Banderas azules. Lo puede pintar como quiera el grupo de gobierno de la capital grancanaria pero es evidente que perder ese distintivo no es una ... buena noticia. Que ocurra además, con la playa de referencia de la ciudad, es más grave. Estamos hablando de una noticia que tiene más impacto fuera que dentro de la ciudad y de la isla, y eso no es baladí cuando se trata de un destino turístico, esto es, que vive de su buen nombre en el exterior. Si nos atenemos a la información ofrecida, lo ocurrido es el fruto de unos pocos análisis de calidad del agua que no dieron el resultado deseado. No se trata, por tanto, de un problema continuado en el tiempo pero eso no quita relevancia al asunto. Si la ciudad aspira, y eso es irrenunciable, a la bandera azul, sus gobernantes deben ser conocedores de las reglas del juego para conseguirla y de lo que pasa cuando no se cumple uno de los parámetros. Pero es más: llevamos años con El Confital cerrado al baño y no hay justificación para tanta demora en dar con el problema y resolverlo. Por eso mismo, lo de Las Canteras igual no fue una anécdota. Y eso sí es muy preocupante.
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Llega Pedro Sánchez. Los socialistas tienen cita este sábado en la capital grancanaria con su secretario general en precampaña. Se supone que Pedro Sánchez volverá a contar que su Gobierno ha sido muy sensible con las islas, que Carolina Darias es la mejor candidata posible y que él lo sabe bien porque la ha tenido llevando dos carteras ministeriales -¿por qué será, entonces, que Margarita Robles no es candidata...?-, y que Ángel Víctor Torres es un modelo a seguir en otras autonomías. Seguramente el mayor valor de la visita de Sánchez sea conseguir un cierre de filas en el PSOE grancanario ante el reto electoral. Porque hasta la fecha la cohesión no es lo que mejor define el trabajo de los diferentes equipos de campaña. El toque de corneta suele ser útil cuando el ejército anda 'disperso'...
Pompa y circunstancia. Cuentan las crónicas que en el Reino Unido empieza a haber un segmento importante de la población que no utilidad alguna a la monarquía, pero eso no será obstáculo para que millones de personas en todo el planeta sigan en directo las imágenes de la coronación de Carlos III. Ahora bien:la popularidad mediática no es garantía de futuro para una monarquía. El reto de Carlos III es modernizar lo que, per se, no lo es. O al menos adaptarlo a los tiempos que corren. Quizás él no sea el más adecuado.
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