La vacuna contra la inflación

Advertía hace unas semanas la RAE del mal uso de la palabra inmunizar para explicar el grado de avance en la campaña de vacunación, puntualizando que la vacunación era necesaria pero no suficiente para garantizar la inmunización. En cada individuo el grado de inmunización es diferente, así como su duración una vez se le administra la vacuna. Al igual que sucede con nuestra salud, nuestra economía y nuestras finanzas personales también precisan una protección adecuada. A estas alturas, debemos saber todos que la inflación ha vuelto a nuestras vidas, y de manera muy relevante. Una gran parte de ella se explica por el encarecimiento de los precios de la energía y combustibles. Otra parte, que parece que ya se está dando y que irá a más, es el encarecimiento de la cesta de la compra. Sea por problemas logísticos o por escasez de algo, los precios llevan una tendencia al alza clara. Cualquiera que disponga de un ahorro debe pensar en vacunarse también contra la inflación. ¿Y de qué manera podemos hacerlo? Pues poniendo la liquidez a trabajar. Esto es, invertir aquella cantidad monetaria que no necesitemos para los próximos doce - dieciocho meses. Para alcanzar la inmunización a la inflación debemos elegir a verdaderos expertos y constatar la información con buenas fuentes, nada de recetas mágicas. Es un ejercicio que no debemos dejar para más adelante, ya que cuanto antes se empiece antes se logra el objetivo, y no nos pase como esa visita al dentista que por tanto posponer acabó siendo más traumática de lo necesario. Mucha suerte con su inmunización a la inflación.

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