Reaparece un viejo cañón bajo el mar de Castillo y los vecinos piden su rescate
Jóvenes del barrio lo hallaron en los 80 y en los 2000 fue catalogado, pero luego se le perdió el rastro | Su longitud alcanza los 2,4 metros
Los vecinos de Castillo del Romeral se temían lo peor, pero el interés de tres de ellos, amantes, además, de la historia de su pueblo, les ha devuelto la esperanza: el viejo cañón que descubrieron bajo el mar en los 80 y que el Cabildo catalogó en los primeros 2000 aún no ha sido expoliado. Durante años se le perdió la pista, pero fue redescubierto días atrás, un feliz hallazgo que investigadores como Pablo Guedes, autor del blog de Historia de Castillo del Romeral, aprovechan para reclamar a las administraciones públicas el rescate de esta pieza.
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Según constató el arqueólogo Sergio Olmo en sendas intervenciones submarinas llevadas a cabo en 2002 y en 2004 por encargo del Cabildo, se trata de «un cañón de grandes dimensiones» que ya entonces se hallaba «muy concrecionado» (con acumulación de partículas sobre su superficie), lo que ha desdibujado en parte su fisonomía y, con ello, en parte también, ha contribuido a su protección. Es por esa razón por la que tampoco se precisa el lugar del hallazgo.
Lo cierto es que días atrás tres amigos, Roberto y Eva Guedes y Diego Mora, hicieron una incursión en el mar gracias a las indicaciones que les había dado otro vecino, Antonio Guedes, el de 'Cuca', ya fallecido, localizaron la pieza en un momento de gran visibilidad bajo el mar e hicieron el vídeo para dejar constancia documental de su presencia.
Pablo Guedes, uno de los que lo descubrió en los 80, se queja del poco interés que ha suscitado en el mundo académico oficial la riqueza histórica que esconde el mar de Castillo, testigo de todo tipo de sucesos navales en siglos pasados. De hecho, recuerda que aún se desconoce la datación del cañón, o el motivo o las causas por las que está en este lugar. Por eso insta a subsanar este vacío y, como primer paso, a sacarlo del mar.
Una pieza que podría compartir espacio con un falcón del siglo XVI
Aunque en su descripción Olmo advierte del mal estado de conservación de la pieza, sí subraya que aún se pueden apreciar algunos de sus elementos más distintivos, como la boca, el alma, los muñones y el cascabel.
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«Su longitud aproximada alcanzaba los 240 centímetros y su anchura máxima unos 48 centímetros en la zona de los muñones, donde cada uno de ellos tiene casi 10 centímetros. El diámetro oscila entre los 20 centímetros de la boca y los 40 de la base; en tanto que el remate del cascabel sería de 15 centímetros de alto y 30 de largo.
Guedes insiste en hacer algo para evitar que sea expoliado. No sería el primero. Y propone que su destino sea un futuro museo en la Casa de la Cultura del barrio, donde ya se conserva un falcón pedrero español de mediados del siglo XVI.
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