Panorámica de un terrero durante una luchada. P. Reyes

42 propuestas a la Asamblea General de la Federación Canaria

Lucha Canaria ·

José Trujillo Artiles

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 18 de agosto 2025, 18:58

No me podría perdonar pasar por esta vida, después de dedicar setenta y cuatro años a mi Lucha Canaria, sin dejar escrito -negro sobre blanco-, ... lo que he vivido, aprendido y defendido: como luchador, como entrenador, como federativo y como divulgador de nuestra cultura tanto en Canarias como fuera del archipiélago.

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He entregado mi tiempo, mi esfuerzo y mi voz a este deporte, y he tenido el honor de ser reconocido por la Federación de Lucha Canaria en el Día de Canarias 2022, en el terrero Manuel Cabrera Pollo de Tías, en Lanzarote, como ex luchador y exvicepresidente de la Federación Regional de Lucha Canaria, por mi trayectoria deportiva y de gestión federativa como presidente de la Federación Insular de Gran Canaria y vicepresidente de la Federación de Lucha Canaria. Asimismo, en mayo de 2025, mi Ayuntamiento de Telde me reconoció como defensor de nuestra cultura y de nuestras raíces.

Es precisamente esa historia, esa trayectoria que me ha hecho merecedor de estas distinciones, la que me obliga a dejar todo por escrito. No lo hago por mí, lo hago porque me duele pensar que, después de todo lo que hemos conseguido, podamos retroceder.

El titular que encabeza este escrito me lleva directo a 2019, cuando celebramos la última Asamblea General. Recuerdo bien aquel día: aprobamos reformas importantes, trabajadas con paciencia y consenso. Pero nunca se aplicaron. Y no fue por cansancio ni por olvido de quienes tenían que hacerlo, sino porque otros -que nunca debieron tener poder sobre la Federación- se metieron donde no les correspondía.

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Las consecuencias las hemos arrastrado desde entonces: parálisis, estancamiento y, sobre todo, la sombra constante del político de turno interfiriendo en lo que no es su campo recuérdese los casos, Juan Enrique-Plácido Mejías y más reciente el de Francisco Rivero.

Yo lo he dicho siempre: la Lucha Canaria debe ser independiente y autónoma. Podemos caminar junto a la política, pero sin someternos. Y si alguien les dice que hay que obedecer porque ellos tienen las perras, recuérdenle que esas perras son de todos, también nuestras, y que es su deber cumplir con sus obligaciones como políticos. No olvidemos que, en su día, el Parlamento de Canarias declaró a la Lucha Canaria Bien de Interés Cultural (BIC).

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Si seguimos permitiendo que instituciones ajenas dicten cómo se dirige este deporte que tanto amamos, repetiremos los mismos errores que vivimos cuando nos separamos de la Federación Española de Luchas (FEL).

Llevamos más de 40 años peleando para que la Lucha Canaria sea gestionada por sus propios órganos: las Asambleas. Si dejamos que eso se pierda, volveremos a ser dependientes. Y si no, tiempo al tiempo.

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Por eso, a los asamblearios les digo, con toda la experiencia que me han dado los años: no permitan que se derogue lo que ha demostrado ser bueno para la salud, la igualdad y justicia en la lucha, como el control de peso. No dejen que lo que se aprobó en 2019 siga olvidado. Hagan cumplir lo que tanto costó acordar:

Un aviso a los asamblearios: ustedes son la voz y la fuerza de este deporte.

No permitan:

-Que se derogue el control de peso, tal como está recogido en el artículo 1.1.10 del Reglamento de la Lucha Canaria.

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-Que se olviden acuerdos como el Tagoror, el Colegio de Árbitros o el control médico obligatorio, con médicos concertados por la Federación de Lucha Canaria y especializados en la atención a nuestros luchadores, siguiendo el ejemplo de otros deportes en Canarias. Se han dado casos de fichas firmadas por médicos no especialistas en deportes, lo que pone en riesgo la salud de los luchadores.

Si no lo hacemos, se cumplirá el viejo dicho: Entre todos la matamos y ella sola se murió.

Y entonces, no será solo la Lucha Canaria la que pierda, sino nuestra identidad, nuestra dignidad y la herencia que hemos prometido cuidar para las generaciones que vienen detrás.

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