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Muchos le conocen por su exitosa empresa de reformas, esa que arrancó y por la que apostó con tan solo 18 añitos, empezando a vivir, pero teniendo perfectamente trazado el camino que quería seguir, «desde que terminé tenía muy claro que quería hacer y cómo quería hacerlo y yo elegí mi trabajo, no me eligió el trabajo a mí».
Una empresa, Dereformas, concentrada en mejorar y reformar espacios de toda índole, donde el compromiso y el trabajo bien hecho son la tarea diaria que se afanan por cumplir, siempre dentro de los tiempos acordados.
Una empresa que fue creciendo a la vez que fue tomando fama y, como sucede muchas veces en la vida, una cosa le llevó a la otra y allá por 2014 entró a reformar el local que ahora es suyo, el ya mítico restaurante La Bodega de la Avenida.
«Entré al local para arreglar una avería de goteras y al llegar y ver las sombras que había dejado un local como éste, ya en aquel momento sin actividad, con sus mesas y sillas, con las cristalerías, con el menaje o la cocina como testigos de lo que antes había estado lleno de vida, quise quedármelo, quise que todo aquello volviera a ver la luz y me empeñé sin tener ni idea del mundo de la hostelería».
Apostó y ganó, pero Efrén, a todo lo andado le llama trabajo. Más de 10 años, ya 11 para ser exactos, desde que arrancó este proyecto que se ha ido haciendo a golpe de aprender y andar, «yendo muy despacio pero siempre pisando sobre seguro y con paso firme».
Su entusiasmo es contagioso y su credo se resume en hacerlo todo perfecto y en no dejar de intentarlo hasta que salga bien. Horas y sacrificios compensan totalmente su balanza porque si hoy La Bodega de la Avenida es uno de los templos gastronómicos de la isla debe su fama a todo lo que han sembrado, Efrén y su equipo: «Hacemos cada día lo que más nos gusta y eso a la gente le llega y lo valora».
Entre tanto que La Bodega se fue convirtiendo en núcleo gastronómico, Efrén nunca dejó de soñar con uno de los locales cercanos, «por capricho» y desde hace dos años, El Ronqueo vio la luz y un nuevo éxito en la carrera profesional de Efrén Guerrero quien no se guarda nada: «cuando proyecto algo, trabajo todo lo que sea necesario hasta conseguirlo».
Entre tanto nos reconoce que nunca ha estado solo, en el apasionante y dinámico mundo de la hostelería, Efrén tuvo grandes padrinos a los que hoy agradece todo lo aprendido y de quienes, además, nos confía, aún sigue aprendiendo, Manolo de Gambrinus y José de Casa Brito. Dos referentes y dos máximos exponentes de la excelencia en gastronomía y del trabajo incesante y siempre impecable.
Además, agradece cada día haber tropezado con Ale Santana, chef ejecutivo de La Bodega de la Avenida y de El Ronqueo y el responsable absoluto de cada exquisito plato que sale de sus cocinas y a quien Efrén considera su mano derecha, su hermano y su amigo.
Juntos han vivido, han viajado y han comido aquí y allá, llegando hasta donde haga falta para seguir inspirando y nutriendo porque, en palabras de Efrén «para que los negocios marchen bien, jamás puedes dejar de cuidarlos y de nutrirlos». Tal y como ellos hacen, creando escuela propia porque llama mucho la atención la estabilidad en ambos locales, donde siempre atienden las mismas caras y la mismas buenas maneras y costumbres que logran que el comensal se sienta tan apreciado como en su casa.
A la pregunta de con qué negocio se quedaría de los dos: hostelería o construcción, nos confiesa que no podría vivir sin ninguno de los dos, «ya no sabría dejar de pensar en ninguno de ellos, ya me sería imposible.»
Hoy, cuando le pedimos que eche la vista atrás, Efrén sabe perfectamente qué le hizo llegar hasta aquí, «mis padres jamás se dedicaron ni a las reformas ni a la hostelería, mi padre era recepcionista de hotel y mi madre trabajaba en unos grandes almacenes, pero, lo que si viví desde pequeño era verlos trabajar cada día para mí y para mis dos hermanos y jamás nos faltó de nada. El trabajo bien hecho es la clave del éxito y ese fue mi ejemplo».
Inconformista, meticuloso y majadero, como él mismo se denomina, no puede, ni quiere dejar nada en manos del azar y desde las 7:30 de la mañana, su teléfono no para de sonar. Revisa y repasa cada rincón, cada día, pero, lo que más le apasiona es la gestión de las personas que conforman ambas empresas. «Sin cada uno de ellos, nada de esto sería posible» y nos confiesa que se siente más cómodo gestionando equipos grandes frente a equipos pequeños. Nada más y nada menos que 31 personas en el negocio de hostelería y 7 en el de reformas y construcción. Un equipo que se nutre cada día bajo cuatro premisas: las cosas bien hechas, el mejor producto, la autoexigencia y la calidad. Y si le preguntamos por el secreto para que todo salga bien, Efrén lo tiene claro: trabajo, trabajo y trabajo.
Dos empresas que concentran tres negocios, Dereformas con tal volumen de actividad que, sin querer parecer pretenciosos hoy seleccionan en qué tipo de reformas pueden entrar y en cuales no entran. Y por si todo esto fuese poco, dos santuarios a la excelencia gastronómica, esa que toso lo abarca: excelente cocina de producto, sala y servicio impecables, con La Bodega de la Avenida y con Ronqueo. Dos hijos de los mismos padres, cada uno especializado en lo que mejor saben hacer. Dos locales que ya son punto de encuentro indispensable para disfrutar de la buena mesa y del mejor ambiente capitalino y donde, de manera interrumpida, se atiende al comensal. Y, según dice, sin más modelo de éxito que «empeñarse en hacerlo todo bien, como tiene que ser y no pensar jamás en los problemas sino en las soluciones.«
Lo podemos encontrar en dos locales con propuestas diferenciadas. El primero de ellos, De Alsa Gourmet Store, una pequeña tienda gourmet en la calle Perojo donde elaboran un brioche con jamón ibérico excepcional y tumaca. Un bocado espectacular para arrancar la mañana.
El segundo de ellos, Bar Fontanales donde Efrén nos cuenta que sirven el mejor pincho de tortilla de Gran Canaria.
El grifo de cañas de Dorada Especial, en La Bodega de la Avenida es más que un grifo. Para Efrén es seña de identidad porque, desde el primer día que abrió las puertas de La Bodega de la Avenida, Dorada Especial le acompañó en la aventura y ambos apostaron juntos por una propuesta ganadora.
Todo un experto tirador de cañas que conoce perfectamente los ingredientes y las elaboraciones que toman altura maridándolos con una caña de Dorada Especial o con una tostada, capaces ambas de elevar un plato hasta niveles sublimes.
Chuletón Simmental, ternera nacional, cangrejo real o las siempre particulares alcachofas mejoran en intensidad si se acompañan de Dorada Especial y si todo ello si quisiera llevar a ejecución, Efrén nos invita a la mesa perfecta: chuletón, carpaccio y ensaladilla de cangrejo real de La Bodega de la Avenida.
Evidentemente, tanto en La Bodega de la Avenida como en Ronqueo será muy fácil encontramos con él y nos solo porque esté disfrutando de una buena mesa, sino porque también estará revisando cada pase y cada cosa que suceda porque Efrén, jamás baja la guardia.
En La Bodega, cuando puede parar, disfruta de sus increíbles alcachofas, con base de trufa, huevo escalfado, jamón de bellota y salsa Px y, por supuesto las acompaña de una caña de Dorada Especial. Otro plato con el que disfruta es con la cazuela de carabineros que, en la cocina de La Bodega, la bordan.
Si toca tomar asiento en El Ronqueo seguramente lo hará acompañado de unas croquetas de cherne con gambón rojo y de segundo, un arroz meloso con carabineros.
Otro local de la capital donde acude para dejarse llevar por la maestría de Braulio es Majuga porque todo lo que él toca, lo convierte en arte.
Gambrinus es otro de sus imprescindibles porque este local y Manolo son sinónimo de hogar y cualquiera de sus platos tradicionales resultan siempre excepcionales.
Cuando el día se torna divertido y aunque siempre toque hacer algo de cola, no hay picoteo más perfecto para Efrén que unas croquetas de queso y manzana en la Tasca Galileo.
Saliendo de la capital y tomando rumbo norte, Casa Brito porque para Efrén es el gran referente de la excelencia gastronómica en Gran Canaria
Si pone la brújula rumbo al sur, primera parada en La Cofradía de Taliarte porque Daniel elabora el mejor pescado frito de toda la isla y lo acompaña de verduras frescas salteadas que son pura delicia.
Segunda parada al sur, El Senador, sobre todo después de los cambios que han realizado y por el ambiente y la buena cocina que impera y de aquí no perdona los huevos fritos, papas fritas y langosta.
Cuando el poco tiempo libre del que dispone se lo permite, Efrén solo elige un lugar para un tardeo, donde las puestas de sol son únicas e incomparables, sobre todo, porque las acompaña de un coctel elaborado por 'Papi'. Una estampa única de la isla de Gran Canaria en el Atelier del Bohemia Suites & Spa
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Zigor Aldama y Gonzalo de las Heras (gráficos)
Antonio Paniagua y Sara I. Belled
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