Ábalos y el PP

Dicho lo anterior, no entiendo qué pretendía el Partido Popular con la comisión del caso Koldo después de ver la actuación este lunes de su representante ante la comparecencia del exministro y diputado José Luis Ábalos. Lo digo porque si hubo intencionalidad política por parte del PP al crear la comisión en un Senado que controla con una holgada mayoría absoluta, o el senador en cuestión tuvo el peor de sus días o desde Génova deberían plantearse mandarlo a galeras. De otra forma no se explica que con tanta torpeza manifiesta, el PP haya dejado que Ábalos saliera victorioso del entuerto:es más, solo faltó que el senador le hubiese pedido disculpas por haberlo incluido en la lista de comparecientes.

De Ábalos se creó en su día la imagen de un tipo hosco, con un punto chulesco y con escasa formación. Alguien, en suma, que había prosperado en el partido por su amistad personal con Pedro Sánchez y por haber estado al lado de éste cuando casi nadie en el aparato del PSOE quería salir en la foto con Sánchez. Así, escaló a la secretaría de Organización -el número 3 de facto en el partido- y al poderoso ministerio de Obras Públicas y Transportes.

El Ábalos que se vio este lunes, sobre todo gracias a la torpeza del PP, fue un político cargado de argumentos, que no ha perdido ese punto 'sobrado' en las formas, pero que jugó a presentarse como una víctima y lo hizo a la perfección. En el pasaje dedicado al controvertido encuentro en Barajas con la venezolana Delcy Rodríguez, más torpe no pudo ser el representante del PP, de manera que habría que saber si de verdad quiso ponerle alfombra roja y palio al compareciente.

Y otro apunte sobre la investigación en el Senado: no creo que acaben con una hernia o estresados los senadores. El ritmo de comparecencias no se ajusta a la urgencia y la gravedad que se argumentó para crear la comisión. Es como si hubiera una intención deliberada de estirar el chicle a sabiendas de que no da más de sí.

Resumiendo: para este viaje, no hacía falta llevar alforjas.