Jan Helebrant (Flickr)

El Bufadero de La Garita, un rincón de atardeceres

Numerosos visitantes acuden a este enclave de la costa teldense, llena de lugares mágicos

Ingrid Ortiz Viera y Gaumet Florido

Las Palmas de Gran Canaria

Martes, 28 de marzo 2023, 19:06

Veintitrés kilómetros de litoral dan para mucho, para playas de primer nivel que ya son destino habitual de miles de grancanarios, pero también para rincones semivírgenes que harían las delicias de cualquier aventurero. Tallado en piedra volcánica y azotado por el vaivén de las olas del Atlántico se encuentra uno de los enclaves más bellos de la costa teldense. Cuenta de ello dan no solo los vecinos de la zona sino los numerosos curiosos que alaban las puestas de sol que se pueden disfrutar desde allí, en el bufadero de La Garita.

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Este tipo de formaciones geológicas consiste en una especie de respiradero por el que se cuela el agua cada vez que impacta contra las rocas, emitiendo un fuerte resoplido. Lo espectacular del fenómeno viene acompañado al mismo tiempo de peligrosidad, de ahí que no esté permitido el baño en esta zona, donde ya ha habido algún accidente mortal.

Por otro lado, dos piscinas naturales dan la bienvenida al bufadero y crean un efecto peculiar: llenas con la pleamar, actúan como contenedores del agua que posteriormente sale en cascada por el bufadero, volviéndose a quedar casi vacías.

De paseo por el litoral escondido

Este rincón de La Garita es solo una de las muchas postales casi paradisíacas que esconde la costa local. Entre los puntos menos transitados están La Herradura, El Barranquillo, La Piscina, la Charca de Taliarte, Costa López, Dos Hermanas, El Echadero, La Charca de los Pérez o la playa de Las Caracolas.

Algunos son ideales para el baño familiar, otros solo son un privilegio entre mareas y otros requieren del tino de un lugareño, como El Barranquillo y La Herradura, a los pies del paseo marítimo que una las calas de La Garita y Hoya del Pozo.

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Se trata de paisajes ribereños modelados por la erosión del mar y la plataforma rocosa. Basta con situarse junto a la choza del fallecido Chano el Guapo (es la única que está por debajo de la avenida) y mirar a las olas. El primero está a la izquierda, el segundo justo enfrente y, más al sur, el mismo Bufadero.

Por esta zona, oculta a los ojos del paseante por un risco que le sirve de parapeto, el visitante que recorra la ruta costera se dará de bruces con La Piscina, una alberca de agua salada y poca profundidad que parece cincelada por Neptuno.

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Además, en los alrededores se topará con otra curiosidad. La acumulación de sal en los riscos forman unas improvisadas y muy naturales salinas que hacen las delicias de los pocos que conocen este secreto y se nutren del producto que les deja la marea.

Un poco más al sur, pasado Taliarte, el usuario tiene la opción de bañarse en la Charca de Taliarte, donde una barandilla plantada sobre el risco le llevará hasta la zona de arena, o bajar por escaleras a las Dos Hermanas, antes de llegar a Melenara, o tumbarse al sol en el solarium de piedra que antecede a la Charca de los Pérez, bajo el paseo de Clavellinas.

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