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Desde muy joven Roberto se marchó a Madrid, a formarse y especializarse en Derecho, licenciado por la Universidad Carlos III con destacada trayectoria académica porque Roberto fue uno de los primeros de su promoción.
Siguió en Madrid, para especializarse en dos postgrados, Asesoría Jurídica Laboral en el IE y Máster en Comunicación Corporativa e Institucional en la Carlos III. Años de estudio y de especialización han tenido su recompensa porque Roberto podría estar más orgulloso aún de lo que lo está, de haber sido nombrado el socio más joven de la historia de la firma Cremades & Calvo Sotelo Abogados con tan solo 30 años y, además, designado por revista americana Forbes el mejor abogado de España menor de 40.
Pero, desde aquel primer día en que Madrid se convirtió en su segunda casa, no pasó ni uno solo en el que la magua por su tierra no estuviera presente. En su prodigiosa cabeza, pero, sobre todo, en su corazón. Con 26 añitos fundó lo que se denominó el «Club Canarias», una especie de puente aéreo entre Madrid y las islas con hitos en su haber que seguro muchos recordarán como la exposición de los Caprichos de Goya en la Casa de Colón. Porque, para Roberto, impulsar, mostrar, multiplicar, organizar, difundir y acercar son acciones que llevan por sujeto a su querida tierra canaria.
Todo ello le valió para que pensaran en él como candidato ideal a presidente de La Casa de Canarias en Madrid y lo mejor, no se equivocaron. Por aquel entonces Roberto, sus 29 años y el más profundo amor y respeto por la tierra que lo vio nacer, recogió el testigo, se presentó, ganó y se hizo cargo de una institución en la que lleva al frente más de 9 años: «me lie la manta a la cabeza, me presenté a presidente y eliminé las deudas que acarreaba la casa porque estaba al borde de la desaparición». Por aliados para conseguir lo que hoy todos consideran la embajada de Canarias en Madrid, Roberto se apoyó en dos actividades fundamentales: el deporte y la gastronomía.
Hoy, 9 años después, es más que habitual ver a personalidades del mundo de la cultura, la política, el arte, el espectáculo, la empresa, en este hogar que Roberto reconstruyó para todos. Más de 9.000 personas al año encuentran en este espacio un trocito de su patria, de sus tradiciones, de su acento, de sus sabores, donde confluyen exposiciones, presentaciones, charlas, actuaciones, celebraciones y un gran etcétera porque, para Roberto, una casa nunca se deja de hacer.
Si de algo está especialmente orgulloso es de los dos equipos de fútbol, uno masculino y otro femenino, compuestos íntegramente por canarios. También del grupo folclórico que ameniza, ensaya y actúa en la casa de todos, sobre todo en la romería que se organiza el 30 de mayo, una fiesta que marca agenda para muchos canarios en Madrid y para muchos madrileños que admiran nuestra tierra. Y en paralelo y a diario Detenderete, un gastrobar dentro de la casa donde las papas arrugadas, los quesos canarios, el chorizo de Teror, la morcilla dulce, el gofio escaldado, la ropa vieja o la pata de cerdo despliegan el sabor canario en la capital de España y muchos son los que pasan a diario a darse un paseo por las afortunadas desde el paladar.
Por si todo esto fuera poco, también alberga un rinconcito de la casa donde comprar más de 100 referencias de productos netamente canarios: ambrosías Tirma, paquetes de papas Munchitos, quesos de las siete islas, cervezas, rones, salsas y un gran etcétera, en definitiva: un escaparate que Roberto ha creado para que los canarios podamos presumir nuestras delicias.
Hoy, como si no fuese suficiente todo lo anterior, Roberto también es profesor en la Universidad Carlos III de Madrid y codirector del Máster de Comunicación Corporativa e Institucional en la misma universidad, con todo ello, sigue encontrando tiempo para hacer crecer la casa, para mejorar cada día porque recortar es un verbo que no practica, él solo aprendió a multiplicar.
A su casa en Gran Canaria regresa cada vez que puede, sobre todo porque cada día echa de menos una de las cosas que más le gusta en su vida: mantener largas conversaciones con su padre y ver jugar al equipo que ocupa su corazón desde que era un niño, la UD Las Palmas porque Roberto llegó a ser portero en el equipo de El Laso y llegó a pisar el césped del Insular con 12 añitos y eso, no se olvida.
Hoy damos un paseo por sus lugares favoritos a los que acude cada vez que vuelve y, como él, todos son lugares esenciales y especiales que le devuelven el oxígeno para regresar y seguir haciendo que «pasen cosas que icen la bandera canaria al cielo de Madrid»
Para él imprescindible en cada visita el Bar Cafetería Domínguez, aunque él prefiere llamarlo el bar de Tato y Mapi e igualmente imprescindible desayunar un mixto con huevo, pero no es un mixto con huevo al uso: Tato se ocupa de traer él mismo los huevos desde Tejeda y el queso de Pajonales. Un clásico que aquí se le pone el mejor acento canario y además, un local donde Roberto siente que el tiempo se detiene, que todo lo que lleve en la mochila para ese día se queda esperándole en la puerta de este histórico local y donde recupera placeres como leer el periódico sin mirar el reloj.
No empieza un almuerzo en su isla natal, sin disfrutar antes de un aperitivo en La Coqueta de Cano con Javier Díaz. A partir de aquí, comienza su ruta a la hora del almuerzo.
En Gambrinus será fácil encontrarle, junto a su padre porque, aparte de disfrutar de la excelente cocina que ejecutan con un producto impecable, se siente como en el salón de su casa y lleva a la práctica largas tertulias con su padre y a ratitos también con Manolo al que ambos sienten como parte de la familia.
En Barracuda también será fácil verle, porque el local, el género y la cocina le llevan también a recuperar el tiempo que no puede pasar en su tierra.
Otro clásico y para Roberto absolutamente infalible, La Marinera porque todo, siempre, está buenísimo y el encalve le vuelve a acercar al mar por el que suspira cuando no está en la isla.
Como últimos descubrimientos, Morro Colorao donde las dos últimas veces que ha podido ir el resumen ha sido excelente y como apuesta absolutamente plausible y espectacular. Nos recomienda que no dejemos de probar su arroz de cochino y cualquier producto que se ejecute en sus brasas.
Si toca poner rumbo al sur, lo encontraremos en dos icónicos locales de Maspalomas, el primero de ellos, El Senador, porque siempre han dado un nivel de excelencia, nunca han bajado la guardia y el lugar es maravilloso.
El segundo de ellos, Ceniza, por la maestría en las brasas y porque todas sus propuestas en materia de arroces y pescados son irresistibles.
Dos son los lugares con idéntico nombre y apellido, El Churrasco, el de Meloneras y el de la capital. Para Roberto, Mario Gil es infalible y, su equipo podría presumir de ser los mejores de la isla. Aparte de la evidencia de su producto y ejecución: pluscuamperfectos.
Le encanta disfrutar de este momento en Alboroto, sobre todo por el espacio que han creado en la terraza interior, consiguiendo un ambiente precioso y magnífico en el que reencontrarse con los suyos cada vez que vuelve a Gran Canaria.
Hacia el norte de la isla también disfruta de este momento en Surkos de Ramon del Castillo y Arima, a los que admira y donde todo lo hace extraordinariamente bien.
Si toca tomarse la «arrancadilla» en la capital The Irish Rover, un refugio para Roberto en el que salir del bullicio sin abandonar el maravilloso enclave de la Playa de Las Canteras.
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M. Hortelano y Gorka Navaz
Borja Crespo, Leticia Aróstegui, Sara I. Belled, Borja Crespo, Sara I. Belled y Leticia Aróstegui
Isaac Asenjo | Madrid y Álex Sánchez (Gráficos)
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