Dónde saborear Gran Canaria, según el notario Pedro A. González Culebras
Todos saben que, a diario, Pedro certifica la verdad, la legalidad y la voluntariedad, pero lo que quizás pocos sepan es que la gastronomía es una de sus grandes aficiones y que posee un paladar tan riguroso como los actos que certifica
Nació en Albacete donde se crio y creció. La carrera la estudió en Madrid en la Universidad CEU San Pablo, licenciándose en el doble grado Jurídico-Empresarial. Una vez finalizó, permaneció en Madrid donde estuvo preparándose las oposiciones a notaría durante 4 años. Para él no fueron pocos, al contrario de lo que podamos pensar el común de los mortales en lo que a oposiciones de este calibre se refiere. Además, apela a la suerte, que, según él fue uno de los grandes factores que influyeron a la hora de superarlas, además del enorme trabajo y sacrificio que conlleva enfrentarte a unos 'exámenes' de tal magnitud.
Dos fueron sus anteriores destinos, antes de considerarse hijo adoptivo de Gran Canaria. El primero de ellos, Hornachos, un municipio de la provincia de Badajoz, Extremadura, con una población de 3.000 habitantes de donde recuerda que llegó con más dinero del que salió porque se dedicó, junto a su mujer, a conocer a fondo tierras cercanas y colindantes, como toda Andalucía y las portuguesas Lisboa y Algarve.
Contrariamente a otras prácticas, Pedro podía haber vivido en cualquier lugar relativamente cercano con algo más de 'movimiento' pero decidió seguir el consejo de su preparador y vivir en el mismo lugar donde le había tocado destino. Nos reconoce que no era mucho el trabajo que se daba, así que, por contra, Pedro conoció cada rincón del municipio y a la gente que lo habitaba, hasta que un buen día alguien le dijo, «el día que pases por delante de un escaparate del pueblo y te compres la corbata que estás viendo, ese día, vete». Y así fue, sin necesidad de comprar corbata y algunos kilos de más como recuerdo a lo vivido, tocó cambiar al segundo destino.
Gandesa municipio de la provincia de Tarragona fue su segunda casa, otro lugar con idéntica densidad poblacional, pero, sirva como ejemplo que, en el primero solo se sucedían 3 entidades bancarias y en el segundo, un total de 7.
En este caso, se decidió a vivir a unos 40 kilómetros de distancia, en la vecina Tortosa, entre otras cosas porque ya había cumplido con la prerrogativa de su preparador y porque le debía a su mujer los tiempos 'vacíos' del primer destino.
Un lugar del que ambos guardan grandes recuerdos porque está plagado de encantos que juntos descubrieron, como 'Terra Alta', zona del 'Priorat', campos de Tarragona y Tierras del Ebro. Y no solo cuenta su andadura por la geografía española, ambos destinos fueron grandes descubrimientos gastronómicos que, hoy en día, aún perduran en su memoria. Y, además de todo esto, en 2006 llega al mundo el primero de sus hijos en tierras catalanas y, para cuando la familia pisa Gran Canaria, la segunda ya venía en camino.
Fue en el año 2008, concretamente en el mes de marzo, cuando se asocia al notario Juan Alfonso Cabello Cascajo, para Pedro mucho más que un socio porque desde el principio, establecieron una relación paternofilial que aún se mantiene vigente, además de ser quien le enseñó todo lo que sabe.
De aquellos primeros años recuerda la enorme cantidad de trabajo diario y el cambio absolutamente radical de establecerse en una gran capital como Las Palmas de Gran Canaria, además de la llegada, en esta tierra y de lo que se siente muy orgulloso, de sus otros cuatro hijos.
Desde entonces hasta ahora y, a pesar de que tras las puertas de la notaría todo sigue igual, Pedro reconoce que todos los procesos hoy son más complejos que antes, a los que también hay que dedicarles mucho más tiempo que hace unos años, pero, tal y como nos indica, con todo ello, las personas ganan en seguridad ante los actos a los que se enfrentan.
Por otro lado, otros más recientes, como las bodas, han logrado simplificarse y adaptarse mejor a las prerrogativas de los novios, pero también es considerable, aunque no tanto como los primeros, la cantidad de divorcios que certifican.
Si apelamos a ese famoso perfil que lo considera tan 'sibarita', Pedro se sonroja y no se reconoce como tal. Él se resume como una persona a la que le gusta comer y beber bien y, desde ese prisma de absoluta humildad que lo caracteriza, nos damos con él un delicioso paseo por la isla Gran Canaria, de la que, nos adelanta, no piensa irse jamás.
Los desayunos de Pedro: muy gourmet
Desayuna en casa o se lo lleva preparado por él a la notaría porque esta es su comida favorita del día. Arranca desde muy temprano y se despierta con un café, a lo que siempre le sigue un kiwi, una tostada con aguacate, una papaya, fruta que también ha sido para él uno de los grandes descubrimientos de la tierra grancanaria, un café con leche y un yogur.
Todo un ceremonial diario, que para él es esencial y vital hacerlo y disfrutarlo en solitario.
Cuando rara vez toca hacerlo fuera, dos son los locales en los que podremos encontrarlo. El primero de ellos, Mr. Kale por su variedad de tostas y su producto fresco y, el segundo, una obviedad en la capital: la tortilla del Midway.
Los almuerzos de Pedro
Coincidimos de pleno con sus gustos porque, para Pedro no existe mejor rincón y cocinero que Rojano en su Bodegón del Pueblo Canario. Cualquier elaboración, desde la más sencilla a la más sofisticada, Jose la prepara como nadie, pero dos son los platos por los que Pedro suspira: la tortilla de bacalao y los escabeches que prepara. Y es que Jose posee el don o la habilidad de convertir cualquier plato en un bocado soberbio.
El segundo de ellos, la cocina de Pol Durán en Deliciosa Marta, donde Pedro reconoce que siempre le sorprende, es más, hace poco pudo medir el fricandó de este cocinero y aún suspira cuando lo recuerda, porque Pedro reconoce que su paladar es de materia prima sin mucha floritura y precisamente por esto, ambos lugares son sus favoritos.
Otro local cuando toca salir es Fuji y la maestría de Miguel y una vez más por el excelente producto que emplea siempre.
En materia de cocina italiana, avala la mejoría paulatina de Rígolo. «Cada vez que voy, está mejor que la anterior».
Si toca comer en 'desenfado', le gustan todos los platos de cuchara de La Travesía de Triana y para picar, encuentra todo lo que le gusta en Triciclo.
Si toca poner rumbo a la zona del puerto, a Pedro podremos encontrarle en el clásico El Pote donde le encanta tomar asiento en la barra y picar lo que le propongan.
Las cenas de Pedro, hacia el norte y hacia el sur
Encabeza su lista con La Palmera Sur, un local diferente, con una propuesta en composiciones únicas y donde siempre le fascinan y le sorprenden.
Cuando se da la oportunidad de tocar el 'estrellato', a Pedro lo veremos en Los Guayres y su particular y exquisita versión de la gastronomía canaria.
Y, paseo al norte para disfrutar de los mejores cortes de carne que existen en Gran Canaria: Casa Brito en Visvique.
Copas, pocas
Nos reconoce que no es de salir de copas y hace mucho que los destilados no forman parte de su menú, por contra, si disfruta y le gusta mucho un buen vino.
Aun así, si la velada se alarga, a Pedro le encanta el ambiente en el 'rooftop' Belvedere, con vistas a la catedral y a la Plaza de Santa Ana y, por la misma sintonía, el 'rocktop' La Peregrina.
También, quizás, alguna vez y si lo pilla por la zona, puede ser que el tardeo o la sobremesa se alarguen en el bar más bonito de la capital: Carlichi.
