Manifestación de los colectivos de Jinámar, este miércoles, a las puertas de las oficinas municipales. C7

Jinámar exige al alcalde Hidalgo que dé respuesta a sus carencias históricas

«No queremos mendigar, exigimos nuestros derechos», exponen 13 colectivos que este miércoles se manifestaron ante el Ayuntamiento

Javier Darriba

Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 6 de octubre 2021, 14:21

Jinámar se siente marginado por las instituciones de uno y otro lado del barranco. La impresión de los vecinos que allí viven es que todos los responsables políticos los han olvidado. Y lo que es peor, los han ignorado, los han dejado al margen. Cuando se empieza a hacer un repaso de sus carencias, da la impresión de que no se va a acabar porque están tan enraizadas que se han camuflado ya en una normalidad que los jinameros se niegan a aceptar. Este miércoles fueron expuestas todas por trece colectivos del barrio que se manifestaron ante las oficinas municipales. Hasta allí se desplazaron para que el alcalde de la ciudad, Augusto Hidalgo, las oyera. Llevan intentando que los atienda desde hace más de dos meses. Por eso, coreaban lemas como «alcalde Augusto, no escurras el bulto» o «alcalde irresponsable, no somos miserables».

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«Es una falta de respeto del alcalde que no nos haya contestado en todo este tiempo», se queja el presidente de la asociación de vecinos Thenesor, Paco Suárez, «estamos cansados de que el Ayuntamiento invierta dinero en obras que no resuelven nuestros problemas».

Se refiere, entre otras, a las inversiones realizadas en la piscina o en el local social. La primera fue enterrada. El segundo, quemado y desvencijado. Y, mientras, la población pasa hambre. «Hay una persona que lleva cuatro años sin agua y sin luz, y así tuvo que pasar la pandemia«, expone Lolo Rodríguez, de la Red de Solidaridad Popular de Jinámar, »y hay gente que lleva tres años sin ser atendida«. No quiere diferenciar entre Las Palmas de Gran Canaria y Telde, los municipios en los que está enclavado el barrio. »Denunciamos la manipulación de la pobreza que hacen los dos ayuntamientos para captar recursos que se invierten en proyectos que nunca abrieron, prosigue, »son inversiones que no resultan prioritarias«.

Las listas de espera en servicios sociales constituyen una queja básica del barrio. C7

Lo sangrante es la atención social. «Lo desgraciado es que las instrucciones derivan a la gente a nuestros colectivos, que hacen una labor altruista, y no les garantizan los derechos, les dan un papelito y los mandan a pedir caridad», detalla Lolo Rodríguez, «y es lo que denunciamos, no queremos caridad, queremos derechos, queremos acabar con la caridad«.

Denuncian que no existen proyectos de intervención social en la zona y muchas de las personas vulnerables no son atendidas con dignidad, sufren listas de esperas y no se les informan de las ayudas a las que tienen derecho. Y, por eso, se cronifica la pobreza.

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«Exigimos unos servicios sociales dignos porque hay familias que pasan hambre, que tienen que aguantar enormes listas de espera, a las que no les cogen el teléfono cuando llaman para pedir ayuda y que no pueden pagar sus gastos», denuncia Iris Rodríguez, de la asociación Thenesor, «que se atienda a quien lo necesita con calidad, que no se limiten a dar una ayuda y ya está, que se acompañe al vecino». Esta joven opina que el bario ha sido sometido «a cuarenta años de abandono». Y reclama también un centro de salud y un centro mayores en condiciones, así como espacios para que la juventud pueda reunirse.

Como en los años 80

¿Recuerdan el mundial de fútbol de España? ¿Con el Naranjito? Pues en Jinámar se tiene el convencimiento de que desde entonces no se ha hecho nada por el barrio. «La verdad es que estamos peor que en 1983 en cuanto a miseria, empleo y servicios», expone Paco Suárez. Ejemplo de ello son los baches que pueblan sus vías desde hace más de una década; o las paradas que están en las Ramblas y que carecen de marquesinas.

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Y eso por no hablar de las dificultades de movilidad que afrontan los peatones. En una ciudad que aspira a aparcar el coche, Jinámar es una selva para el viandante. Para ir a la playa, al centro de salud o al área comercial «hay que ir por la carretera y no hay acera, vereda, paso de peatones ni semáforos, y encima hay que cruzar cinco carriles».

Y en los jardines, no solo comparten el sino del resto de la ciudad, con la mosca blanca y los pulgones. Además, tienen una plaga de hormigas que se mete por las casas.

La radiografía está hecha. Y el diagnóstico es que no se tiene en cuenta la opinión de los vecinos de Jinámar. «El Ayuntamiento ha engañado a los vecinos, porque prometieron un centro social, un parque para la fase III, embellecer las zonas comunes entre los bloques, etc. y nada de esto se ha realizado», exponen los colectivos en un manifiesto que firman Thenesor, Avanza con Dignidad, La solidaridad del Valle, Mujeres Flora Tristán, Virgen Blanca, La Primavera Hoya Agüeidita, Jóvenes de Jinámar, Los Cedros del Cortijo, Las Higueras de Monte Quemado, Club de Pensionista Vidamar, Red de Solidaridad Popular de Jinámar, Asociación de Enfermos del Corazón y Pulmón de Canarias y el colectivo Armiche de Eucaliptos II.

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«Queremos participar en las decisiones que nos afectan», prosigue Suárez, «la participación ciudadana del Ayutnamiento no nos deja opinar».

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