Las Palmas de Gran Canaria

La primera muralla se llena de basura

La Punta del Diamante es uno de esos proyectos que durante los ochos años del mandato de Augusto Hidalgo, con Javier Doreste al frente de Urbanismo, iban a cambiar el rostro de las zonas altas de la ciudad. Una red de miradores conectados por elementos de movilidad vertical de los que, una vez ellos fuera delAyuntamiento, no hay nada en marcha. Y como sucede en el caso del supuesto mirador de San Francisco, la imagen es lamentable.

Las obras que se iniciaron hace demasiados años fueron detenidas por la aparición de los restos de la primera muralla defensiva de la ciudad. Patrimonio histórico. Dos palabras que juntas parecen merecer el desprecio de los gestores de la ciudad. Para proteger esos vestigios se colocaron unas vallas de hierro, que también hace ya demasiados años, desaparecieron dejando el espacio desprotegido y abandonado.

Hace más de tres años que en la entrada se orea una botella rota de Anís del Mono. Y los espacios huecos entre tramos de murallas se han convertido en papeleras improvisadas que acumulan restos de botellones. Todo eso sobre ruinas del siglo XVI.

Esos años, casi ocho, el abandono de las obras ha robado conectividad al barrio. La calle lateral del Castillo de San Francisco, donde había una parada de guagua, está cerrada desde hace años y ahora es espacio de paseo –y defecaciones sin recoger– para dueños de perros.

Este abandono redunda en el desdén con el que en Las Palmas de Gran Canaria se ha tratado su patrimonio histórico. Muy rico y diferencial en relación a otras ciudades que han hecho de esto elemento de atracción turística.

Lo explica muy bien Artemi Alejandro Medina, arqueólogo especialista en historia militar. «Esa es una zona con una producción bastante interesante, en la que las propuestas tradicionales han sido las de crear un espacio único que pueda vertebrar el Castillo de Mata, con lo que queda de la franja de la Muralla, Punta del Diamante y el Castillo de San Francisco. En la ciudad se da la situación de que se conservan, en muchos casos abandonadas, infraestructuras militares que van desde el siglo XVI hasta el XX. Que explican perfectamente la historia de todos esos siglos de manera cronológica. Y eso no pasa en muchos lugares del mundo», subraya.

La estampa no es distinta a la de muchas zonas de la ciudad. La basura se amontona en las esquinas, dando la sensación de que no ha pasado a retirarse en mucho tiempo.

Las obras comenzaron en febrero de 2018, tal como acreditó el Ayuntamiento en una nota de prensa del jueves 15 de febrero de aquel año. Tras la aparición de los restos de la traza original, el gobierno de la ciudad asegura que está a la espera de un acuerdo de cesión de suelo con el Estado para afrontar las obras que llevan un lustro paralizadas.

Sin embargo, la falta de mantenimiento de la zona poco tiene que ver con el comienzo de las obras. Sin protección, el espacio se encuentra en un estado de abandono absoluto. Y todo eso disfrutando de una de las panorámicas más completas de Las Palmas de GranCanaria.

Financiadas con 500.000 euros del Fondo de Desarrollo de Canarias del Gobierno regional, el proyecto que se vendió durante las dos legislaturas anteriores por el tripartito estaba compuesto por cuatro fases: la primera es la paralizada creación de la plaza mirador, siendo las siguientes la conexión entre el resto de la muralla que se prolonga ladera abajo sobre la montaña.

En aquella nota de prensa, en la que se incorporaban declaraciones de Javier Doreste, los trabajos iban a estar concluidos antes de la finalización de 2018. Las fases restantes deberían haber quedado culminadas a finales del siguiente año.

La situación de la Punta del Diamante y del Castillo de San Francisco evidencia desde el patrimonio monumental el abandono de una de las zonas históricas de Las Palmas de Gran Canaria. La carretera principal de acceso al barrio se encuentra en estado deficiente, y sus aceras, como sucede a lo largo y ancho de toda la ciudad, está pobladas por el rabo de gato. Los vecinos de la zona han demandado constantemente los problemas de movilidad que han ido sufriendo por el cierre constante de calles como Sierra Nevada.

La basura acumulada en la zona crece montaña arriba. El camino entre la carretera de Mata hasta la zona del mirador y el castillo está lleno de basura. Restos que manchan un lugar de ensueño, desde el que se puede contemplar Las Palmas de Gran Canaria en todos los puntos cardinales imaginables. Otra herida en el corazón de esta ciudad atlántica.