Quejas por ruido en Las Palmas de Gran Canaria: «Hay noches que ha sido insoportable»
Vecinos afectados critican el exceso de decibelios durante las Fiestas de San Lorenzo, en Las Palmas de Gran Canaria, y que se haya alargado su duración
Las fiestas patronales del pueblo de San Lorenzo echaron el cierre este domingo después de 17 días de celebraciones que no han contentado a todos por igual y que han generado la queja de algunos vecinos que residen en el entorno de la plaza, epicentro de las galas y actuaciones.
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«No estoy en contra de las fiesta, sino del ruido», expone Marcos Rivero, residente en el pueblo que registró este domingo una queja formal en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria para denunciar una situación que le afecta en primera persona y que, afirma, perjudica a otros vecinos a los que representa.
«Hay noches que ha sido insoportable», señala quien en su escrito de queja se refiere a citas como «la noche del 15 de agosto» en la que «sobre las 22.22 horas se llegó a los 75 decibelios en el acto denominado 'Noche de Versiones'», o al viernes 8, cuando tras la gala drag, «hubo una serie de conciertos hasta las 04.00 horas seguidos de unas tracas de voladores a la 05.00, por parte de unos vecinos de la Zona del Ebro», y añade que «esa noche el nivel de sonido generado a las 01.15 horas llegó a los 75.1 decibelios».
«Si protestas parece que no eres del barrio, pero es una cuestión de civismo y de derecho al descanso», expone este vecino que se reconoce afectado y que se pregunta «¿qué permiso ha dado el Ayuntamiento a a la Comisión de Fiestas para mantener unos decibelios que, bajo mi punto de vista, son elevados?».
Y es que comenta que si bien «la comisión puede pedir un aumento de decibelios», lo cierto es que «el nivel estuvo muy por encima de los 40 decibelios en zonas residenciales permitidos en la Ordenanza de Municipal de Las Palmas de Gran Canaria».
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Asegura que en el entono de la plaza se crea «un efecto anfiteatro» que se traduce en que «se triplique el nivel de ruido», lo que hace que los vecinos del entorno no se libren de las molestias ni aún contando con ventanas insonorizadas.
Marcos Rivero señala que en su caso concreto, la noche de los fuegos, en la víspera de San Lorenzo, su familia tuvo que dejar su residencia, algo que relata no es la primera vez que sucede.
«Mi madre es una persona con alzheimer frontotemporal y se desorienta con facilidad cuando hay sonidos estridentes o fuera de lo común», dice sobre el ruido que se genera con el espectáculo pirotécnico, algo que reconoce también afecta «a otras personas mayores, así como a niños con autismo y a mascotas».
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Aclara que no rechaza los fuegos, pero cree que existen otras alternativas que eviten esta «contaminación acústica» como «los fuegos sin ruido», como se hace en algunos lugares.
Además, llama la atención sobre «los efectos negativos en la salud» que tiene el ruido y avanza que ya hay otros vecinos afectados que tramitan quejas.
Asimismo, se pregunta el motivo por el que se han alargado hasta el día 17 de agosto unos festejos que «tradicionalmente eran del 1 al 15».
Incide en que no está contra las fiestas ni los fuegos, «porque es una tradición de mi barrio», pero reclama que se respete la normativa municipal.
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