Jorge Soler: «Hay soluciones para decir adiós a los cigarrillos para siempre»
Jueves, 26 de diciembre 2024, 11:51
El sector del tabaco asiste a un cambio de tendencia hacia los productos sin combustión, desde que Philip Morris revolucionara el mercado con su primer dispositivo de tabaco calentado. Hablamos con Jorge Soler, director de Asuntos Médicos y Científicos de Philip Morris Spain, sobre cómo la compañía está liderando la transformación de la industria a través de la innovación y la ciencia, desarrollando alternativas a los cigarrillos enfocadas a reducir el daño para los fumadores adultos que vayan a continuar con el hábito.
¿Qué rol tienen los productos libres de combustión en la lucha contra el tabaquismo global?
La clave de los productos libres de combustión es que representan un enfoque diferente al problema del tabaquismo. Tradicionalmente, las estrategias se han centrado en la prevención del inicio y la promoción del abandono del tabaco, también llamada cesación, y ambas son fundamentales. Sin embargo, sabemos que millones de personas adultas seguirán fumando a pesar de estas iniciativas. Para ellos, los productos sin combustión ofrecen una alternativa menos perjudicial que el cigarrillo tradicional.
Al eliminar la combustión, que genera la mayoría de las sustancias químicas nocivas, se logra reducir significativamente la exposición a estas sustancias. Aunque no son inocuas, las alternativas sin humo pueden desempeñar un papel complementario en las políticas de salud pública, como ya se ha observado en países como Suecia y Japón. Este enfoque se conoce como tercera vía, o estrategia de reducción del daño del tabaquismo, y puede ser una contribución positiva en términos de salud pública que España podría valorar con una regulación basada en ciencia y teniendo en cuenta el perfil de riesgo de cada producto.
Como médico, ¿cree que estas alternativas deberían ser una prioridad en las políticas sanitarias?
Creo que deben formar parte de un enfoque integral. Por supuesto, la prioridad número uno debe ser siempre que las personas dejen de fumar, pero si no podemos lograr que alguien deje el hábito, ofrecerle una opción con menos riesgos es preferible a que siga fumando cigarrillos.
Es un tema de reducción de daño, un concepto que ya utilizamos en otras áreas de la salud. Por ejemplo, promovemos las vacunas para prevenir enfermedades, pero también tratamos a los pacientes con medicamentos para minimizar los síntomas si no pueden evitar exponerse al virus. También se aplica para minimizar los impactos negativos del consumo de drogas, previniendo la transmisión de enfermedades infecciosas entre los consumidores por vía parenteral a través de, por ejemplo, los programas de intercambio de jeringuillas. Aquí es similar: prevenir es lo ideal, pero reducir el daño es un paso adelante.
Y tenemos la evidencia científica. Podemos ofrecer alternativas, avaladas por la ciencia como menos perjudiciales que el cigarrillo, para los fumadores que de otra forma seguirían fumando. Estas alternativas no queman tabaco y, por tanto, no generan humo, que es el principal peligro del hábito de fumar debido a las altas concentraciones de sustancias químicas nocivas. En definitiva, hay soluciones para decir adiós a los cigarrillos para siempre.
¿Cuáles son los principales desafíos para lograr una aceptación generalizada de estos productos?
El principal obstáculo es la desinformación. Existe mucha confusión alrededor de las alternativas libres de humo y la ciencia que las avala, que impide que las personas fumadoras que siguen con el hábito puedan tomar decisiones informadas. Se trata de un gran número de adultos que, si no tienen acceso a información rigurosa y contrastada sobre los productos sin combustión, seguirán consumiendo tabaco y nicotina de la forma más perjudicial que existe: el cigarrillo.
En Philip Morris estamos comprometidos con nuestro objetivo de conseguir un futuro libre de humo lo antes posible y creemos que quemar tabaco ya no es una opción en el siglo XXI. Además, tenemos un reto muy apasionante: dar a conocer la ciencia que hay detrás de estas alternativas y participar en el debate público sobre la oportunidad que representan.
¿Qué dice la evidencia científica sobre el impacto de estos dispositivos en la salud?
Los estudios iniciales y los datos de países donde su uso es más extendido nos dicen que estos productos pueden tener un impacto positivo en la salud pública. Por ejemplo, en Suecia, donde el consumo de alternativas sin combustión es alto, la prevalencia de enfermedades relacionadas con el hábito de fumar es significativamente menor que en otros países europeos.
Además, la evidencia de laboratorio nos indica que es así. En Philip Morris realizamos una serie de estudios toxicológicos para comparar la nocividad del aerosol del dispositivo para tabaco calentado, en concreto, con la del humo de un cigarrillo estándar.Los resultados nos muestran una reducción sustancial de la toxicidad del aerosol de nuestro dispositivo de tabaco calentado que emite, de media, un 95% menos de niveles de sustancias químicas dañinas en comparación con los cigarrillos*. Aunque esto no implica necesariamente un 95% de reducción en el riesgo, evidencia que cambiar totalmente a este dispositivo es una mejor opción que continuar fumando cigarrillos. En todo caso, las alternativas sin combustión no están exentas de riesgo, pero cada producto debe evaluarse científicamente de forma diferenciada para determinar su potencial de reducción del riesgo.
Por otro lado, los estudios epidemiológicos confirman que dejar de fumar reduce significativamente el riesgo de padecer enfermedades asociadas a este hábito. Por tanto, si abandonar el hábito es el 'estándar de referencia' para evaluar la reducción del riesgo en los fumadores adultos, nuestro objetivo es desarrollar productos que tengan un perfil de riesgo lo más cercano posible al de dejar de fumar. Al mismo tiempo, buscamos que estas alternativas sean una opción viable y atractiva para aquellos adultos que, de lo contrario, continuarían consumiendo cigarrillos.
¿Cómo se debe abordar la adicción a la nicotina en este contexto?
La gente tiende a creer que lo más perjudicial del hábito de fumar es la nicotina. Esta sustancia, naturalmente presente en la hoja del tabaco, no es inocua y genera adicción, pero no es la principal causa de las enfermedades relacionadas con este hábito. Es el humo del cigarrillo.
Dicho esto, lo ideal sería evitar el consumo de tabaco y nicotina por completo y que las personas que fuman lo dejen lo antes posible. Pero para quienes no lo logren, reducir el riesgo asociado con su consumo es un enfoque viable. La nicotina juega un papel crucial en nuestra gama de alternativas sin humo.
Podemos tener productos que hayan demostrado ser mejores que el cigarrillo, pero si con su uso no se inhala nicotina, que es la parte adictiva, el fumador no dejará el cigarrillo para pasarse a ellos. Por este motivo, en Philip Morris seguimos ampliando nuestra cartera multicategoría con alternativas basadas en la ciencia que logren reemplazar los cigarrillos de una vez por todas.
¿Qué medidas serían necesarias para potenciar el impacto positivo de estas alternativas?
Primero, es esencial promover la transparencia. Los consumidores necesitan información clara y basada en evidencia sobre estos productos y es fundamental que las políticas regulatorias reflejen las diferencias en el perfil de riesgo entre los cigarrillos y las alternativas sin combustión. Segundo, las campañas deben enfocarse en garantizar que estos productos sean utilizados únicamente por fumadores adultos. Por último, es necesario seguir invirtiendo en investigación para mejorar la tecnología y entender mejor su impacto a largo plazo.
Estamos convencidos de que los productos libres de combustión van a jugar un papel fundamental en el cambio de paradigma hacia el fin del humo de los cigarrillos, que es donde están la gran parte de las sustancias nocivas. Pero esto no lo podemos hacer solos, es un trabajo conjunto entre autoridades públicas, sociedades médicas y científicas, y por supuesto, la industria y la sociedad.
¿Qué visión tiene para el futuro del tabaquismo?
Soy optimista. Creo que, con el enfoque adecuado, podríamos ver un futuro en el que el tabaquismo tradicional desaparezca por completo en muchas partes del mundo. Las políticas de prevención y cesación, junto con la promoción de alternativas menos dañinas, pueden acelerar este cambio.
Como comentaba antes, pensamos que en el siglo XXI quemar tabaco no es una opción. En Philip Morris apostamos por la tecnología, la innovación y la ciencia, hemos invertido más de 12.500 millones de dólares en I+D y contamos con un equipo de más de 1.500 científicos, ingenieros e investigadores trabajando para conseguir un futuro sin humo. Y creemos que es posible que en unos 10 o 15 años los cigarrillos puedan desaparecer en muchos países. Sabemos que es un objetivo ambicioso, pero alcanzable, y estamos poniendo todo nuestro esfuerzo en conseguirlo.
*Reducciones de media en los niveles de una serie de sustancias químicas dañinas (excluyendo la nicotina) comparado con el humo de un cigarrillo de referencia. Basado en estudios científicos realizados con unidades de tabaco para calentar del fabricante diseñadas para el dispositivo.
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