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Gari Chocho, la necesidad del mar al secarse las escamas de su piel

A los 18 años, después de haber ganado todas las competiciones de barquillos en Fuerteventura, llega a Gran Canaria para sus estudios universitarios. Un año después, cuando notaba que «las escamas» de su piel, dice, «se estaban secando» se acerca al muelle deportivo con una sola idea: navegar en los botes de vela latina.

Sábado, 15 de junio 2013, 22:20

Hasta hoy, cuando ejerce como patrón en el Minerva, la única mujer en activo con esa ardua responsabilidad en la vela latina. Ella es Margarita Chocho Peña (Puerto del Rosario, 1981) pero en el mundo de la vela siempre ha sido Gari Chocho, o Gari a secas, como todos la llaman. Su padre, Pedro, uno de los pioneros de los barquillos en Fuerteventura y su «auténtico ídolo», fue quien la inició. Tenía siete años y ya participaba en las pruebas de entrenamiento de la embarcación Tomás Machín, el barquillo que patroneaba su padre por entonces. Con 12 años, su tío Luis Chocho le da «la oportunidad» de navegar como contramurera en el Ciudad de Puerto del Rosario.

A los 15 años es cuando Juan Manuel Sosa, al que llama su «ángel deportivo» le ofrece llevar la caña del Gustamar, un barquillo con el que consigue durante tres años consecutivos ganar todos los campeonatos de liga en Fuerteventura. Además, en los Campeonatos de Canarias, con barquillos de Lanzarote y Fuerteventura, el Gustamar siempre figura entre los cinco mejores clasificados, un barquillo con el que también se imponen en el Campeonato Femenino de Canarias de 1999 a 2001.

A los 18 años Gari viaja a Gran Canaria para iniciar sus estudios de Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. En su primer año y tras superar la fase de adaptación, notaba, «que las escamas» de su piel «se estaban secando». Eso bastó para que ella se acercara al muelle deportivo «con la intención de navegar en los botes». Recuerda que quedó «fascinada», explica, «con el gran ambiente botero y el alto nivel de la competición existente».

Gari empieza en los botes con el Tara del Mar, una embarcación femenina mayoritaria. El primer año va a la escota y aprende, rápido claro, «los roles de cada marinero dentro del bote, así como su puesta a punto». Al año siguiente, con su experiencia, toma ya la caña del Tara del Mar toda la temporada. No lo hizo mal. El bote quedaba sexto en el Campeonato Provincial. Ella aprovecha ahora la ocasión para mostrar su «admiración y felicitación a todas esas mujeres que practican un deporte tan duro y sacrificado como es la vela latina».

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