Números con el sello inequívoco de Paco Herrera
«Jugamos a otra cosa, sabemos lo que queremos y la manera de conseguirlo». Así se expresaba ayer uno de los capitanes de la UD en el aeropuerto de Palma de Mallorca poco antes de volar hacia Gijón. En plena resaca feliz por lo acontecido en Son Moix, la confesión en voz alta contiene un mensaje implícito y que señala al pasado. Este equipo poco tiene que ver al que compitió el curso anterior. Y no es por el cambio de nombres. Se alude, directamente, al nuevo orden impuesto por Paco Herrera, un entrenador que, al margen de consideraciones estéticas, está a punto de cumplir tres meses de gobierno marcados por una intensa mentalización ganadora en el vestuario. Y, además, con estilo meticuloso y perfeccionista en cada sesión de trabajo. «Lo tiene todo bajo control. Y cuando digo todo, es todo», dice Ángel Rodríguez, su segundo a bordo.
Lo cierto es que los números no han tardado en respaldar la gestión de Herrera en la UD. Cuatro partidos oficiales, suficiente tramo según los puristas para comenzar a extraer conclusiones, arrojan un balance luminoso: tres victorias (2-0 al Llagostera, 3-0 al Lugo y 0-2 frente al Mallorca) y un empate (1-1, precisamente ante el conjunto bermellón). El balance anotador deja una media de dos goles por partido (8 a favor) y únicamente se contabiliza uno en contra. Si algo caracteriza al preparador catalán es su pericia para maximizar recursos y en la UD está aplicando a la perfección una habilidad muy preciada en la categoría. Herrera tiene localizadas las virtudes y defectos de su equipo. Y, hasta la fecha, la exposición grupal no ha hecho más que potenciar y multiplicar puntos y alegrías. El artífice de este viraje todos lo tienen claro.