Una rebelión juvenil capitaneada por mujeres
El Cuyás acoge este viernes y sábado, 'La discreta enamorada', de Lope de Vega, con la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico
No. Ni bajo la cabeza ni me quedo a expensas de lo que manden los hombres o decida una divinidad. Este paso de gigante es el que da una de las protagonistas de la comedia 'La discreta enamorada', escrita por Lope de Vega en torno a 1606 y ambientada en Madrid, que este viernes y sábado, a partir de las 19.30 horas, se representa en el Teatro Cuyás de la capital grancanaria, de la mano de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC).
Publicidad
Lluís Homar, que dirige este montaje, a la CNTC desde hace cuatro años y asume uno de los papeles de la obra en las funciones de estos dos días, no duda en definir el texto de Lope como «una rebelión de los jóvenes capitaneada por una mujer». «La mujer es el motor de la obra y es que Lope de Vega era un enamorado de la mujer», subraya Homar.
Reconoce que se trata «de una comedia de enredo», que va un paso más allá, gracias al ejercicio de «pura orfebrería teatral y malabares» que escribió este genio universal del Siglo de Oro.
Se trata de la primera vez que esta compañía estatal representa esta pieza. Circunstancia a la que Lluís Homar resta importancia. «Hablaba un día con Felipe Pedraza sobre cuántas obras se escribieron en el Siglo de Oro y me decía que entre 5.000 y 6.000 y que unas 250 son obras maestras. Es un fenómeno único en el mundo», sentencia.
El actor y director considera que la mejor manera de abordar esta «joya» escénica es siendo muy fiel a Lope de Vega. «No representamos una versión, es el texto tal cual lo escribió Lope, salvo algún pequeño retoque lógico», adelanta.
El verso barroco como forma de hablar
Esta postura obliga a un trabajo mayúsculo con el verso barroco. «Si alguien se tiene que preocupar por la palabra somos nosotros, este es el templo de la palabra. Hemos contado con el maestro Vicente Fuentes, que ha hecho un gran trabajo con el elenco durante más de un año», explica Lluís Homar. El camino a seguir fue claro. «Que el verso sea habla, que no sea hablar en poesía y nos lleguemos a olvidar de que hablamos en verso haciendo el verso», añade.
Publicidad
Dos de los actores
«Al principio no entiendes nada, pero poco a poco lo fuimos convirtiendo en nuestro. Tras hacerlo muchas veces, te acabas expresando como si hablases así. Creo que este ha sido el mejor aprendizaje de mi vida, porque tras esta obra ningún texto me dará miedo», indica la actriz Cristina García, que integra un reparto en el que también figuran Íñigo Arricibita, Xavi Caudevilla, Ania Hernández, Nora Hernández, Antonio Hernández-Fimia, Pascual Laborda, Cristina Marín-Miró, Felipe Muñoz, Miriam Queba, María Rasco y Marc Servera.
Su compañero Antonio Hernández- Fimia destaca que el verso, tras unos primeros minutos en los que el espectador puede estar un poco descolocado, cobra vuelo y se establece una gran conexión. «Hemos visto que se logra un bonito diálogo con el público. Nos acompañan y se ríen, no por un gesto o un gag corporal, sino porque entienden la trama. La obra está tan bien escrita que es como un gato que siempre cae de pie», destaca el joven actor.
Publicidad
Lluís Homar recalca que los doce jóvenes intérpretes, seis mujeres y otros tantos hombres, superaron un arduo proceso de selección previo. Y que una vez en el barco de 'La discreta enamorada' han demostrado que no solo saben interpretar sus roles. También cantan, bailan, tocan instrumentos y hasta componen la música del montaje.
Carencias contemporáneas
'La discreta enamorada' de Lope de Vega promete mucha diversión. Pero la riqueza de su texto pone sobre el tapete cuestiones de calado. «Hoy en día estamos faltos de vida genuina, real, no virtual y eso es lo que nos ofrece esta obra maestra», asegura el actor y director Lluís Homar.
Publicidad
Esta pieza, añade, también hace una defensa a ultranza del «amor genuino», que es capaz «de hacer posible lo imposible», apunta Homar. También aflora en la obra el deseo en una ciudad tolerante, así como una serie de «mujeres empoderadas que este montaje presenta con una mirada limpia y feminista», según la actriz Cristina García.
Se puede entender la obra un toque de atención ante un presente tan oscuro y retrógrado como el que algunos defienden en la actualidad. «Valores rancios e infiltrados en la sociedad siempre hay. Por eso tenemos que reafirmarnos en Lope ante la no vida y la negación», explica el director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Regístrate de forma gratuita
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión