Cuando cientos de indocumentados se plantaban ante la vivienda del presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, cargándose los buenos modos de los miles de ... ciudadanos que se manifestaban pacíficamente y masivamente el 20A, el presidente del Gobierno central, presentándose voluntariamente a un reality show de máxima audiencia, decidió restar protagonismo a todo lo demás anunciando su absurda reflexión paralizando y embargando a un país por el capricho narcisista de un presidente que anuncia una reflexión en lugar del resultado de la misma.
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Quizás para la comunicación política sea algo fascinante esta estrategia, inédita desde luego, pero lo cierto es que la frivolidad de paralizar institucionalmente un país por el capricho presidencial es algo tan osado como despreciable, mostrando una actitud autoritaria que desprestigia a un partido centenario hecho a la medida del gran líder. En Canarias, por cierto, cientos de socialistas están temblando con la decisión del gran líder, como resultado de un partido hecho a la medida de Sánchez. De él depende, en gran medida, el futuro de tantos dirigentes y afiliados que han alquilado su futuro económico y político a Sánchez, del que no se puede dudar en materia de liderazgo.
Ha conseguido que todos le tengan pánico, respeto y casi lealtad eterna, con todo lo que ello supone. Y además ha elevado a los altares a dirigentes que hasta el otro día mendigaban algún puestito menor para tener un sueldito. Y a todas estas, retomando el comienzo, Clavijo tiene que cerrar las ventanas para que los ultras del mal dejen de dar el coñazo. Bendita tierra canaria.
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