Canarias vive una ola de calor sin precedentes en cuanto a su intensidad y duración en el tiempo, todo ello teniendo en cuenta que, como ... subrayan los meteorólogos, la posición geográfica del archipiélago y su carácter insular hacen que las predicciones estén sujetas siempre a numerosas variaciones.
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El pasado viernes, tras finalizar la reunión del Plan Especial de Protección Civil y Atención por Incendios Forestales de la Comunidad Autónoma de Canarias (Infoca), se activó una alerta por altas temperaturas simultánea en las ocho islas, algo inédito hasta la fecha. En paralelo, cabildos y ayuntamientos activaron sus planes preventivos específicos, incluyendo las alertas por riesgo de incendios forestales.
Es evidente que el cambio climático pasa factura, de manera que los episodios meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes y, cuando se producen, vienen acompañados de una mayor intensidad. Lo saben bien en Valencia, donde la dana causó estragos hace nueve meses; como también lo saben en el resto de la península, con una primavera y un verano que han combinado episodios de calor extremo y lluvias también copiosas.
Frente a esto, además de mantener la lucha en todos los frentes contra el cambio climático, es clave la combinación de dos factores: la coordinación institucional, con protocolos claros de actuación y una política de comunicación ágil, y la implicación de la ciudadanía.
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De lo primero hemos visto las pruebas en esa reunión del Plan Especial de Protección Civil y Atención por Incendios Forestales de la Comunidad Autónoma de Canarias del viernes, donde los datos científicos aportados por los meteorólogos marcaron el paso de las decisiones administrativas. También hay que aplaudir la sintonía en esta materia entre el Gobierno canario, los cabildos y los ayuntamientos, una maquinaria perfectamente engrasada después de la dura lucha en los últimos años contra grandes incendios en islas como Gran Canaria, Tenerife y La Palma.
Pero es clave también la participación activa de la ciudadanía. La prevención es tarea de todos y eso pasa tanto por evitar actividades que puedan derivar en la chispa que genere un fuego, como por tomarse en serio que la exposición prolongada al sol en días de calor extremo es un riesgo para la salud, sobre todo en ciertas franjas de edad y en personas con determinadas patologías. Los datos no dejan margen para la duda: según el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria del Instituto Carlos III, adscrito al Ministerio de Sanidad, España registró el pasado mes de julio 36 muertes atribuibles al calor, un total de 36, mientras que las islas contabilizaron 47 decesos por esta misma causa en todo 2024.
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