Del director

Bendito Bendodo

Francisco Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Martes, 11 de junio 2024, 23:19

De un partido con pocos parlamentarios o incluso con uno solo no cabe esperar mucho en las comisiones en el Congreso, el Senado o en ... las cámaras autonómicas porque el don de la ubicuidad no está entre las virtudes humanas. Otra cosa son los parlamentarios con dones casi sobrenaturales y una capacidad de trabajo envidiable, como fue el caso de Ana Oramas en el Congreso, donde estaba aquí, allá y donde hiciera falta con tal de dejarse oír.

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Por eso mismo sorprendió el pasado lunes que la fuerza política con más diputados en el Congreso y con un inmenso poder autonómico -con lo que eso significa en cuanto a equipos de trabajo-, cual es el caso del Partido Popular, preparase tan mal la comparecencia del ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, en la comisión de investigación sobre los contratos sanitarios. Y más llamativo fue el hecho de quien peor lo hizo en esa jornada fuese Elías Bendodo, miembro de la dirección del PP y en su momento embajador casi plenipotenciario de Juanma Moreno en Génova.

O Bendodo estaba muy cansado tras la celebración de la noche electoral, o no se preparó a conciencia la comparecencia o simplemente es que estaba allí a desgana. Si fuera lo último, podía haber cedido el protagonismo a otros parlamentarios de su partido, empezando por algunos de Canarias que sí se han estudiado lo que sucedió en las islas durante la pandemia y los expedientes del Servicio Canario de la Salud que se encontraban bajo la lupa judicial. Me inclino a pensar que fue lo segundo pero tampoco hay disculpa teniendo en cuenta el peso político de Bendodo en el PP y que enfrente estaba nada menos que un ministro.

El diputado popular se centró en conseguir que Torres dijese que conocía a Koldo García, como si eso fuese una sorpresa que cambiaría todo y colocaría al Gobierno de Sánchez al pie de la liquidación. Además, se enredó en el ya famoso informe de la UCO de la Guardia Civil, en un intento de dar a entender que dice más de lo que realmente dice, pero todo fue tan confuso que acabó liándose. Por si fuera poco, pasó por alto el caso Mascarillas, el del fiasco de la operación con RR7, que es donde más responsabilidad política pudiera haber de Torres y su Gobierno, y se empeñó en Koldo y Cia a pesar de que para entonces ya era evidente que el ministro compareciente iba a salir más vivo de lo que entró a la comisión.

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¿Para qué sirven entonces estas comisiones de investigación? Pues para conocer a los diputados que se preparan las cosas y los que no.

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