La guerra por la paz de Artem Pustovyi

Se hace muy difícil, por no decir imposible, ponerse en la piel de Artem Pustovyi desde que Rusia decidió, el pasado 24 de febrero, invadir Ucrania, el país natal del pívot del CB Gran Canaria. El de Sofiyivka, único jugador ucraniano que juega tanto en la Liga Endesa como en la EuroCup, vive un calvario que intenta lidiar con profesionalidad en cada entrenamiento claretiano.

Lejos de mermar su rendimiento deportivo, su partidazo ante el Frutti Extra Bursaspor lo eleva a un altar reservado para pocos mortales. La torre firmó su mejor actuación de amarillo desde que defiende sus colores, con un doble-doble (18 puntos y 10 rebotes) para un 28 en su valoración final, su mayor registro en la EuroCup hasta el momento.

El cariño que está recibiendo de sus compañeros en cada sesión preparatoria también se está transmitiendo en las gradas de cada pabellón donde está jugando. Córdoba le mostró su cariño en el encuentro de la Ventana FIBA cuando su selección se midió a España; Zaragoza también lo agasajó el pasado fin de semana en el Príncipe Felipe; y el pasado miércoles le tocó jugar por primera vez, desde el conflicto bélico, en el Arena, donde las muestras de afecto se multiplicaron a pesar de la poca afluencia de público.

Este sábado, ante Unicaja, el club andaluz que pujó por sus servicios el pasado verano, Putovyi volverá a mostrar su mensaje de paz. Y lo hará las veces que hagan falta a pesar de lo duro que se le está haciendo el día a día. «Artem siempre llegaba a los entrenamientos haciendo bromas, siempre muy positivo. Ahora es un chico callado, al que le cuesta expresarse. Le cuesta comunicarse», aseveró la semana pasada el propio Porfi Fisac, el primero en aplaudir el esfuerzo del ucraniano que vive su particular guerra por la paz.

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