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El manto de callaos que cubría en la mañana de este miércoles buena parte del paseo de San Cristóbal, en Las Palmas de Gran Canaria, era la prueba de lo vivido en una madrugada en la que el barrio marinero no pegó ojo como consecuencia de un temporal que desbordó todas la previsiones.
La declaración de alerta por riesgo de inundaciones activada desde las 19.00 horas de este martes por el Gobierno de Canarias para Lanzarote y Fuerteventura no se extendió a Gran Canaria hasta las 11.00 horas del miércoles, lo que llevó al Ayuntamiento capitalino a hacer lo propio.
Pero en este enclave ya muchos habían accionado su propia alarma ante lo que hacía presagiar una situación compleja.
Por eso, vecinos como Alicia Navarro estaban más que atentos. Lo que no esperaba es que la fuerza del mar fuera tal que inundara su vivienda sin contemplaciones, tanto por Timonel como por la Marina. Las dos calles a las que mira su casa y que fueron las más perjudicadas por el embate de unas olas que además de agua arrastraron arena y piedras, algunas de gran tamaño.
«Está todo mojado, no se salva nada», comenta mientas sigue con las labores de achique en una vivienda en la que hay poco que rescatar. «Los zapatos estaban flotando», dice para describir lo que se vivió en su casa ante la fuerza de un mar incontenible que alcanzó casi 30 centímetros en el interior y que ha dejado inservibles buena parte de sus enseres y pertenencias. «Incluso la mochila de mi hijo», apunta.
Explica que «las olas empezaron a crecer de una forma descomunal» y desde las 00.40 horas comenzó «a entrar agua, hasta el punto de que me arrancó la puerta». Ella había decidió quedarse en el sofá porque temía el temporal, pero la realidad superó con creces lo que imaginaba y dice que vivieron momentos de miedo, sobre todo sus dos hijos y sus perros. «Mis hijos estaban desalados, llorando» y a uno de ellos «una ola lo mojó entero», relata.
Añade que entre su hermano y su marido trataron de contener el agua que entraba en su casa a la espera de que llegaran los bomberos, «que fui yo quien los llamó», pero la fuerza de las olas hizo imposible reponer en su sitio la puerta de la vivienda.
La Policía Local fue avisando durante la mañana a los vecinos más perjudicados de que se iba a habilitar un espacio para alojar a quienes quisieran, antes de que llegara la siguiente pleamar -prevista las para 15.24 horas de este miércoles-, por si volvía a causar daños. Mientras, bomberos y otros agentes del cuerpo municipal de seguridad desalojaban elementos del paseo y zonas aledañas que pudieran suponer un riesgo para las personas.
Pero los afectados no querían oír hablar de dejar sus hogares. «Yo no me voy de mi casa», señala Alicia Navarro mientras sigue achicando agua.
«La puerta de atrás ya me la tabicaron», dice sobre el trabajo que acometió su casero durante la mañana en el acceso por la calle Marina en previsión de nuevos rebosos. «Aquí pondré tablas para que si tiene que entrar que entre, pero que sea lo menos posible» dice sobre la protección a dar a la entrada por Timonel.
También vecinos como Laureano Peña se afanaban en acondicionar unas viviendas a las que el mar arrastró piedras de un tamaño más que considerable y muchos callaos. «Hay hasta debajo del sofá», explica cepillo en mano.
Además de limpiar, los afectados se centraban en proteger los accesos a sus casas con tablas y sacos para contener un mar que antes del mediodía ya rugía.
«Más de 50 años» dice José Miguel Saavedra que es el tiempo en que no veía algo así en su barrio. Explica que el agua también entró en su casa, pero no con la contundencia que lo hizo en otras residencias cercanas. Tiene claro que la solución a una situación que teme se vuelva a repetir es «hacer una escollera semisumergida» que sustituya al actual muro del paseo marítimo.
Una medida que también reclama Ramón Santana que, herramientas en mano, camina de un lado a otro del paseo prestando su ayuda a sus vecinos. «Hace muchos años que no teníamos un temporal como este, pero necesitamos una escollera semisumergida como la que hicieron en la avenida marítima para proteger los coches, porque las personas son más importantes», reivindica.
Juan Jesús Santana, de la asociación vecinal del barrio, pide igualmente que se acometa esa actuación para preservar las viviendas de un barrio que convive con el mar. Por eso quería aprovechar la visita que realizó la alcaldesa Carolina Darias y otros concejales del Ayuntamiento, pasadas las 11.00 horas de este miércoles, para pedir que se rescate ese proyecto.
El concejal de Ciudad de Mar, Pedro Quevedo, dijo que «el cambio climático ha llegado para quedarse» y confirmó que «teníamos un proyecto desde Ciudad de Mar pensando en una escollera nueva» y «ahora va a ser el momento de recuperar ese anteproyecto». También apuntó que «la alcaldesa ya se ha comprometido a ponerse en marcha con el resto de las administraciones» para impulsar esa propuesta.
Mientras, el concejal de CC en el Ayuntamiento, David Suárez, pedía este miércoles al pacto municipal que proporcionara a los vecinos «medios de contención física, como sacos de arena, para evitar los efectos de las grandes mareas que generaron» importantes daños en la zona.
Por la tarde, la pleamar llegó «con menos fuerza» que la de la madrugada previa. Pero aun así «volvió a inundar casas en la calle Timonel», confirma Juan Jesús Santana.
Por eso pide que se tenga en cuenta la voz de los vecinos a la hora de tomar medidas preventivas, como «hacer imbornales en el muro» del paseo.
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