Susana Rodríguez y David García Mancera, integrantes del equipo de Desarrollo de Negocio de Nueva Movilidad en Moeve, en el seminario. C7

Moeve apuesta por el coche eléctrico e instalará 50 electrolineras en Canarias

La entidad considera que el turismo es un aliado en su estrategia de crecimiento en las islas ya que los visitantes «reclamarán los hábitos de sus países»

Sara Toj

Santa Cruz de Tenerife

Miércoles, 25 de junio 2025

A pesar de los recelos entre los consumidores y las trabas administrativas, Moeve quiere dar pasos hacia adelante en lograr una movilidad sostenible en el archipiélago. Con este objetivo, la empresa pretende ampliar su red de estaciones de recarga de vehículos eléctricos hasta las 50 de aquí a 2027, teniendo en cuenta las demandas de un sector con éxito en otros lugares del mundo.

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Así lo dieron a conocer David García Mancera y Susana Rodríguez, integrantes del equipo de Desarrollo de Negocio de Nueva Movilidad en Moeve en un seminario para periodistas celebrado en las instalaciones de la entidad en Santa Cruz de Tenerife.

En la actualidad, Moeve tiene 26 proyectos activos en estado avanzado en estaciones de servicio de Canarias, de los cuales cuatro ya están en marcha. Se espera que durante 2025 y en 2026 se logren las autorizaciones restantes.

En líneas generales, en el archipiélago solo el 3% de los puntos de recarga son ultrarrápidos, esto es, de más de 100 kW, mientras que el 84% tiene menos de 20 kW. «Con esa potencia no podemos dar un buen servicio», remarcó Rodríguez, por lo que la entidad trabaja por aumentar la capacidad de carga.

Como subrayó David García, a día de hoy ya se cuenta con aspectos clave para incorporar la movilidad eléctrica: «Está la tecnología, existe una oferta interesante y accesible para la inmensa mayoría de las personas y hay una regulación que apoya esa transición». Según datos de España, el 7,1% de los vehículos que se venden son «eléctricos puros», resaltó. También hay «infraestructura de recarga suficiente», con 47.000 puntos públicos repartidos por la geografía española.

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En el archipiélago, la empresa ve como un buen cliente al turismo. Con la llegada de casi 18 millones de turistas el año pasado, donde el visitante británico sigue siendo el líder, Rodríguez destacó que estas personas «van a reclamar los hábitos que tienen en sus países». No obstante, Moeve no pierde de vista a los clientes canarios, teniéndolos presentes en la toma de decisiones. Según datos aportados por García, la tendencia del usuario isleño es esperar una media de 25 minutos durante el tiempo de carga, y prefieren hacerlo los miércoles en torno a las 19.00 horas.

Así, el equipo ha diseñado una experiencia de recarga eléctrica en la que se integran todos los servicios. Durante el tiempo de carga, el usuario puede tomar algo si lo desea en los servicios de restauración ubicados en la estación y también se piensa en habilitar espacios para hacer la compra o recogerla.

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Para la entidad es «muy importante» acabar con los falsos mitos que ensombrecen al vehículo eléctrico como opción sostenible. Por ejemplo, ante la creencia de que con un coche de estas características no se puede recorrer largas distancias, David García explicó que ya hay vehículos con «muchísima autonomía». Sobre la idea de que se incendian y son peligrosos, el experto explicó que los ratios de los que se queman «son muy inferiores a los de combustión», puesto que un vehículo eléctrico es «tecnológicamente más avanzado y con controles de seguridad que minimizan ese riesgo».

La apuesta firme de la empresa en el territorio peninsular es la recarga 'on the go', para que los usuarios pierdan ese miedo «a irse de vacaciones o a la provincia de al lado a trabajar» por si se quedan en el camino. Por eso, de momento tienen cerca de 2.000 estaciones de servicio a lo largo del territorio peninsular. Además, están a la cabeza de las empresas con más estaciones de servicio de carga ultrarrápida, según remarcó Rodríguez.

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Añadido a ello, la empresa muestra especial interés en los «conductores profesionales», aquellos que conducen camiones pesados y que también trabajan con movilidad eléctrica. Por ello, la entidad ha adaptado estaciones cerca de los polígonos industriales y las ha dotado de plazas de mayor tamaño. Además, también ha aumentado la potencia de sus cargadores. Para facilitar la experiencia, la entidad ofrece tres métodos de pago en sus puntos de recarga: a través de tarjeta bancaria, mediante una aplicación en el móvil y mediante una tarjeta con sistema de identificación por frecuencia (RFID).

La burocracia, el principal problema para tramitar más puntos de recarga

Una de las grandes problemáticas a las que se enfrenta el sector para su pleno desarrollo son las diferentes trabas burocráticas que se encuentran a la hora de pedir permisos para gestionar los puntos de recarga. Los trámites varían en cada comunidad autónoma, y en los territorios se exigen diferentes requisitos para desarrollar esta actividad. Por tanto, desde Moeve se mantienen en constante comunicación con la Consejería de Transición Ecológica y Energía del Gobierno de Canarias, además de otras instituciones, para agilizar los permisos.

Desde la entidad proponen que se cree una ventanilla única para que no sea tan engorroso presentar la documentación que se solicita para este tipo de actividades. Así, como destacó Susana Rodríguez, miembro del equipo de Desarrollo de Negocio de Nueva Movilidad en Moeve, no se tendría que esperar «más de dos años» para iniciar un proyecto determinado, como ocurre en la actualidad, a pesar de tener el presupuesto y el modelo definido. Esto se debe a que en el proceso hay diferentes trámites, distintas administraciones, que se demoran en distintos periodos de tiempo.

Desde la entidad se trabaja con el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), que coordina el programa Moves. El objetivo es que estas subvenciones sean cada vez más «atractivas y tengan ese carácter incentivador para la compra del vehículo eléctrico y la instalación de cargadores», remarcó Rodríguez.

Además, se pide el fomento de la interoperabilidad (un vehículo eléctrico se puede recargar en cualquier cargador público) y una normativa comunitaria más realista y adaptada a la demanda que propicie un marco «más estable».

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