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Tan pronto como se traspasa la puerta de este local, uno se siente afortunado. Primero, porque desde que consigues mesa, previa reserva, las expectativas suben como las burbujas y segundo, porque el encanto del local y los aromas que invaden el ambiente, hablan por sí solos, estableciendo un diálogo con el comensal, que estará inquieto por probar todo lo que le propongan.
Uno no tarda en sentirse inmensamente cómodo porque Sergio y su alegre atención en sala, no tardará en arrancar las sonrisas de los afortunados comensales que llenan las 8 mesas y la barra del Camino al Jamonal.
Él mismo les cantará las irresistibles propuestas de fuera de carta y les será más que complicado conciliar platos del día con las elaboraciones permanentes de la carta. Todas y cada una van a apetecerles.
Para ir abriendo boca, les traerán hasta la mesa el pan y el ali oli, mientras apreciamos que nadie a nuestro alrededor se resiste, porque hasta ese bocadito en Camino al Jamonal tiene su encanto.
Por supuesto y, a modo de homenaje, hay que arrancar con unos montaditos de jamón serrano con su tomate y aceite. El corte del jamón, extraordinariamente fino y el intenso sabor a tomate, en un pan perfectamente tostado, harán repetir una y otra vez.
Respeto reverencial al producto, tal y como nos cuentan Miguel Ángel y Alberto Herrera, hijos de Miguel Herrera y de Maribel Santana por quienes estos hermanos trabajan y crecen, cada día. Porque su máxima es poner en valor el maravilloso legado de sus padres.
«Nuestros padres y el trabajo que ellos han hecho durante toda su vida, es un motor que a nosotros nos mantiene en marcha. Ellos nos enseñaron todo y hasta la mayoría de las elaboraciones que salen a día de hoy de cocina, son recetas de mis abuelos, que llegaron hasta nosotros y que, seguimos cocinando y el público las sigue aplaudiendo».
Estamos seguros de que, en ningún otro lugar podrán disfrutar de la mítica ensaladilla rusa como en Camino al Jamonal. Una apuesta de los hermanos Herrera donde nos confiesan auténtica obsesión, no solo porque el plato sea redondo, perfecto, intenso y sabroso, sino en traducir todo esto en la presentación. Para que se hagan una idea, cristalizan la superficie de la ensaladilla, segundos antes de hacérsela llegar al comensal. Y eso, hay que probarlo. Crujiente y delicado bocado, único en nuestra capital.
Seguimos nuestro paseo con una de las propuestas de fuera de carta, unas flores de alcachofas con jamón serrano. Afortunados, una vez más porque las alcachofas están en plena temporada y, evidenciamos que ningún plato llega a ninguna de las mesas sin que se cuide su procedencia, sus tiempos de cocción y, por supuesto, su acertada presentación. Intensidad y delicadeza hacen de esta elaboración una fabulosa puesta en escena.
Llega a nuestra mesa un costillar, irresistible al olfato y a la vista y Miguel nos explica qué son, nada más y nada menos que dos cocciones las que te llevan a un resultado como éste. La carne se desprende suavemente del hueso y el lacado que las viste vuelve a poner en alerta los sentidos. Hasta las papas fritas que la acompañan, hacen de esta guarnición humilde, un bocado tentador.
Para cuando llegue el momento de probar la ropa vieja de Camino al Jamonal, receta de la abuela de los hermanos Herrera, tendrán que hacer un auténtico acto de contención para no levantarse de la silla y comenzar a aplaudir hasta que les duelan las palmas de las manos, porque es puro espectáculo.
Tal y como ellos mismo nos explican, se cuida muy mucho la cocción de la carne, se deshilacha con mucho cariño y precisión y los garbanzos y el tiempo que llevan no se han dejado al azar. El toque de las especias como el clavo, el tomillo y el laurel, en su justa medida y un pequeño toque crujiente que se le da en el horno, hacen de cada cucharada de esta ropa vieja, un homenaje a la cocina más auténtica y tradicional que existe. Sin que nada sobre ni falte. Absolutamente perfecta.
Así podríamos seguir con cada plato de la carta y con cada propuesta del día. Su ensalada de tomate y aguacate, famosa más allá de las cuatro paredes de este local o sus cremosas e irresistibles croquetas, donde su ingrediente principal despliega todo su sabor, porque «el producto ha de elaborarse para que se note, que nada lo disfrace, cocina sin artificios».
Y es que son estos algunos de los principios que sus padres les enseñaron y que ellos ponen en práctica a diario, junto con su equipo, al que valoran y consideran familia: Martín, Roberto, Sergio y Aridany, junto con Miguel Ángel y Alberto. Desde el primero hasta el último, sin faltar ninguno.
Los arroces llegan también para recibir la aclamación popular, el punto de melosidad y el toque final al horno hacen de sus dos principales propuestas, el de churrasco de res o el de gambas de cristal que, desde muy lejos los clientes vuelvan año tras año a repetir experiencia. «Tenemos clientes que cada año vienen desde Noruega para vernos y disfrutar de nuestra cocina», nos cuenta orgulloso Miguel Ángel.
Cuando llegue el momento de decidir qué postre probar, probablemente se encontrará con la situación más controvertida de esta experiencia. El propio Miguel Ángel, bandeja en mano, de memoria y con una puesta en escena de lo más entrañable, les cantará ese rincón de delicias que trae consigo. Recomendar uno solo sería un error gigantesco por nuestra parte, en cambio sí que podemos garantizarles que, elijan el que elijan, será el mejor final para una velada en el Camino al Jamonal.
Aparte de sus icónicos botitos, a cuál más tentador, sí que les aseguramos, sin temor a equivocarnos en esta recomendación, que en Camino al Jamonal elaboran una de las mejores tartas de queso que hayan probado nunca. Cremosidad perfecta, para una tarta igual de perfecta.
Nos cuentan que la etapa del confinamiento les sirvió para seguir ideando platos, como por ejemplo los arroces, sin perder de vista la trayectoria desde los inicios de Miguel y Maribel. Que no se plantean abandonar esa encantadora y sabrosa esquina, más que para viajar, probar, pero siempre regresar.
«Si crecemos lo haremos aquí mismo en elaboraciones, productos y presentaciones, pero de aquí, no nos moveremos».
La barra del Camino al Jamonal también está llena de toda esta magia, barras de las de siempre, preferencia de muchos comensales y de los propios hermanos Herrera, que, nos confiesan, es su lugar favorito del local.
A poco que den un paseo 360º, no les pasarán inadvertidas todas las referencias de vinos, jamones y embutidos. Una cuidada selección por manos y ojos de expertos, como los de esta familia, concentran tanto y tan bueno en un solo lugar.
Como dato para que a nadie se le olvide, hacen campañas de Navidad con estos excepcionales productos y, durante todo el año, jamones como el de 5 Jotas como el de Guijuelo están a disposición de los clientes para llevárselos a casa.
Si aún no han probado Camino al Jamonal, no se demoren en hacerlo, pero les aconsejamos reservar en el teléfono 928469320.
Abren los miércoles en horario de almuerzo y de jueves a sábado tanto a mediodía como para el servicio de cena. Domingos, lunes y martes, ellos estarán dentro, preparando esos fondos, esas dobles cocciones e ideando presentaciones para el disfrute de su clientela.
El espacio en barra, donde se cuida al comensal de manera única, también se reserva.
Elijan el espacio que elijan, la experiencia será muy parecida a esta que le contamos y el resultado final tampoco diferirá mucho del nuestro ya que saldrán pensando únicamente en reservar para volver a probar.
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M. Hortelano y Gorka Navaz
Borja Crespo, Leticia Aróstegui, Sara I. Belled, Borja Crespo, Sara I. Belled y Leticia Aróstegui
Isaac Asenjo | Madrid y Álex Sánchez (Gráficos)
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