Dicho y hecho. Donald Trump anunció en campaña que impondría aranceles a los países que, en su opinión, estaban robando trabajo a las empresas estadounidenses ... con una competencia fiscal y lo ha cumplido. Este miércoles compareció en los jardines de la Casa Blanca y soltó un discurso donde combinó los reproches a medio planeta con la defensa de los suyos, enardeciendo así a las masas que lo votaron.
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Buena parte de su campaña y de su éxito en las urnas se basó precisamente en trasladar a los estadounidenses que ya estaba bien de poner la otra mejilla en materia arancelaria y que el tiempo de ver cómo se deslocalizaban las inversiones se había acabado. Y es lo que ha hecho por decreto. Sin contemplaciones, sin sentarse con los países afectados y sin atender a la Organización Mundial del Comercial.
Lo hizo, además, con un memorial de agravios en el que hubo tiempo para cada uno de los países o bloques de naciones. Regó así su intervención de comentarios críticos a chinos, japoneses, europeos, camboyanos, indios... En cuanto a los canadienses, se notó que no siente especial cariño hacia ellos. Y añadió que todos ellos se habían aprovechado de la inacción de 'Sleepy Joe', que es como llama al expresidente Biden en una clara burla hacia su estado físico y las dudas sobre su entereza mental.
Entiendo que los trabajadores del automóvil o del sector naval de EE UU sigan hoy brindando por la medida, pero me pregunto qué harán los empleados de empresas importadoras. O los de restauración, que van a ver cómo la factura de sus compras se encarece lo quiera o no Trump, de manera que tendrán que trasladarlo a su clientela o asumir pérdidas.
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Pero también hay que ser realistas: el discurso de Trump gusta también fuera de Estados Unidos. No hay más que recordar las críticas del sector agrario y pesquero español a comienzos de año ante la firma por parte de Bruselas del acuerdo comercial con América Latina. O las reclamaciones de los agricultores para frenar la creciente entrada de productos de Marruecos. Lo mismo si hablamos de los franceses frente a los españoles...
Trump, en resumen, cambia las reglas del juego económico mundial y habrá que ver cómo reaccionan este jueves los mercados bursátiles, así como el impacto a medio plazo en la inflación. Es un golpe, pero un mazazo anunciado. Este hombre es más previsible de lo que parece y quizás lo que nos sorprenda es que cumpla lo que parecía impensable. Pero por eso ha llegado a la Casa Blanca.
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