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Casa Brito C7
Casa Brito, pura excelencia
Restaurante de la semana

Casa Brito, pura excelencia

Si existe un local absolutamente impecable desde que abriera sus puertas y hasta el día de hoy en Gran Canaria, precisamente se trata de Brito

Vanesa Delgado

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 15 de noviembre 2024, 23:20

José González Brito lo tuvo claro desde el momento que compró, adecuó y soñó este lugar de culto para los amantes de la carne. Muchas voces le vaticinaron erróneamente que duraría apenas seis meses, pero nada como saber lo que se quiere hacer y saber y querer hacerlo extraordinariamente bien. «Desde el primer día me dije que, si el público cogía el coche para venir hasta aquí, no podía defraudarles nunca».

Desde esta máxima se trabaja día tras día ofreciendo lo que mejor saben hacer, cocinar excelente producto a la altura de lo que merece. Sus carnes, también en materia de pescados, cualquiera de sus entrantes, los fijos y los itinerantes, sus magníficas guarniciones y sus deleitables postres que son puro recreo para el paladar tejen y cosen a diario una oferta más allá de reconocimientos, vítores o aplausos.

Carnes de Casa Brito C7

Brito es infalible, su sala, la casa en la que siempre reciben con el calor de las bienvenidas sinceras, su producto fuera de toda duda porque en Brito se cumple la premisa de poder catar y probar a ciegas, sin resquemor de ningún tipo.

El servicio que ofrece su atento personal, digno de crear escuela, como así ha sido, porque si hay una premisa para referenciar a alguien como buen profesional más allá de sus puertas, lo común es escuchar, «trabajó para Brito» y es entonces cuando se disipa cualquier duda.

Una carta de deseos

A Brito y a su personal de sala hay que escucharlos desde que se toma asiento. Los entrantes abrirán las puertas a un mundo de sabores, de contrastes y de combinaciones soñadas y, con todo y con eso, cuando lleguen a la mesa habrán volado aún más alto que las expectativas.

Buena prueba de ellos su gazpacho de pitaya roja y pitaya blanca, una fruta que, si bien es muy espectacular en su forma, a veces defrauda en intensidad, pero aquí sí que saben dotarla de un absoluto protagonismo.

Gazpacho de pitaya de Casa Brito C7

Dejarse sorprender en texturas e intensidades desde un impecable brioche, aderezado gracias a una stracciatella cremosa coronada por una sardina ahumada. Un bocado perfecto y redondo, que, si no llega a ser porque en este local uno se obliga a probar más maravillas, este bocado se pediría 100 veces más y todas seguidas.

Brioche en Casa Brito C7

En materia de técnicas crudas, sencillamente imbatibles

En Brito son capaces de perfeccionar las técnicas más depuradas. Buena prueba de ello su steak tartar, en donde incluso el paladar es capaz de captar el perfecto corte de la carne, a cuchillo: pulcro, perfecto e impoluto. Y sin disfrazar jamás, ni con excesos, ni con aliños, ni macerados, el insuperable producto. Dando todo el protagonismo a la carne, porque en Brito, las cosas son lo que tienen que ser.

Steak tartar en Casa Brito C7

Lo mismo sucede con sus carpaccios, el producto principal brilla en textura, sabor e intensidad y el de pulpo sobre un puré de papas trufado es la excusa perfecta para querer volver a Brito, una y otra vez.

Carpaccio de pulpo C7

La carne, la reina del lugar

Los olores de sus brasas y el maestro que las trata forman parte de la espectacularidad de este local y solo tendrá que escuchar procedencias para abrir el difícil debate a la elección de la pieza. Una recomendación: a un T-Bone de Ávila, jamás diga que no si es en Brito donde se encuentra.

T-Bone de Ávila C7

Sus guarniciones no se acomplejan ante semejante escaparate, sus papas fritas, peladas y cortadas a cuchillo, a diario, nos cuenta José y sus ensaladas que, sin ánimo de ser presuntuosos, las mejores que se pueden disfrutar en la isla.

Papas fritas de Brito C7

Una decisión convertida en bendición

Con humildad, José González Brito comparte con los comensales la suela gastada en hostelería a la largo de su vida. Una vida dedicada a su pasión, con absoluta vocación y con la emoción que supone querer hacerlo bien todos los días hasta conseguirlo.

Mira hacia atrás y hace recuento, Los Girasoles, Café Berlín, La Bodeguilla, fueron escuelas que le llevaron a dilucidar Brito. A saber lo que quería ofrecer y como quería ofrecerlo. A quien quería en su equipo, como su jefe de cocina, Jorge Aguilar, con quien comparte el mismo principio: «En Brito somos de producto».

Milhoja en Casa Brito C7

Y, como despedida, una anécdota: José González se debatió, antes de crear Brito, entre abrir un asadero de pollos o el magnífico e inmejorable asador que es su local, así que, fuera lo que fuera lo que lo hizo decidirse por lo segundo, bendita decisión que nos lleva hoy a disfrutar extraordinariamente bien de uno de los mejores restaurantes de toda Gran Canaria. Si no el mejor, como la mayoría así lo considera.

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