¿Le gustan los berros? En Firgas y Teror tiene su particular paraíso: desde el pan hasta el postre

Cuando Marcos Ramírez, propietario del restaurante El Rincón de Marcos, hizo realidad en el año 2015 la idea que le rondaba en la cabeza desde hacía tiempo, montar un restaurante donde el berro fuera protagonista y que estuviera presenta casi en la totalidad de los platos, muchas personas le intentaron persuadir para que cambiara el concepto, pues lo veían muy arriesgado, con poco futuro.

Él, en cambio, estaba convencido de que aquello saldría adelante, porque «los berros gustan mucho y ese era un concepto que no existía, y a día de hoy sigue siendo el único», confiesa el visionario propietario, que parece haber dado con la tecla tras consolidar el local de Firgas y abrir un segundo en el 2020 en el municipio de Teror.

Los berros tienen una especial vinculación con Firgas, particularmente con el barranco de la Virgen, donde crecían en abundancia, en pleno corazón del municipio. Ahora el cultivo se ha extendido a otros barrancos como el de San Antón, un pequeño caserío que se ha convertido en la patria simbólica del berro en Gran Canaria, donde a pesar de que los viejos berreros se han ido retirando, algunos jóvenes de Firgas han vuelto a apostar por este cultivo con familias vinculadas al sector primario, tratando de mantener viva esta tradición. La planta forma parte de la identidad de los firguenses, que le dedican jornada festivas y de tradición, así como rutas guiadas o gastronómicas relacionadas con este producto.

Pan de berros, alioli o mantequilla de berros, queso tierno de berros, la famosa ensalada de berros o el apreciado potaje del mismo vegetal, pollo frito con un adobo especial de berros, chipirones con salsa de berros, tarta de berros... y así hasta completar una surtida carta de diferentes recetas tan originales como sabrosas, que han convertido al Rincón de Marcos en una especie de aldea gala donde la poción mágica sabe a este emblemático vegetal, el cual defienden y potencian de una manera admirable.

«Todas las recetas se me han ocurrido a mí, hicimos un montón de pruebas en casa antes de abrir y crear la carta definitiva», reconoce Marcos, que tiene una experiencia de 16 años en el mundo de la hostelería. «La del pollo frito, por ejemplo, una de las más pedidas, se me ocurrió un día pelando papas».

Esa pionera idea es hoy un empresa con dos restaurantes y 21 empleados, además de una clientela fiel que se ha reencontrado con el berro en diferentes versiones y productos. «Usamos unos 100 kilos de berros a la semana», apunta Marcos, que ironiza al decir que el restaurante de Teror «es una pequeña embajada de Firgas en ese municipio».

Uno de los datos más interesantes de este circuito verde es que Marcos Ramírez se apoya en diferentes comercios de la isla para sus elaboraciones, creando así además una economía circular y haciendo partícipes a otros negocios vecinos. «El queso de berros me lo hacen en la quesería Pedrín, de Firgas. La tarta de berros en la dulcería Benítez, en Teror. El pan en la panadería Suárez Déniz, en Moya y la mermelada en Deleite Canario, también en Firgas».

Su clientela, que acude desde todos los puntos de Gran Canaria, ha ido creciendo y a medida que su concepto ha cogido fama también ha llegado a otras islas, especialmente a Tenerife, de donde vienen muchos comensales. «Voy a tener que hacer como el Loro Parque, vender un pack de vuelo o barco más experiencia de berros en el Rincón de Marcos para la gente de Tenerife», bromea el propietario, satisfecho con la gran aceptación que ha tenido su idea.

¿Sus planes de futuro? «Pues la idea es seguir abriendo locales, quizás en un formato franquicia, tendremos que valorarlo, pero nunca vamos a perder esta esencia que tan buen resultado nos ha dado».

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