Medekanto, un soplo de aire fresco en la zona de La Puntilla

Nuevos aires gastronómicos en la siempre vibrante zona de La Puntilla, lugar elegido por Boris, propietario de Medekanto que, tal y como él nos cuenta, decidió liarse la manta a la cabeza con este atractivo restaurante.

La 'casa', como quien dice, comenzó por el tejado, Boris llevaba años queriendo hacerse con un local en el concurrido tramo peatonal de la calle Ferreras, el que justamente da salida a la playa desde el emblemático Club Victoria.

Sus deseos se debieron escuchar en las plazas acertadas porque se hizo realidad contra todo pronóstico y fue entonces cuando Boris, animado por su madre, se hizo con las llaves, afrontó una reforma de calado donde todo se cambió, se reestructuró y se decoró prácticamente desde cero. Si ya han traspasado las puertas de Medekanto, con solo mirar a la pared de piedra podrán medir la intensidad del trabajo realizado. Precioso e impresionante.

Pero no solo en cuanto a estructura se sienten estos cambios, Boris también tenía muy claro que no quería ofertar más de lo mismo y si bien, el local llevaba al comensal a una sala elegante y diferente, la propuesta, tanto sólida como líquida tenían que acompañar para que todo sumara y el público multiplicara el valor de ambas.

Y así ha sido porque, cuando apenas quedan algunos meses para que cumplan su primer aniversario, ya de Medekanto se dice que es una de las aperturas más interesantes de los últimos meses.

Producto, técnica y esencia se concentran en la carta de Medekanto, desde una creativa relectura de recetas de cualquier parte del mundo, así como del recetario más tradicional. Con el chef Paolo Dorazio al frente, platos de aquí y de más allá se exhiben en una carta bien pensada y mejor ejecutada.

Para arrancar la experiencia, no hay que dejar de probar la mantequilla de ajo tostado con la que animan un panecillo calentito y crujiente. A partir de ahí, una cuidada selección de mariscos se encargan de abrir el apetito: ostras al natural en servicio impecable, mejillones y unas vieiras gratinadas en salsa holandesa de lima. Un bocado que ya nos empieza a contar que aquí, el producto y la técnica, se cuidan en extremo.

Se continua con una selección de tablas y entrantes fríos y calientes que se configuran como un abanico ante el que es difícil rendirse, de hecho, lo complicado será dejar espacio al resto de la carta.

Si el enclave de Medekanto ya fue el primero de sus aciertos, la variedad de su carta da el contenido perfecto a una cuidadísima estructura, convirtiendo este local en el restaurante perfecto donde picar sabrosos bocados pero también para celebrar una ocasión especial.

Tanta versatilidad también llega al paladar porque lo mismo puedes decantarte por un ceviche mixto (pescado según temporada) intenso y explosivo que alegran con salsa ponzu de maracuyá, mango y aguacate y al que dotan de textura con unos deliciosos patacones como soporte, como con otras elaboraciones que han hecho suyas en menos de un año con su versión del saam coreano que interpretan desde una costilla en brasa laqueada en salsa tamarindo. Y un pequeño detalle a tener en cuenta: al local también se le dotó de brasa propia y cada uno de los ingredientes que se sirven se ejecutan en sus cocinas.

Otras propuestas dan alcance a tanta variedad pero, ya sea una cotidiana tortilla, las siempre presentes croquetas, el plato de cuchara del día, o las setas con huevo y jamón, todos llevan el sello creativo de Medekanto.

Dos arroces ejecutados en brasa, negro y de secreto ibérico, son más que suficientes para que Medekanto muestre las cuidadas ejecuciones que salen desde su cocina.

Además, los platos más clásicos de la cocina también tienen su espacio, desde unas carrilleras ibéricas hasta un canelón de rabo de buey e incluso un rodaballo en las brasas Medekanto. Y cómo guarnición no hacen falta más que unas verduras de temporada o las siempre bienvenidas papas caseras.

Chocolate, fruta, frutos secos y queso, tres sabores base que conforman la gran multitud de postres que existen, en Mekanto se resumen en su tarta de queso, su cremoso de chocolate, un tiramisú que toma como protagonista el pistacho y sorbete de la fruta que esté de temporada. Y nada más hace falta porque, tengas el paladar que tengas, en Medekanto hay un postre adaptado a tu gusto.

En Medekanto, reparte juego como pocos Alejandro Rivero, jefe de sala y experto sumiller, permanentemente pendiente de que todo funcione tanto en sala como en la agradable terraza de Medekanto y con Rivero al frente, acertar con los platos y la bebida se convierte en un juego de niños porque todo lo hace fácil y todo se lo da a conocer al comensal.

Amabilidad y atención como encantos propios de este restaurante, además de disponer de una cava de vinos a la vista con incontables referencias que también se pueden pedir por copas. Una apuesta de este local que se configuró pensando solo en el cliente y que sin duda, está marcando tendencia y audiencia.

Otro acierto pleno ha sido instaurar irresistibles y creativos brunch las mañanas de sábado y domingo. Una oferta en sintonía con la exigencia del resto de su propuesta y que ya cuenta con una notoria popularidad en la capital, configurando a Medekanto, desde la mañana y hasta la noche como un espacio para quedarse y regresar, donde todo se ha diseñado con mimo y especial cuidado, desde que traspasas sus puertas y hasta que terminas la sobremesa.

Técnica, cocina, alma y corazón, como puntos cardinales que lo definen como uno de los nuevos y grandes aciertos gastronómicos en la capital grancanaria.

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