Orvecame presenta la reinvención del Opel Mokka, ahora también eléctrico

Nuevo Mokka supone el arranque de una nueva etapa para Opel, pues con el renovado SUV urbano se estrena un elegante y marcado lenguaje de diseño en el que el frontal luce un redefinido logo de la marca y un concepto que ha sido bautizado como 'Opel Vizor'.

La nueva cara del Mokka exhibe unos rasgos en los que destaca el plano en forma de visera que integra a la perfección la parrilla, los grupos ópticos y el emblema de la marca, que ha sido igualmente adaptado a los tiempos. El legendario logotipo Blitz presenta un aro más delgado y preciso, por lo que el rayo queda más acentuado, mientras la inscripción «Opel» se integra en la parte inferior del círculo, como un fino grabado en una joya.

En la zaga destaca la presencia de la nomenclatura del modelo ocupando en grande los bajos del portón, custodiada por los estilizados pilotos que replican la forma de las luces diurnas delanteras, dando lugar a una vista posterior realmente moderna y cargada de carácter.

En cuanto a cotas externas, el Mokka-e va montado sobre la plataforma «multienergía» CMP, lo que le permite rebajar su longitud total 12,5 cm (4,15 m) sin sacrificar habitabilidad interior, beneficiándose de un leve incremento de la distancia entre ejes, conformando una silueta realmente compacta, con unos voladizos muy cortos que realzan su apariencia de SUV urbano, aunque donde verdaderamente se aprecia la arrolladora personalidad del nuevo Mokka es en vivo, para lo cual se puede visitar la Red oficial de Concesionarios Opel Orvecame en toda Canarias, pudiendo incluso concertar una prueba dinámica en este enlace.

La digitalización ha llegado al interior del nuevo Mokka, que estrena un concepto bautizado como «Panel Limpio», con el que la marca busca simplificar la gestión de la información y el entretenimiento. Para ello recurre a dos displays siameses, que integran el cuadro de instrumentos digital frente a la vista del conductor, y una pantalla multimedia ubicada en el centro del salpicadero, que contiene en sus 10» de diagonal todos los menús necesarios para gestionar navegación, telefonía, audio, ajustes del vehículo y, en el caso de la versión eléctrica probada, los datos referidos al consumo de energía.

Es de agradecer que los diseñadores hayan simplificado la cantidad de menús y submenús disponibles en la pantalla táctil, pues hace más intuitivo y sencillo su manejo, prescindiendo de botones innecesarios. Tan solo encontramos mandos analógicos en el sistema de climatización, así como para controlar el volumen de audio.

En la consola central se integra el diminuto selector del cambio (El Mokka-e solo tiene una marcha hacia adelante), el selector de modos de conducción (Sport, Normal y Eco), además del freno de estacionamiento eléctrico. Tras este panel encontramos un portavasos doble y un profundo cofre con apoyabrazos como tapa.

El volante, ajustable en altura y profundidad, es achatado en la zona baja y presenta la valorada cualidad de que no interfiere en el campo de visión del conductor hacia el cuadro de instrumentos digital. En los dos brazos horizontales contiene los mandos del control de crucero (lado izquierdo) y la gestión del teléfono y sistema de audio, ambos de muy fácil manejo y rapidez de adaptación.

Sorprende la amplitud de las plazas traseras para tratarse de un vehículo que supera por poco los cuatro metros de longitud, así como la accesibilidad a estas, dado que la profusa caída del techo invita a presuponer cierta dificultad de entrada, prejuicio totalmente infundado. No obstante, y en comparación con modelos eléctrico-nativos, presenta la desventaja de la porción de túnel central que recorre la cabina posterior longitudinalmente. En relación al maletero, la versión eléctrica tiene una merma de 40 litros de capacidad respecto a las térmicas, que disponen de 350 litros.

Otro aspecto en que el Mokka-e destaca es en seguridad, estando dotado de sistemas de asistencia provenientes de segmentos superiores, como el control de crucero (adaptativo opcional), asistente de mantenimiento de carril, alerta por somnolencia del conductor, o alerta de colisión frontal y detección de peatones con frenado automático de emergencia.

La iluminación ha quedado igualmente optimizada, pues todas las versiones cuentan con luces LED de última generación, desde las de circulación diurna, con la típica firma de Opel, hasta los faros y antiniebla delanteros. Un punto que sobresale en este segmento es la iluminación matricial IntelliLux LED completamente adaptativa con un total de 14 diodos, que evita el deslumbramiento de vehículos que vienen de frente, o a los que se va a adelantar.

Mokka-e incorpora la tecnología eléctrica del Grupo Stellantis, que para sus modelos de carácter urbanita dispone de un propulsor eléctrico de 100 kW (136 CV) y una batería con una capacidad de 50 kWh, lo que permite una autonomía homologada de 324 km.

A través del selector de modos de conducción podemos escoger el más ahorrativo (Eco), cuya potencia está limitada a 82 CV y 180 Nm de par, además de tener restringida la intensidad del climatizador. En el siguiente nivel (Normal), la potencia es de 109 CV y su entrega algo más decidida, mientras que en Sport se disponen los 136 CV y 260 Nm anunciados, teniendo la velocidad punta limitada a 150 km/h.

Durante la prueba de conducción, desarrollada en un 80 por ciento en entorno urbano, con salida y llegada en las instalaciones de Opel Orvecame en Avenida Escaleritas, registramos un consumo medio de 12,7 kWh/100 km, cifra que subió hasta 16,2 kWh circulando por vías interurbanas. El fabricante ha homologado un consumo medio de 17,4 kWh/100 km, lo que se traduce en una autonomía máxima de 324 km, distancia más que suficiente para cubrir un recorrido promedio durante casi una semana.

La conexión para recarga de la batería se encuentra en la aleta trasera izquierda, necesitándose 5h15' enchufados a una toma de 11 kW en corriente alterna ( Wallbox), mientras que en carga rápida a 100 kW se precisan unos 30 minutos para alcanzar el 80% de carga. El plazo de garantía de la batería es de ocho años o 160.000 kilómetros.

Dinámicamente el comportamiento del Mokka-e resulta muy neutro a la hora de abordar los virajes, dado que el centro de gravedad se encuentra más próximo al suelo, a lo que se suma el aumento de rigidez del nuevo bastidor (+30%), mientras que en deceleración acusa levemente el incremento de peso procedente de la batería (1.598 kg peso total), por lo que se debe adelantar la referencia de frenada. Para ello también podemos recurrir a la tecla «B» del selector de cambio, encargada de incrementar la actuación del sistema regenerativo de frenada.

Es de agradecer la posibilidad de aumentar el grado de asistencia de la dirección pulsando un botón en la consola central, ya que el hábitat de este modelo es la urbe, donde las maniobras de volante abundan, si bien la mejor forma de comprobar las bondades del nuevo Mokka es en la Red oficial de Concesionarios Opel Orvecame en toda Canarias concertando una prueba dinámica en este enlace y tomar los mandos de un vehículo que nos hace disfrutar en toda su extensión de la conducción cero emisiones.

La oferta del nuevo Mokka se complementa con las versiones de combustión, basadas en eficientes propulsores turboalimentados, de 1.2 litros en gasolina y 1.5 litros en diésel, con potencia entre 100 y 130 CV para el primero, asociados a transmisiones manuales de 6 velocidades, o automáticas de 8. En turbodiésel se encuentra disponible una versión de 110 CV con un generoso par motor de 250 Nm, quedando acoplado a un cambio manual de 6 marchas.