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Una llamada para la supervivencia

Domingo, 29 de diciembre 2013, 00:47

La Vela Latina Canaria finaliza 2013 y encara el nuevo año plagada de incertidumbres. El recorte sustancial en ayudas y la escasez de patrocinios han puesto en jaque, incluso, la celebración de una nueva temporada de pegas. Desde la Federación se han multiplicado esfuerzos y gestiones para garantizar la vida de este deporte. Y sus tres patrones más destacados en el último curso analizan la situación con vehemencia.

El caso de Juanjo Díaz (Las Palmas de Gran Canaria, 1980) es el más extremo. Mantuvo al Portuarios en lo más alto del Campeonato Provincial pero, hastiado de las dificultades en la rutina de la modalidad, ha decidido abandonar su ejercicio al frente de la tripulación. «Lo dejo porque la vela no está recibiendo las ayudas que se merece y, a la larga, acabas por no disfrutar con lo que haces. Me es imposible ya compatibilizar mi empleo con el Portuarios y, aunque soy joven, puedo decir que me jubilo», soslaya. Díaz lamenta que «ni desde la ciudadanía ni desde las firmas comerciales exista la suficiente involucración para mantener el único deporte vernáculo que hay en la bahía capitalina» y recuerda que, a diferencia de otra época, en la que se premiaba con incentivos, «ahora todo es amateur, por amor al arte por así decirlo, y no es fácil».

Óliver Bravo de Laguna (Las Palmas de Gran Canaria, 1976) ganó, al frente del Tomás Morales y junto a Kevin Rosales a los mandos, la Copa de Gran Canaria. Él seguirá pero comparte las incertidumbres latentes: «A ver qué pasa ahora con los apoyos, pues sabemos que el sponsor principal va a rebajar muchísimo su aportación y, realmente, no conocemos cómo se va a sostener esto. En las reuniones que hemos tenido con los dirigentes se ha notado la gran preocupación que existe de cara al futuro». No obstante, respira con cierto alivio al constatar que la empresa de refrescos Clipper ha confirmado que mantendrá sus términos de patrocinio («de lo contrario no estaríamos en posibilidades de salir al agua»).

Por su parte, José Daniel Rodríguez (Las Palmas de Gran Canaria, 1966), que condujo al Roque Nublo a conquistar el Torneo Eliminatorio, después de más de tres décadas de sequía, calca el diagnóstico: «La vela no es un deporte barato. Hay que sostener a los clubes y la federación necesita también financiación para el mantenimiento de las embarcaciones de apoyo, el combustible, los alquileres portuarios...». «Aquí todos estamos por afición y eso puede ser bueno y malo a la vez. Porque hay gente que puede perder la ilusión.

¿El futuro? Depende de lo que queramos. Soy optimista, pero reconociendo que estamos en una fase complicada en la que habrá que superar muchas dificultades. Seguirán saliendo al mar todos los amantes de la vela, ahora bien, habrá que ver en qué condiciones y de qué manera se resienten las competiciones», añade. Las impresiones de estos actores principales de una modalidad tan emblemática como la vela son coincidentes en el resto de compañeros, dirigentes y aficionados entendidos,que viven con preocupación el impacto de los nuevos tiempos en uno de los emblemas del deporte autóctono.

Juanjo Díaz, Óliver Bravo y José Daniel Rodríguez confían, pese a los pronósticos sombríos, en que el entusiasmo de la familia que sustenta la vela «sirva para seguir adelante pese a tantos problemas». Ellos lo han vivido en carne propia , han logrado superar todas las adversidades, brillar con la consecución de títulos. Y su predicamento es palabra sagrada ahora que el debate se ha instalado en la bahía.

La Federación Canaria de Vela Latina está pendiente de que la Dirección General de Deportes del Gobierno de Canarias cumpla con la promesa de ingresarle una subvención nominativa de unos 40.000 euros para 2014, después de en 2013 le diera 11.000 euros tras un recorte gubernamental de más del 80%. «Hemos salvado el año por los fondos propios», resume Iván Cruz, dirigente federativo, quien reconoce que desde el ente buscan patrocinadores privados para las finanzas propias y de los clubes después de que La Caja, que llegó a dar más de 100.000 euros anuales, se haya quedado en apenas 20.000.

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