La obra de la ermita del Pueblo Canario se convierte en infinita

Las obras de remodelación que se están llevando a cabo en la ermita de Santa Catalina, cosida al Pueblo Canario, siguen perdidas en un laberinto de prórrogas y modificados en el que no se vislumbra la posible fecha de su salida. El área de Urbanismo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria acaba de firmar la autorización para redactar un nuevo modificado del proyecto, con su correspondiente incremento presupuestario, que convierte esta obra en infinita.

Los trabajos en la ermita, sede principal de las bodas civiles en la ciudad, comenzaron el mes de abril del pasado 2023. El primer plazo establecido para la conclusión de los trabajos en la zona era de ocho meses, por lo que debían haber concluido en noviembre de ese año.

Ese plazo fue imposible de cumplir, porque la contrata explicó las circunstancias que se había encontrando al iniciar los trabajos: «Durante la excavación en la nave central aparece un pavimento prefabricado de hormigón con polvillo o trozos de piedra de finales del XIX o principios del XX (visualmente parece piedra) y situado a la cota -30cms del nivel existente. Son baldosas de formato rectangular de 50x25 cms y no aparece en la totalidad de la nave, pero si ocupando toda una franja central de la misma de 36 M2 de los 68,52 m² de superficie útil que dispone dicha nave. Por otro lado durante la excavación de la nave norte, se confirma la existencia de un pavimento al mismo nivel del aparecido en la nave central, siendo en este caso baldosas cuadradas de dimensiones 42,5x42,5 cms y también prefabricado», indicaron en el primer escrito por el cual el Ayuntamiento accedió a la modificación del plazo de recepción original.

Esos, trabajos, que según el documento conllevarían un incremento de un 5% sobre la partida inicial, se han seguido realizando a lo largo de los últimos meses y ya ampliamente sobrepasado el año de obras en el lugar.

Las reformas se siguen realizando y atrás ha quedado el presupuesto acordado originalmente, que según el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria tenía como punto de partida los 416.455 euros.

La catalogación de la ermita del Pueblo Canario como Bien de Interés Cultural conlleva que la actuación que se desarrolla en ella sea especialmente delicada. Tanto por sus características patrimoniales como por las obras artísticas, como por ejemplo los murales realizados por Jesús Arencibia, es una joya dentro de una ciudad a veces cruel en el cuidado de su patrimonio.

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