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Imagen del hotel Valle Taurito, que ha entrado en la subasta de Mar Abierto y se le ha adjudicado a Lopesan. C7

Lopesan resulta adjudicatario de los tres hoteles de Santana Cazorla en Taurito y el de Las Tirajanas

El grupo también se hace con los locales comerciales y dos suelos en Meloneras. Servatur se queda con el suelo de Arguineguín. La puja supera en 15 millones el pasivo de Mar Abierto

Silvia Fernández Díaz

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 13 de septiembre 2025, 02:00

Fin de la historia de la empresa Mar Abierto (mercantil del grupo Santana Cazorla), que entró en concurso de acreedores en 2018, y del proceso de adjudicación de sus propiedades mediante subasta. Tal y como se preveía tras la celebración de la subasta, la empresa Isla Marina, filial del grupo Lopesan, ha sido adjudicataria de cuatro de los cinco lotes que salieron a subasta a finales de mayo. El quinto se lo ha quedado Servatur.

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De esta forma, Lopesan se hace con los tres hoteles de Mar Abierto en Taurito (Lago, Valle, Costa) y el de Las Tirajanas (en concesión administrativa) por un valor de 85.001.000 millones de euros. Además se hace con 26 locales, con una superficie total de 1.118,5 metros cuadrados en Playa Taurito, un solar edificable de 11.906 m2 de superficie y 6.090 m2 en Meloneras (San Bartolomé de Tirajana) y un solar edificable de 11.906 m2 de superficie y 6.090 m2 de edificabilidad en Meloneras (San Bartolomé de Tirajana). Servatur, por su parte, se ha quedado con un suelo edificable de 86.100 m2 de superficie y 21.525 m2 de edificabilidad en Arguineguín.

DETALLE

  • uAcreedores Entre los acreedores de Mar Abierto y a los que se adeuda de forma conjunta 80 millones de euros se encuentra el Fogasa, la Sareb y el Ayutamiento de Mogán. También la empresa debe dinero al Banco Santander, a la Agencia Tributaria estatal, a Ifa Canarias, a Isla Marina, a Banca March y a empresas como Etika Food, Projet Quail y la sociedad Frutas y Verduras Gutiérrez, como proveedores.

Lopesan, tras haber ganado la subasta, se encuentra a la espera de que por parte de la administración concursal se proceda a la formalización de la transmisión.

La subasta, que generó mucha expectación llega a su fin con mucho éxito si se tiene en cuenta el resultado, ya que las cantidades que se van a abonar por los cinco lotes superan en 15 millones el pasivo de Mar Abierto. El montante total al que asciende el conjunto de las pujas por los cinco lotes que salían a subasta asciende a 99,2 millones frente a los 84,7 millones que se estima que tenía de pasivo la empresa. La oferta mínima del conjunto de los activos era de 47,2 millones. «Ha sido un concurso muy exitoso, ya que se va a ingresar más de lo que se debe», indican fuentes próximas.

Nueva subastas con dos lotes: los derechos económicos

A los cinco lotes en puja acaba de sumarse otra subasta más con dos lotes. El sexto saca a puja los potenciales derechos económicos que se puedan derivar de la pieza de calificación concursal de Mar Abierto, tal y como recoge la entidad especializada IAG, que se encarga de realizar la subasta por parte de la consultora CBRE. Con esta subasta, que sale por un precio mínimo de 1,7 millones de euros y con un depósito de 85.000 euros, se trata de cubrir las condenas dinerarias que pudieran derivarse de una posible sentencia final del concurso como culpable.

El séptimo, por su parte, saca a subasta un crédito subordinado contra el grupo Santana Cazorla por 50.000 euros. En ambos casos la fecha de la subasta arrancó el 1 de septiembre y se mantiene hasta el 15 de este mes.

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Por lo que respecta al sexto, el de los derechos económicos busca compensar a los afectados del concurso de Mar Abierto en el caso de que éste concluya con responsabilidad y culpabilidad por parte de Santana Cazorla. «Si fuera no fortuito sino culpable se establece una sanción que deberían pagar los culpables de concurso y que recibirían los adjudicatarios de la subasta», explican fuentes próximas.

Este 'modus operandi' es muy similar a una apuesta o a un futuro. De forma que si alguien puja por 1,7 millones (precio mínimo) y finalmente el concurso es declarado culpable y los responsables pagan, por ejemplo, diez millones, el adjudicatario de la puja se queda con ese dinero. Si no es declarado culpable, lo pierde.

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