Dónde saborear Gran Canaria, según Lavinia Cardoso y Tero Afonso maîtres del Restaurante Ribera del Río Miño

Sus nombres son sinónimo de excelencia en el servicio y ambos han dedicado toda su vida a ello, dos caminos que fueron trazando por separado y que estaban destinados a encontrarse.

Lavinia nació en Cabo Verde y su abuela era propietaria del restaurante familiar, para Lavinia, la mejor maestra que pudo tener porque, si por algo se reconoce a esta excelente maître y sumiller es por su elegancia innata cuando ella está en la sala. Desde los trece años tuvo la buena fortuna de poner en práctica, cada verano, todas esas cosas que no se ven pero que al comensal le hacen sentir especial: buena educación, buena mesa, buen servicio y un gran etcétera de connotaciones únicas que creaban ese ambiente idóneo donde la cocina brillaba aún más.

Desde Cabo Verde saltó a la Escuela Residencia Esquinzo, en Pájara, y se especializó en todo aquello que desde niña tuvo muy claro: ser la mejor en sala. Desde allí la fichó José Rojano para su proyecto en Madrás y, desde aquel entonces hasta ahora, 24 años de crecimiento en muchos restaurantes de renombre en Gran Canaria, marcando siempre la pauta basada en la autoexigencia para ella y para los equipos que ha liderado y dejando huella porque Lavinia destaca, sin pretenderlo, con una naturalidad, sonrisa y talante sencillamente admirables.

Por su parte, Tero con más de 40 años de impecable carrera profesional que empezaron animado por su hermano Julio en el Restaurante Tenderete, en Playa del Inglés para poco después dar el salto a la capital grancanaria. Años aquellos de los que Tero guarda recuerdos imborrables desde el cariño y el respeto más absoluto porque hoy, Tero es la suma de toda aquella experiencia.

Su habilidad en la atención al cliente pronto lo colocaron en el punto de mira de los grandes hosteleros de la isla porque Tero es de los pocos que puede contar que sirvió a D. Juan Carlos I y Dña. Sofía entre otros cientos de celebridades de índole nacional e internacional y con cada uno de ellos nos reconoce que el nerviosismo siempre está presente, pero, la profesionalidad, el respeto y la auto exigencia aún más.

Años de formación en el Restaurante Milano, en el Hotel Escuela de Santa Brígida o en Porto Vigo hasta que la vida le trajo a la familia Pulido García a quienes no puede evitar nombrar sin emocionarse. D. Rafael Pulido, todo un referente en el crecimiento y la excelencia en gastronomía, quien marcó siempre un antes y un después en la isla de Gran Canaria. Todo un maestro que supo qué necesitaba la isla en cada momento, ideando proyectos que solo él, junto con su esposa, Dña. Lidia García y su sobrino, D. Miguel Pulido eran capaces de hacerlos realidad. Desde aquello días y hasta hoy, Tero ha sido y sigue siendo, espina dorsal para que todo brille como tiene que ser: «Puedes tener el mejor local, el mejor producto y las mejores manos para elaborarlo, pero, si falla la atención y el contacto con el cliente, lo demás no luce como debe».

Tero, también nos cuenta que desde que la familia Pulido comenzó a «dibujar» lo que hoy es Ribera del Río Miño, juntos pensaron en Lavinia como parte indispensable del proyecto, ese mismo que hoy es el equivalente a la excelencia y la alta gastronomía en Gran Canaria. Y, a partir de ahí, las vidas profesionales de ambos se juntaron, aunque ya se conocían y habían tenido la oportunidad de ser compañeros en otros restaurantes de la familia Pulido-García.

«La nuestra, siempre ha sido una relación basada en el respeto mutuo que fue creciendo y fortaleciéndose de un modo natural. Primero fuimos compañeros, después fuimos amigos y ahora somos marido y mujer», nos cuenta Lavinia.

Reconocen que se admiran mutuamentee y, ante la pregunta de quién es más exigente de los dos, Tero responde que ambos pero que, si es cierto que Lavinia, como buena hija de militar, es aún más minuciosa. «Jamás permite que un error se quede sin corrección, las cosas las repite las veces que sean necesarias hasta que salen bien».

El respeto mutuo también es parte fundamental del día a día y una norma que se obligan a cumplir: «en casa está prohibido hablar de trabajo», apunta Lavinia. Además, saben respetar el importante espacio que cada uno ocupa en la sala del Río Miño, no se pisan jamás y ninguno de los dos entendería su vida si se dedicaran a otros trabajos.

Juntos han tejido una red importante y sólida de clientes, muchos de ellos grandes amigos, pero, sean quienes sean los que tomen asiento, a todos y cada uno de los clientes se les atiende bajo el mismo mantra: exigencia y disciplina, atender y hacer realidad lo que el cliente quiere y necesita. De hecho, cuando les preguntamos por su foto favorita de esas que lucen en la sala del Ribera del Río Miño, responde al unísono, la que a petición de D. Rafael se colgó en la pared, a pocos días de abrir las puertas de este distinguido local, donde los tres juntos y sonrientes, Lavinia, Rafel Pulido y Tero empezaban a rodar juntos el proyecto más ilusionante de sus vidas.

Hoy, dentro de su agenda apretada e incesante, nos cuentan esos lugares a donde se escapan cuando pueden, aunque ambos se quedan con la cocina de Ribera del Río Miño, sin lugar a duda.

Cuando tienen tiempo, entran juntos en cocina, donde también saben repartirse tareas y espacios: Tero prepara una buena macedonia de frutas de temporada, alguna elaboración con huevos, bien en tortilla o revueltos y, por su parte, Lavinia, se afana en unas tostadas de buen pan y elabora una pasta de la que hay que tomar nota: aguacates, albahaca, anacardos, aceite de oliva y ajo negro.

Cuando toca fuera de casa, su primera elección son los Café Regina, maestros del desayuno, Lavinia aquí disfruta de su sándwich de pollo trufado y Tero del de mozzarella, tomate y albahaca.

Otra parada, para ellos indispensable y deliciosa es Mafalda Café Bar, un coqueto local de inspiración argentina donde todo lo que elaboran es artesanal y delicioso, como sus empanadas, sus queques o sus cruasanes.

Ribera del Río Miño es parte indispensable de sus vidas, de hecho, prácticamente a diario y a partir de las 17:00 horas que es cuando pueden poner el pie en el freno, además de ser de los pocos locales que ofrecen a diario cocina ininterrumpida, toman asiento, siempre en la barra y los productos del mar son los que marcan su menú.

Si les preguntamos por ese plato «gourmet»del Ribera y con el maridaje indispensable para sacarle todo el sabor y la potencia, cada uno tiene el suyo. Tero nos recomienda una caña bien fría y tirada desde el grifo de Dorada Especial para acompañar una 'caldeirada' de rape y merluza. Una combinación perfecta y exquisita.

Por su parte, Lavinia encuentra el momento perfecto y exquisito en la combinación de dos indispensables que juntos, se multiplican: una Dorada Especial para acompañar unas gambas 'orly'. Sin duda, dos propuestas con maridaje incluido de Dorada Especial que nadie debería perderse la próxima vez que se acuda al Río Miño.

Si consiguen escaparse un ratito, dentro de la capital uno de sus favoritos es el Noema Mediterranean Restaurant, un local relativamente nuevo donde la cocina mediterránea es el centro de su carta, desde El Líbano y hasta Grecia todo son propuestas deliciosas.

Gambrinus es otro de sus locales favoritos dentro de la capital y, sobre todo, ponerse en manos de Milo para disfrutar aún más de la experiencia.

Cuando se trata de valorar la excelencia de la isla, ambos la encuentran con Borja Marrero en Muxgo y su valioso recetario, único y admirable.

Cuando pueden alejarse y disfrutar de algún día libre, colocan la brújula hacia el sur o hacia el campo, entonces aprovechan y llegan hasta La Culata donde disfrutan del entono mágico del Restaurante Roque Nublo y su carta de comidas caseras y tradicionales, como su carne de cabrito, su ensaladilla y su garbanzada.

Siguiente parada, Casa Brito en Visvique porque sencillamente son unos fenómenos, desde la sala hasta el producto.

Si toman rumbo al sur, los podremos encontrar en el mítico Rías Bajas de Playa del Inglés para ambos, sinónimo de excelencia también.

Y un lugar algo más alejado donde su pasta es única y el local es mágico, La Guagua Blanca a la hora de la cena. Un local único en Gran Canaria.

Pero, antes de llegar allí, ya se ha convertido para ellos en parada obligada la propuesta de Mario Ureña en Unión, en el Casino de Telde porque su cocina sigue siendo maravillosa.

Cuando la agenda lo permite, Lavinia y Tero saben dónde tomarse algo y para ellos es tan importante el qué como el dónde: el primero de esos locales, sin duda es Carlichi, por su servicio perfecto lleno de arte y de ambiente.

El segundo de ellos, un local más clásico, pero igualmente impecable: el Bar Carabela del Hotel Santa Catalina, a Royal Hideaway Hotel.

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