El conflicto entre Israel y Hamás en 8 claves

El sábado 7 de octubre, Hamás sorprendió con un ataque coordinado contra Israel, incluyendo el lanzamiento de cohetes contra ciudades y asentamientos cercanos a la Franja de Gaza y penetrando en Israel con milicianos, superando la barrera que separa Israel de la Franja de Gaza. Algunos de estos milicianos llegaron a la ciudad israelí de Ofakim, 20 kilómetros al este de la Franja. Los militantes de Hamás tomaron varios kibbutzs (asentamientos agrícolas israelíes) y cuatro bases militares cerca de la Franja de Gaza, matando a civiles y soldados israelíes y capturando a 150 civiles israelíes. Como respuesta, Israel declaró la guerra contra Hamás y ordenó la movilización de su Ejército, llamando a filas a los reservistas.

Por un lado, tenemos a Hamás, un movimiento político-militar de corte islamista, fundado en 1987 durante la Primera Intifada. Gobierna la Franja de Gaza desde el 2006, cuando ganó las elecciones legislativas frente a la Autoridad Palestina, reconocida internacionalmente como representante del pueblo palestino. La Unión Europea y los Estados Unidos consideran a Hamás un grupo terrorista, pero Irán lo ve como un aliado. Teherán ha suministrado armas, formación militar y dinero a Hamás.

En el otro lado tenemos a Israel, país con 75 años de historia basada en una lucha por su supervivencia y el dilema de cómo definirse como Estado, si a través de la religión o como pueblo, todo ello con una cuestionable política de bloqueo terrestre, aéreo y marítimo sobre la Franja de Gaza. A su favor cuenta con el respaldo de Occidente, especialmente de Estados Unidos, el cual ya ha prometido que mandará toda la ayuda militar que necesite Israel para hacer frente al ataque de Hamás.

No. Como se explicó en el punto anterior, Hamás es un movimiento político que controla la Franja de Gaza, una porción de Palestina, pero no es una representación oficial de Palestina. Lo que se considera popularmente como Palestina está dividida entre la Franja de Gaza, controlada por Hamás, y la Orilla Oeste (Cisjordania), nominalmente bajo control de la Autoridad Palestina (la antigua OLP y reconocida internacionalmente como el representante legítimo del pueblo palestino), pero en la práctica poblada al 75% por asentamientos de colonos israelíes, los cuales consideran lo que se llama Palestina como parte de Israel.

El ataque cogió por sorpresa a Israel. Coincidió con la víspera de la celebración de la fiesta nacional del Simchat Torah y además fue un sábado, el día oficial de descanso para los judíos. La ofensiva de Hamás pilló al Gobierno israelí -una coalición de derechas formada por conservadores y ultrarreligiosos- en conflicto con parte de la sociedad civil y la élite económica e intelectual por sus esfuerzos por reformar el poder judicial y en política exterior intentando aprovechar el espaldarazo de los Acuerdos de Abraham -patrocinados por Donald Trump- para abrir relaciones con Arabia Saudí, algo que podría complicarse a raíz de lo que está ocurriendo. Si bien ha habido unidad nacional y popular frente a la amenaza, con gente animando a las tropas y suministrándoles comida, también hay una sensación de trauma por saber cómo fue posible que un grupo terrorista penetrase en Israel. La valla de seguridad que separaba la Franja de Gaza de Israel se suponía que era una de las más seguras y vigiladas del mundo, pero lo ocurrido ha demostrado que no era así. Para unos ciudadanos en psicosis permanente por atentados terroristas, infiltraciones y ataques con misiles, lo que está pasando aumenta el temor a ser las próximas víctimas.

Hamás asegura que ha secuestrado a 150 rehenes, la mayoría israelíes, pero también algunos ciudadanos extranjeros, y ha amenazado con ejecutarlos en público si Israel continúa bombardeando la Franja de Gaza. Israel ha dicho que los liberará, pero es una empresa compleja ya que es bastante probable que Hamás los tenga dispersos por edificios y túneles, además de ser una operación arriesgada para los militares israelíes, pues los rehenes pueden morir en el operativo, además de los propios militares. Hamás, con total seguridad, mantendrá a los rehenes como posible moneda de cambio para lograr concesiones en negociaciones con países terceros como Egipto o Catar, todo ello a cambio de la liberación de líderes de Hamás en las cárceles israelíes, algo difícil de aceptar para Israel.

En el peor de los escenarios, Israel podría hacer frente a una guerra en cuatro frentes: al norte, en la frontera libanesa frente a la milicia proiraní de Hezbolá; al noreste con milicias también proiraníes cerca de los Altos del Golán, limítrofes con Siria; y al este con milicias islámicas palestinas en la Orilla Oeste, además de la Franja de Gaza. Hezbolá ya ha lanzado cohetes y drones contra Israel y puede que haya habido infiltraciones hacia asentamientos israelíes cercanos a la frontera libanesa. Se ha informado de tiroteos cerca de los Altos del Golán, mientras que en la Orilla Oeste son los colonos israelíes los que, según los servicios médicos palestinos, han disparado contra palestinos, algo que podría resultar en represalias que pudieran abrir otro frente en el conflicto. Sin embargo, es muy pronto para saber cómo evolucionará el conflicto, especialmente si lo que se ha descrito tiene lugar.

La Unión Europea, Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania y Gran Bretaña se han posicionado a favor de Israel, defendiendo su derecho a la autodefensa. De hecho, Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania y Gran Bretaña han firmado una declaración conjunta apoyando a Israel y condenando sin fisuras el ataque de Hamás. Naciones Unidas ha pedido la creación de un corredor humanitario para Gaza, condenando la decisión israelí de cortar el acceso a suministros a la Franja de Gaza. Rusia ha dicho que está mediando entre ambas partes, sin dar detalles de cómo lo está haciendo, mientras que países como Argelia y Túnez han expresado su solidaridad con los palestinos. En España, el Gobierno, en boca de dirigentes socialistas, ha expresado su rechazo al ataque contra Israel, mientras que sus socios de coalición han condenado los hechos, pero también han criticado la política israelí contra la Franja de Gaza, despertando así reproches en la oposición por el alineamiento en favor de Hamás.

Es aventurado hacer una estimación a día de hoy. Israel ha dicho que actuará con toda dureza contra la Franja de Gaza, pero no está claro si entrará dentro de ella e intentará eliminar a Hamás o si la someterá a un asedio que, con total seguridad, será muy duro. Si bien el bloqueo al que Israel y Egipto tienen sometidos a la Franja de Gaza dura ya 17 años, un posible escenario se parecería al sitio de Beirut por parte de Israel en el verano de 1982 durante dos meses. La última guerra donde Israel se jugó su existencia, la del Yom Kippur (hace 50 años) duró 19 días (del 6 de octubre al 25 de octubre de 1973). Todo dependerá de lo que ocurra militarmente entre Israel y Palestina y de los esfuerzos de la comunidad internacional de llegar a un alto el fuego inmediado, algo improbable cuando se escriben estas líneas.

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