Anuncios con secuelas

Hace ya un tiempo que los periódicos de esta provincia tomaron la decisión de suprimir los anuncios de contactos en sus páginas. Aquella publicidad no tenía encaje. Aunque la prostitución no está prohibida en España, no era de recibo que se le diera oxígeno en los medios de comunicación, y menos en empresas y en una sociedad como éstas que luchan contra todo lo que implique degradar a la mujer y que están comprometidas con la defensa de la igualdad.

Estudios y expertos han constatado que la mayoría de las mujeres que ofrecen servicios sexuales lo hacen esclavizadas, por eso lo insólito es que aún no se haya prohibido por ley, como sí se hizo con la publicidad del tabaco, por ejemplo. Se cortó por lo sano (nunca mejor dicho) desde 2005: este producto es malo para la salud y, por tanto, se prohíben sus anuncios en los medios de comunicación. Es más, a las empresas del sector se les obliga a estampar en sus cajetillas llamativas fotos que informan a sus clientes de los nocivos efectos del cigarro.

Sin embargo, España sigue siendo, a mi juicio, demasiado flexible con otros anuncios que también favorecen e incitan a un consumo que puede causar enfermedades y que puede destruir vidas y familias: el de los juegos 'online' y las casas de apuestas. Es verdad que ya hay un real decreto que los regula, pero entiendo que llega tarde y que les deja aún demasiados resquicios para impactar en un público muy vulnerable. La ludopatía está haciendo estragos. No defiendo que prohíban el sector. Pasa como con el tabaco, cada cual es dueño de sus vicios si no implican la explotación ni el daño a otros, pero no me parece bien que la sociedad contribuya a alentar su consumo.