Dónde saborear Gran Canaria, según la diseñadora de moda Elena Morales
Nació en la capital grancanaria, pero, desde siempre, Telde ha sido su lugar en el mundo desde donde desarrolla su actividad profesional para el resto del mundo y nos enseña sus locales favoritos donde disfruta de la gastronomía que ofrece la isla redonda
Recién cumplida la mayoría de edad, Elena cruzó el charco para estudiar Diseño de Moda en la capital del reino. Solo un paréntesis de un año para medir la siempre vibrante Nueva York, capital mundial en muchos asuntos, sobre todo en tendencias para regresar de nuevo a Madrid y licenciarse.
Once años lejos de su casa, de su familia y de su Telde, municipio que la acunó, para dedicarse a lo que siempre le gustó, empeñándose, durante los once años de desarrollo, en formarse más y mejor y en paralelo trabajando en tiendas de moda para sufragarse sus gastos, porque Elena destaca en cada frase que proviene de una familia trabajadora y ese ha sido el mejor ejemplo de vida para ella. Y es que Elena hace suyo ese refrán que dice que 'quien algo quiere, algo le cuesta' y agradece a la vida haber madurado desde una formación absolutamente integral.
Su carisma y su sensibilidad, además de todo el conocimiento, acercaron a Elena por asertivos caminos que la llevaron a trabajar por y para grandes marcas de prestigio internacional en el mundo de la moda, componiendo de sí misma un perfil absolutamente transversal: atención al cliente, visual de tienda, asesoramiento, venta y un gran etcétera que, sin duda, contribuyeron a que hoy sea una de las diseñadoras con más impacto, reconocimiento y alcance internacional.
El momento de centrarse en el diseño puro y duro llegó de una experiencia vital en el País Vasco francés, rodeada de deportistas acuáticos y turistas, Elena empezó a diseñar, cortar y coser ropa de baño, desde bikinis a bañadores y hasta licras que no tardaron en coger fama en la zona y terminando por componer su propio stand cada viernes cuando llegaban los turistas porque justo ahí, Elena comenzó a labrarse su propia fama.
Llegó el invierno y el cuerpo, el corazón y la cabeza le pedían volver a casa, con los suyos y a las calles de Telde porque, desde ese momento, jamás ha dudado que ese es su epicentro y no lo cambiaría por ningún otro lugar.
Los comienzos no fueron fáciles y Elena tuvo que hacer de sí misma una especie de 'mujer orquesta' y 'chica para todo': desde el patronaje, hasta las redes sociales, desde el corte hasta el diseño, desde coser hasta desfilar. Además, de las trabas propias que todo emprendedor encuentra en su camino que nunca ayudan a remar a favor de la corriente. Pero, como ella dice «me empeñé en sacar adelante todo aquello en lo que creía». Aprendizaje que debe y orgullosa nos lo cuenta, a su abuelo, el reconocido constructor grancanario, Juan Verde Benítez quien, sin formación de base hizo de sí mismo un empresario ejemplar a base de trabajo y más trabajo y, desde su ejemplo, Elena encontraba el aliento para no desistir cada vez que el camino se llenaba de piedras.
Todo pasaba por sus manos, las mismas con las que hoy muestra en su tienda propia en Telde, así como en tiendas multimarca y venta on line, tanto en las islas como en la península, lo que mejor sabe hacer: diseños maravillosos, inspirados en su momento vital, respetuosos con el entorno partiendo de tejidos naturales y apostando siempre y por encima de todo por la sostenibilidad.
Un trabajo, el suyo, que lleva como firma sus principios y su ética y que solo ella ha sabido aplicar a espectaculares diseños que se adaptan al cuerpo y al estilo personal de sus numerosos clientes y que a nadie dejan indiferente.
Hoy, siete años después de la creación de su marca, siete años donde prácticamente abandonó la vida personal para dedicarse en cuerpo, corazón y alma a lo que quería hacer, que no es lo mismo que ser, porque, apenas hace unos meses, la vida le enseñó la cara B, esa que es más fea, y le 'ordenó' que se priorizara e hiciera lo propio con los suyos. Un bofetón que la hizo despertar y darse cuenta de que mirar a uno mismo y tomarse las cosas con más calma es absolutamente esencial.
Hoy, desde esa pausa, desde un estado, como ella nos cuenta más pletórico y romántico que nunca, Elena nos recibe apenas unas horas antes de que la prestigiosa firma internacional Lancome la haya elegido para 'tridimensionar' sus nuevos aromas en una colección cápsula única, llena de colores vibrantes pero donde reina la armonía, la serenidad y la vida y es que, una vez más, Elena vuelve a demostrar su fidelidad y compromiso con todo lo que le rodea y convirtiendo en pura poesía sus diseños de moda.
Cuando le preguntamos por el futuro, Elena sonríe, muchos proyectos en cabeza pero que se guarda para sorprender, acción que sin duda conseguirá y mientras tanto, toca seguirle los pasos porque seguro nos llevarán tan lejos como a ella y a sus desfiles o presentaciones porque Copenhague, Berlín, Madrid o Londres han sido anfitriones de sus colecciones.
Y un alto en el camino, para regalarnos esa ruta por sus locales favoritos en la isla que no piensa en abandonar jamás.
Dónde desayuna Elena Morales
Su vida transcurre en Telde y es ahí donde toma energía para comenzar su día. El primer local donde puede ser frecuente encontrarla es Juan Jamón disfrutando de sus deliciosos bocatas de serrano.
El segundo de ellos, Pausa, un local que hoy mimetiza con su momento vital, donde las prisas no son bienvenidas y donde se disfruta de un café excepcional y de unos bocadillos con pan de El Calero elaborados por Rubén que son espectaculares, sobre todo el de costillas de cerdo al horno con cebolla roja.
Su almuerzo favorito
Por supuesto que Telde también alberga el restaurante preferido de Elena a la hora del almuerzo, Casa Mario, donde nos recomienda que no dejamos de probar su cochino negro en leche de coco y puré de batata. Un plato extraordinario.
A la hora de la cena
El mejor de todos se lo reserva para este momento del día: Yoshihiro y qué duda cabe, en su Telde natal.
Para Elena, Yoshi es el mejor entre los mejores, su local es como un anexo a su casa y a su tienda porque para ella, Yoshi es más que un chef, un amigo o un miembro de su familia, porque tiene él la habilidad de hacerte sentir como en casa y, hoy por hoy, Yoshi ostenta un lugar privilegiado en su lista de amigos. Entre todos los impresionantes bocados que elabora, para Elena hay uno que destaca sobre los demás: niguiri falmbeado de salmón con salsa de miso y mandarina.
Eso sí, si toca llegar al sur, a Elena desde siempre le ha cautivado la cocina del restaurante italiano Maximiliams y su ravioli de ricotta y pera. Sus favoritos y siempre imprescindibles.
El momento de la copa
Elena disfruta de un vino, bebida que también aprendió a apreciar gracias a su abuelo y a su padre porque, en su casa, se pisaba uva. Hoy, el Santa Catalina, a Royal Hideaway Hotel encierra sus dos locales elegidos para disfrutarlo: su Rooftop Alis es ideal pero quizás hasta le guste más su bar al lado del hall, Carabela donde se relaja mientras suena el piano del local y donde son insuperables en trato y servicio.