Una ladera convertida en vertedero
Cansada de vivir entre basura y silencio institucional, M.G., vecina del Barranquillo Don Zoilo, exige al Ayuntamiento que limpie los residuos acumulados tras su casa o, al menos, le permita hacerlo por su cuenta antes de que el lugar se vuelva inhabitable
El día a día de una vecina de la capital grancanaria, que responde a las siglas de M.G. no es fácil. Se acumulan residuos detrás de su casa en la calle Párroco Villar Reina en la zona del Barranquillo de Don Zoilo. M. G. sigue sin novedad tras haber escrito ya tres cartas al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.
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«La suciedad y los matorrales ya cubren las escaleras. Si no limpio yo esto, no lo hace nadie. Le pedí al Ayuntamiento que me arreglara los escalones porque mira como están, pero… no me han dado respuesta. Nos tiran botellas, pelotas, sillas y de todo desde arriba», explica.
Se trata de la única escalera del Barranquillo que no tiene salida. Asegura haber enviado tres misivas al Consistorio capitalino y solamente en la última solicitud le respondieron que acudiría personal de limpieza pero siempre y cuando dicha actuación no conlleve riesgos de caídas para estos trabajadores. Asevera que tiene una niña pequeña y teme que este sea un espacio insalubre «llevan cinco años, desde que vivo aquí, tirando basura desde arriba, como si esto fuera un vertedero. Se ha vuelto un apartadero sucio y deplorable. A día de hoy siguen sin darme soluciones».
La mujer está convencida de que la situación sería distinta «si se tratara de la casa de una funcionaria». Explica que no puede limpiar por su cuenta para evitar una sanción y, además, «¿para qué?, si la semana que viene vuelve a estar igual». Asegura que los fines de semana se celebran botellones en la zona y que su perro no deja de ladrar cuando escucha el bullicio. «Con el viento, todo se llena de plásticos. Si este terreno fuera mío ya lo habría arreglado. Solo pido que me autoricen para repararlo, aunque sea con mi dinero. No me arriesgo a actuar sin permiso porque después me multan. Lo mínimo es que me den la autorización».
En sus escritos al Consistorio solicita la «reparación y adecuación de las escaleras dada la mala situación peatonal», ya que representan un peligro de tropiezo y carecen de seguridad para los viandantes. En caso de no poder destinar personal a corto plazo, pide que al menos se le proporcione «el material de construcción necesario para acometer la reparación por mi cuenta». Si tampoco fuera posible, solicita «autorización para realizar la obra ella misma». Todo ello lo expuso ya el 28 de noviembre del pasado año, sin éxito.
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El 10 de julio volvió a presentar una queja, esta vez de limpieza. En esa ocasión recibió respuesta: «Desde la Jefatura de la Unidad Técnica de Limpieza Viaria y Recogida de Residuos le informamos que se tendrá presente la incidencia, se hará una valoración de la zona y se determinará si se activa o no un servicio especial y localizado de limpieza, que nunca se ejecutará si corre peligro la integridad física del personal como consecuencia del desnivel existente».
Días después, el 4 de agosto del presente, el Servicio Municipal de Limpieza de Las Palmas de Gran Canariale trasladó que se había tomado nota de la incidencia en el área de las escaleras, y que el resto se remitía a Experta a Parques y Jardines y a Patrimonio para que adoptaran las medidas oportunas.
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De esta forma, y después del caso omiso por parte del ente capitalino, M. G. muestra su hartazgo a CANARIAS7 para ver si de una vez por todas, y tras varias réplicas, el Consistorio Local se dispone a colaborar con ella. M.G. espera que esta denuncia pública logre, por fin, «una respuesta efectiva» ante esta situación «insostenible».
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