San Isidro, castañeros y papas a mansalva
Este barrio de Teror mantiene vivas muchas costumbres de antaño, combinando naturaleza, agricultura y tranquilidad
David Rodríguez Medina
Teror
Domingo, 17 de agosto 2025, 23:07
Nada más llegar a las inmediaciones del barrio de San Isidro, ubicado en el punto más alto de Teror y en la linde con San Mateo, cualquiera puede intuir lo que se va a encontrar. Al mirar a lo alto de la montaña se puede observar el gran y frondoso bosque de castaños, nogales y laureles, junto a los terrenos sembrados de trigo, centeno, millo y papas. En concreto los castaños, seña de identidad de este lugar, se van poblando poco a poco, preparándose para llegar bien cargados de castañas a los meses de octubre y noviembre. Precisamente este fruto es uno de los que más abundan en el barrio, puesto que las condiciones climatológicas se presentan idóneas para que en los meses de otoño los vecinos de San Isidro puedan recoger cientos y cientos de kilos de castañas.
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Al caminar por las calles contiguas de la histórica ermita de San Isidro, revestidas completamente de piedras, sorprende gratamente el silencio y el aire puro que se respira, convirtiéndolo en un enclave idóneo para huir de los grandes núcleos poblacionales y rebajar los niveles de estrés provocados por la rutina. Este lugar mantiene vivas muchas costumbres de antaño y combina a la perfección naturaleza, agricultura y tranquilidad.
El templo cristiano, ubicado en el casco urbano del barrio, es uno de los pocos que quedan actualmente en la isla que no pertenece a la iglesia, sino que es de propiedad privada. Juan González, un hombre con gran fama de sabio en la isla en el siglo XVII, pidió permiso al obispo de ese entonces para construir una ermita en su caserío, ubicado en San Isidro. En el año 1687 esta ermita adquirió de la basílica de Nuestra Señora del Pino la actual campana, que es una de las más antiguas de la isla.
La ermita, tras ser adquirida por varios dueños durante toda la historia, como por ejemplo el padre del histórico pintor canario Nicolás Massieu, Antonio Massieu, acabó en manos de Francisco José Grimón. Este hombre fue muy importante en la historia del templo de San Isidro puesto que entre los años 1995 y 2000 sometió a la infraestructura a una reforma integral, manteniéndose en perfecto estado hasta el día de hoy.
Actualmente las fiestas patronales de este barrio se realizan en honor a San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza. Este año el pregonero fue Armando Rodríguez, un hombre con una fuerte vinculación con la agricultura que, pese a que no vive en San Isidro, muchos días de la semana se traslada hasta el barrio para plantar en los terrenos que tiene en propiedad y en los que le deja algún que otro vecino.
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«Cuatro veces me ha tocado dar el pregón desde el año 2008. Cada vez que me lo pide la asociación de fiestas del barrio me presto a ello sin dudarlo», indica Armando, quien añade que «mi mujer heredó parcelas aquí y ahora subo a plantarlas».
Para este año ha recopilado gran parte de la historia que envuelve tanto al templo sagrado de este lugar como al barrio en general para contársela a los vecinos en el pregón celebrado justo delante de la ermita. «Pese a que el día de San Isidro Labrador se celebra en mayo y el de Santa María de la Cabeza en septiembre, en San Isidro celebramos las fiestas siempre el primer domingo de julio porque fue cuando se dio la primera misa en la ermita. Ese día sacamos las imágenes de los santos en una procesión en el que es el día grande de las fiestas», cuenta.
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Una de las jornadas más importante de las fiestas patronales es la romería ofrenda que se celebra justo el sábado antes del primer domingo de julio. «Se junta una gran cantidad de gente. Se podan los álamos que están delante de la ermita para que luzcan bonitos durante la romería ofrenda a San Isidro Labrador y a Santa María de la Cabeza». Justo el domingo siguiente se realiza otro de los festejos más importante de las fiestas, como es la trilla.
«Este es otro día donde hay una gran afluencia de público, puesto que después de la trilla hacemos un sancocho con papas cultivadas en San Isidro para todo el barrio», cuenta Armando. En ella se coge el trigo, el millo y el centeno cultivado durante el año por los labradores de la zona y se muele, primero con vacas, y luego con mulos.
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Desde pequeños en San Isidro
Los hermanos Isidro y Manuel Sánchez se criaron en San Isidro, aunque actualmente no viven en el barrio, pero «subimos para plantar, regar y recoger las papas y más cosas que plantamos durante todo el año». Casos así se repiten mucho, puesto que bastantes personas viven en otros sitios de la isla pero suben hasta San Isidro a plantar y recoger diferentes verduras y hortalizas debido a la riqueza climática y la calidad de la tierra de este enclave.
Isidro y Manuel también se dedican al cultivo del trigo y centeno para «llevarlo y molerlo en la trilla que se hace todos los años», comenta Isidro. Otra de las aficiones de estos hermanos es recuperar varas de mimbre para posteriormente hacer las cestas artesanales.
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