Todo por hacer en la UD a una semana para que comience la pretemporada
Como en todos los clubes de Segunda, la recesión y la incertidumbre reinante ralentizan movimientos y auguran «un largo verano»
En siete días comenzarán las pruebas médicas en la UD Las Palmas, preludio del inicio de los entrenamientos de pretemporada, y, pese a la frenética actividad en los despachos, con Luis Helguera y Tino Luis Cabrera a los mandos bajo la supervisión presidencial, todo está por hacer en el nuevo proyecto 2020-21. Semanas atrás se anunció la renovación de Pepe Mel y también la continuidad de Valles, entre otros. Fue oficial un secreto a voces, la llegada de Tino Luis Cabrera a la secretaría técnica, hay una lista de bajas y ya trascendió que Rubén Castro activó su cláusula de salida. Además, en clave organizativa se anticipó que el trabajo estival se desarrollará en la Ciudad Deportiva de Barranco Seco para ahorrar riesgos con los desplazamientos. Pero hasta ahí.
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En realidad nada se puede poner en el debe de los ejecutivos del club dada la situación sin precedentes que se vive en el fútbol y, en particular, en la Segunda División. Porque, comenzado agosto, aún se desconoce hasta qué integrantes la compondrán, con la promoción de ascenso a Primera paralizada y la petición de 24 equipos para el curso venidero, pleiteando Deportivo y Numancia por conservar una plaza que perdieron en el campo. A este lío sobrevenido se suma la recesión brutal que marca el mercado a cuenta de la crisis del coronavirus y que está pasando tijera a todas las economías. Sin campaña de abonados prevista, pues se mantiene el precinto a los estadios hasta nuevo aviso, y un presupuesto de entreguerras, se anuncia «un verano largo», deslizan desde Las Palmas, ya que los movimientos en materia de altas y bajas van a exigir una dosis extra de paciencia.
En este sentido, en la UD caminan al mismo paso que el resto. Hay un trabajo de planificación importante y la dirección deportiva ha tratado de a nticiparse en lo posible a los tiempos, pero todo lo heredado del confinamiento, parón y reactivación tardía del campeonato ha desajustado el calendario que se manejaba en la zona noble del Gran Canaria. Toca volver a empezar y sabiendo que se han acentuado las dificultades que, ya por marzo, cuando regresó a la entidad, vislumbraba Helguera.
La prioridad, las salidas
Ante este escenario, Miguel Ángel Ramírez ha dado orden de priorizar en las rescisiones de contratos pendientes para aligerar masa salarial y ganar en margen de maniobra. Serán inevitables las altas y no todas vendrán de la cantera, por mucho que nombres como Clau Mendes, Pol Salvador o Álex Domínguez cobren fuerza para tomar la alternativa. Y los dineros para contrataciones, ante los recortes de más de 50% de ingresos previstos, vendrán de lo que se pueda ahorrar con los compromisos de pago ahora firmados.
Así, jugadores como Tana, Mantovani, De la Bella o Deivid ya saben que no entran en los planes, aunque ahora viene la parte más complicada, que es acordar sus salidas en los términos menos lesivos para los intereses de la UD. No acaba ahí el listado de prescindibles, pues el meta Raúl, en principio intocable, podría entrar en debates. Tampoco hay certezas con Mauricio Lemos, con sueldo también inasumible y un rendimiento bajo sospecha, y Maikel Mesa o Araujo, de vuelta tras cesiones pero que no lo tienen claro. El tinerfeño no es del gusto de Mel y el argentino quiere irse. Para enredar un poco más, Cristian Rivera, fichado en 2018 y siempre prestado (Huesca, Leganés y ahora Girona) y que volvería si el anfitrión de Montilivi no sube. Hay tarea, sí.
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