, en noviembre de 1998 para resultar preciso, tuvimos que despedir a Gloria Fuertes. Habitual de los programas infantiles ... y juveniles de nuestra generación, todavía abundamos los que la recordamos con cariño, estima y admiración. No recuerdo que fuera persona dada a los conflictos y los enfrentamientos. Más bien al contrario, sin dejar de ser reivindicativa, se valió del buen tono lingüístico y de un refinado ingenio para hacernos ver que estaban por hacer los avances necesarios para hacer de España un territorio mejor.
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Fue una ferviente adalid de la igualdad de género. Y destacó como defensora del medio y como persona pacifista; y cuando fue objeto de parodias y chanzas, no le recuerdo queja mediática alguna. Su bonhomía llegó incluso más allá de sus tiempos en vida, al donar al completo sus bienes a causas benéficas.
Se hizo querer, en definitiva. Y en lógica consecuencia, disfrutamos de su presencia en numerosos callejeros. Da nombre a una vía en Arrecife. Y me consta que honra espacios públicos de Telde, Agüimes y Las Palmas de Gran Canaria.
Con estos parámetros, no sé qué le pasa a alguien por la cabeza para querer borrar su memoria. En Cáceres ha estado enredando Vox para hacer saltar por los aires el nombre de la poeta del callejero de la coqueta ciudad universitaria extremeña, con el objeto de que el parque Gloria Fuertes pase a ser conocido con el nombre de Princesa Leonor. La excusa, mostrar apoyo incondicional a la monarquía. Se ve que los valedores de la medida faltaron a clase, cuando se nos enseñó que concordia, tolerancia, perdón y respeto fueron esenciales para recuperar la democracia y aparcar la dictadura.
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Vox fracasó. Crucial, el PP. No obstante, dado que 'La momia tiene catarro', mejor no bajar la guardia.
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